Inicio
Botánica
Cambio Climático
Plantas
Algunas higueras pueden transformar parte de su madera en piedra, y eso podría ayudar a combatir el cambio climático
martes, julio 08, 2025

Algunas higueras pueden transformar parte de su madera en piedra, y eso podría ayudar a combatir el cambio climático

Higuera tropical creciendo en un paisaje cálido, con ramas robustas y hojas verdes, símbolo de captura de carbono natural y sostenible.

Investigadores han descubierto que ciertas especies de higueras pueden almacenar dióxido de carbono en forma de carbonato cálcico, una forma mineral que permanece mucho más tiempo en el suelo. Este hallazgo abre una nueva vía en el uso de árboles comestibles como herramienta eficaz frente al calentamiento global.

Durante mucho tiempo, los árboles se han considerado una de las principales herramientas naturales en la lucha contra el cambio climático. A través de la fotosíntesis, capturan dióxido de carbono (CO₂) de la atmósfera y lo convierten en carbono orgánico, formando parte de sus raíces, troncos, ramas y hojas. Pero un nuevo estudio sugiere que algunas especies, como ciertas higueras africanas, pueden ir más allá: son capaces de convertir parte de ese carbono en una forma mineral que se integra al suelo y permanece allí durante mucho más tiempo.

El hallazgo, que fue presentado en la conferencia internacional Goldschmidt Conference —organizada por la Asociación Europea de Geoquímica y la Sociedad Geoquímica de Estados Unidos, celebrada este mes en Praga—, sugiere que este tipo de árboles podrían desempeñar un papel aún más relevante del que se pensaba en la mitigación del cambio climático.

Higueras que se convierten en roca

El equipo de investigadores, encabezado por el científico Mike Rowley, estudió varias especies de higueras (Ficus) nativas de Kenia. En su análisis detectaron que estas plantas no solo almacenaban carbono en forma orgánica, como es habitual, sino también como carbonato cálcico (CaCO₃), un compuesto mineral que también se encuentra en rocas como la caliza. Este proceso, que puede describirse como una forma de “verstenen” o petrificación parcial, transforma partes de la madera en algo muy parecido a la piedra.

“Encontramos evidencia de formación de carbonato cálcico no solo en la superficie del tronco de las higueras, sino también en las estructuras internas de la madera”, explicó Rowley. “Esto demuestra que el carbono inorgánico se puede almacenar más profundamente en el árbol de lo que se pensaba anteriormente”.

Este fenómeno ocurre gracias a la interacción entre las higueras y microorganismos especializados —bacterias y hongos— que transforman cristales de oxalato cálcico, formados por el propio árbol, en carbonato cálcico. Esta conversