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El planeta se encamina hacia un caos climático según un nuevo informe internacional
lunes, noviembre 03, 2025

El planeta se encamina hacia un caos climático según un nuevo informe internacional

Incendio forestal nocturno con llamas y humo intenso que reflejan el impacto del cambio climático y el aumento de desastres ambientales en el planeta.

Un estudio liderado por la Universidad Estatal de Oregón advierte que la Tierra ha superado la mayoría de sus límites vitales y que 2024 fue probablemente el año más cálido de los últimos 125 000 años. Aun así, los científicos sostienen que todavía es posible evitar las peores consecuencias si se actúa con urgencia.

La humanidad está viviendo muy por encima de las posibilidades ecológicas del planeta. En 2024, el Día del Sobregiro de la Tierra —la fecha en que se consumen los recursos naturales que el planeta puede regenerar en un año— se alcanzó el 1 de agosto. En países con alto nivel de consumo, como los Países Bajos, el “Día del Sobregiro Nacional” llegó incluso el 1 de abril. En términos globales, si toda la población mundial viviera como los neerlandeses, serían necesarias cuatro Tierras para sostener ese nivel de vida.

Estas cifras forman parte del nuevo “World Scientists’ Warning: The State of the Climate 2025”, un informe publicado en BioScience por doce científicos internacionales liderados por William J. Ripple y Christopher Wolf, de la Universidad Estatal de Oregón, con el respaldo de más de 15 000 firmantes científicos en todo el mundo. El documento advierte que 22 de los 34 “indicadores vitales” del sistema terrestre se encuentran en niveles críticos, desde la concentración de dióxido de carbono hasta la pérdida récord de hielo polar.

Señales en rojo en todo el planeta

Según los autores, la humanidad se adentra en una etapa de riesgos interconectados que amenazan con desestabilizar las sociedades y ecosistemas. “Sin una estrategia efectiva, pronto enfrentaremos riesgos en cascada que podrían desbordar a las sociedades en todo el mundo”, alertó Ripple. “Estamos siguiendo un camino extremadamente peligroso hacia un caos provocado por el clima”.

El informe detalla que el consumo de combustibles fósiles alcanzó en 2024 su nivel más alto de la historia. La energía proveniente del carbón, el petróleo y el gas fue 31 veces superior a la generada por fuentes renovables como la solar y la eólica combinadas. A ello se suman océanos que se calientan más rápido que nunca y pierden oxígeno a ritmo acelerado, afectando a la vida marina y a las pesquerías.

Los desastres naturales también rompen récords. En 2025, la Unión Europea vivió la peor temporada de incendios forestales registrada, con más de 1 000 000 de hectáreas calcinadas. En Estados Unidos, las inundaciones en Texas dejaron al menos 135 muertos, mientras que los incendios alrededor de Los Ángeles provocaron daños estimados en 250 000 millones de dólares.

A pesar de este panorama sombrío, Ripple subraya que “aún no es demasiado tarde para limitar el daño, incluso si no logramos por completo el objetivo de temperatura del Acuerdo de París”. Pero el margen de maniobra es mínimo: “Debemos actuar ahora. Significa acelerar el abandono de los combustibles fósiles, proteger los ecosistemas y transformar nuestros sistemas alimentarios”, enfatizó.

La Tierra cambia más rápido que nunca

Los investigadores señalan que la velocidad del cambio climático se está intensificando por efectos combinados: la disminución del albedo (la capacidad de reflejar la luz solar en superficies heladas), la reducción de aerosoles que antes ayudaban a enfriar la atmósfera y alteraciones en la formación de nubes. Este conjunto de factores amplifica el calentamiento global y podría desencadenar puntos de no retorno.

Sin embargo, el informe también ofrece un atisbo de esperanza. “El cambio social puede acelerarse de forma masiva mediante movimientos pacíficos y globales”, apuntan los autores, destacando el papel de la ciudadanía en el impulso de transformaciones estructurales. Estos movimientos, señalan, podrían convertirse en “puntos de inflexión sociales” capaces de revertir la inercia política y económica que sostiene el uso de combustibles fósiles.

El investigador Christopher Wolf, coautor del estudio, advierte que la humanidad vive en un estado de “sobrecarga ecológica”. “La población, el consumo de carne y el crecimiento económico alcanzan cifras récord, con 1,3 millones de personas y medio millón de animales de granja añadidos cada semana”, explicó. “Esto no puede sostenerse. La solución pasa por reformas estructurales justas y una reducción del consumo excesivo por parte de las poblaciones más ricas”.

Wolf señala que la desigualdad global agrava la crisis climática, pues los países de mayores ingresos concentran el 70 % del consumo energético y generan la mayoría de las emisiones históricas. “Los cambios deben ser profundos y equitativos: no se trata solo de tecnología, sino de justicia climática”, afirmó.

A segundos de la medianoche

Cada fracción de grado de calentamiento cuenta, recuerdan los científicos. Una menor subida de la temperatura implica menos olas de calor, menos desastres naturales y menos inseguridad alimentaria. Por eso, el informe insiste en que las medidas deben aplicarse con urgencia y escala global.

Ripple insiste en que las soluciones ya existen y son económicamente viables. “Tenemos a nuestro alcance todas las herramientas para estabilizar el clima: energías renovables, reforestación, eficiencia energética y políticas de conservación. Solo falta valentía política”, declaró. “Podemos contener el calentamiento si actuamos con rapidez y decisión. Pero el tiempo se agota; si no actuamos ahora, las oportunidades se habrán agotado por completo”.

El estudio de BioScience enfatiza que la resiliencia climática debe integrarse en las políticas nacionales e internacionales, incluyendo la seguridad alimentaria, la planificación urbana y la defensa. “Es imprescindible garantizar una transición socialmente justa lejos de los combustibles fósiles, sin dejar atrás a las comunidades dependientes de ellos”, añadió Ripple.

El documento concluye que, aunque la humanidad enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia, el futuro aún está por escribirse. Los autores destacan que la ventana de acción no está cerrada, pero se estrecha con rapidez. “Cada año que perdemos significa más sufrimiento humano y ecológico”, advierte el texto.

La advertencia de los científicos es clara: si el siglo XXI será recordado como el momento en que la Tierra entró en caos climático o como el punto de inflexión hacia una nueva era sostenible dependerá de las decisiones que se tomen en los próximos años, o incluso meses.

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