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La sonda Parker logra fotografiar la corona solar desde una distancia récord de 6 millones de kilómetros
martes, julio 15, 2025

La sonda Parker logra fotografiar la corona solar desde una distancia récord de 6 millones de kilómetros

Imagen de la sonda Parker Solar Probe acercándose al Sol, con su escudo térmico enfrentando la intensa radiación solar cerca de la corona.

La NASA ha logrado un hito histórico en la exploración solar: la sonda Solar Parker tomó imágenes de la atmósfera externa del Sol —la corona— desde solo 6,11 millones de kilómetros, siete veces más cerca que cualquier misión anterior. A la par, la ESA reveló imágenes inéditas de los polos solares gracias a su misión Solar Orbiter. Estos avances permiten entender mejor fenómenos extremos como la aceleración del viento solar y el impredecible clima espacial.

La actividad del Sol afecta mucho más que a nuestra estrella: tiene consecuencias directas sobre los sistemas tecnológicos de la Tierra, desde satélites de comunicación hasta redes eléctricas. Pero a pesar de su cercanía en términos astronómicos, muchos de los procesos que ocurren en el Sol siguen siendo enigmáticos. ¿Por qué su atmósfera externa, la corona, alcanza temperaturas de más de un millón de grados Celsius, mientras que su superficie ronda solo los 5500 °C? ¿Cómo logra el viento solar, ese flujo constante de partículas cargadas, alcanzar velocidades de hasta 1 millón de kilómetros por hora? Estas preguntas fundamentales han impulsado algunas de las misiones espaciales más ambiciosas de las últimas décadas.

En diciembre de 2024, la sonda Solar Parker de la NASA se acercó como nunca antes a nuestra estrella, alcanzando una distancia mínima de 6,11 millones de kilómetros. Esta osada maniobra fue posible gracias a una tecnología de escudo térmico de última generación, capaz de resistir temperaturas extremas. Mientras tanto, la misión Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA) se enfocó en estudiar por primera vez en detalle los polos solares, regiones hasta ahora casi completamente desconocidas. Estas dos misiones complementarias han revolucionado simultáneamente nuestro entendimiento del Sol.

La sonda Parker cruza la corona solar a 700 000 km/h

El 24 de diciembre de 2024, la sonda Parker alcanzó su mayor aproximación al Sol, desplazándose a una velocidad de 700 000 kilómetros por hora. Este récord fue posible gracias a su protección térmica: un escudo compuesto de carbono de 11,4 centímetros de espesor, diseñado para resistir temperaturas de hasta 1377 °C.

Durante este sobrevuelo extremo, Parker atravesó directamente la corona solar, la capa más externa de la atmósfera del Sol. En ese momento, su instrumento de imagen WISPR (Wide-field Imager for Parker Solar Probe) logró capturar imágenes de altísima resolución de fenómenos solares sumamente energéticos. Entre ellos, colisiones de eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) y estructuras de gran escala como la hoja heliosférica, una especie de frontera magnética entre los hemisferios solares.

“En estas imágenes vemos CME’s sobreponiéndose y colisionando entre sí,” explicó Angelos Vourlidas, investigador principal asociado de la misión en la Universidad Johns Hopkins. “Estas colisiones aceleran partículas hasta velocidades cercanas a la de la luz, lo cual representa un serio peligro para astronautas y satélites.”

Los videos obtenidos por la NASA muestran un constante flujo de viento solar siendo expulsado desde la corona, evidenciando cómo el Sol libera energía al espacio a través de partículas cargadas. Esta información resulta clave para predecir tormentas solares y su impacto en la Tierra.

Dos tipos de viento solar lento: nuevo hallazgo de Parker

Además de las imágenes sin precedentes, la misión Parker reveló un descubrimiento clave: existen al menos dos tipos distintos de viento solar lento. Uno de ellos se origina en las gasmantas situadas sobre regiones activas, mientras que el otro emana de zonas de baja actividad conocidas como manchas solares, donde los campos magnéticos se abren hacia el espacio.

Este hallazgo ayuda a explicar por qué el clima espacial resulta tan impredecible. Las variaciones en la fuente y estructura del viento solar hacen que las condiciones cambien de manera abrupta, dificultando las predicciones sobre su impacto en nuestro planeta. Esta variabilidad puede tener consecuencias prácticas graves, desde interrupciones en las telecomunicaciones hasta riesgos para misiones espaciales.

La sonda Parker ya había proporcionado imágenes significativas durante una pasada anterior en 2021, cuando se acercó a solo 13 millones de kilómetros del Sol. Entonces se registraron “jets” solares: brillantes chorros de partículas que emergen desde las profundidades de la corona.

Solar Orbiter observa el caos magnético en la región polar del Sol

Mientras Parker se aventuraba a través del horno solar, la sonda Solar Orbiter de la ESA exploraba los polos solares, regiones muy difíciles de observar desde la Tierra o incluso desde órbitas convencionales. En marzo de 2025, la nave alcanzó una inclinación de 17° respecto al plano de la eclíptica, permitiéndole observar directamente el polo sur del Sol.

Utilizando una combinación de instrumentos como PHI (Polarimetric and Helioseismic Imager), EUI (Extreme Ultraviolet Imager) y SPICE (Spectral Imaging of the Coronal Environment), Solar Orbiter detectó una compleja red de interacciones magnéticas que describen una región caótica.

“No sabíamos qué esperar —los polos son literalmente terra incognita,” afirmó Sami Solanki, director del Instituto Max Planck de Investigación Solar. “Este caos magnético nos ayuda a entender por qué el campo magnético del Sol cambia de polaridad cada 11 años, pero de manera irregular.”

SPICE también logró medir, por primera vez, corrientes de gas a 10 000 °C que se elevan desde la región de transición hacia la corona. Estas mediciones son clave para entender cómo se transporta la energía dentro del Sol y cómo se desencadenan fenómenos explosivos como las erupciones solares.

Estos datos complementan descubrimientos anteriores de la ESA, como la detección de gigantescos vórtices en los polos solares, parecidos a tormentas ciclónicas que podrían influir en el comportamiento global del campo magnético solar.

Una sinergia sin precedentes entre misiones espaciales

La colaboración entre la NASA y la ESA en estas dos misiones ha resultado ser especialmente fructífera. Mientras Parker toma mediciones locales y en tiempo real desde dentro del viento solar, Solar Orbiter proporciona una visión más amplia del contexto global. Juntas, permiten una correlación directa entre fenómenos locales y dinámicas de gran escala.

Por ejemplo, las llamadas “switchbacks”, estructuras en forma de zeta detectadas por Parker dentro del viento solar, parecen tener un origen en las células de supergranulación visibles en la superficie solar. Al mismo tiempo, Solar Orbiter observa cómo estas estructuras afectan a los polos solares y cómo se redistribuyen los flujos magnéticos.

Ambas sondas emplean la asistencia gravitacional de Venus para ajustar sus órbitas y acercarse progresivamente más al Sol. Estos sobrevuelos permiten no solo obtener mejores datos, sino también ahorrar combustible y extender la duración de las misiones.

Próximos pasos: eclipses artificiales y un nuevo máximo solar

Con miras a obtener observaciones aún más detalladas, la ESA lanzó en 2024 la misión Proba-3: un conjunto de dos satélites diseñados para crear un eclipse solar artificial. Uno de ellos porta un disco de ocultación de 1,4 metros, bloqueando la luz solar directa, mientras el otro captura imágenes nítidas de la corona. Esta tecnología ha sido ya validada exitosamente en pruebas recientes.

Mientras tanto, la NASA prepara el próximo sobrevuelo cercano de Parker, previsto para el 15 de septiembre de 2025. En esa fecha, la sonda volverá a atravesar la corona solar, lo que podría proporcionar datos aún más espectaculares. Por su parte, Solar Orbiter aumentará progresivamente su inclinación orbital, alcanzando los 33° respecto a la eclíptica en 2029. Este ángulo permitirá obtener las imágenes más claras hasta ahora de los polos solares.

Un nuevo capítulo en la física solar

El trabajo conjunto de Parker Solar Probe y Solar Orbiter ha iniciado una nueva era en el estudio del Sol. Por primera vez, se están obteniendo observaciones que permiten relacionar directamente la actividad solar con sus efectos sobre la Tierra. Desde la formación de auroras hasta la interrupción de sistemas eléctricos, el clima espacial ya no será un enigma tan impenetrable.

La comunidad científica está entusiasmada con lo que está por venir. Con el máximo solar previsto para el periodo 2024–2026, se espera una intensificación de la actividad solar que brindará nuevas oportunidades para estudiar estos fenómenos.

“Esto es solo el comienzo,” declaró Daniel Müller, científico del proyecto Solar Orbiter en la ESA. “Estamos reescribiendo por completo el manual de la física solar.”

Las próximas etapas de ambas misiones prometen seguir sorprendiendo. Por primera vez, no estamos simplemente mirando al Sol desde lejos; estamos, literalmente, tocando su atmósfera y explorando sus regiones más ocultas. Y en el proceso, nos acercamos cada vez más a entender a fondo a la estrella que hace posible la vida en la Tierra.

Fuente: NASA. (2024, December 18). NASA’s Parker Solar Probe snaps closest-ever images to Sun. NASA Science. https://science.nasa.gov/science-research/heliophysics/nasas-parker-solar-probe-snaps-closest-ever-images-to-sun/

Fuente: European Space Agency. (2023, October 17). Solar Orbiter gets world-first views of the Sun’s poles. ESA. https://www.esa.int/Science_Exploration/Space_Science/Solar_Orbiter/Solar_Orbiter_gets_world-first_views_of_the_Sun_s_poles

Fuente: European Space Agency. (2020, January 31). Extreme exploration with Solar Orbiter and Parker Solar Probe. ESA. https://www.esa.int/ESA_Multimedia/Images/2020/01/Extreme_exploration_with_Solar_Orbiter_and_Parker_Solar_Probe

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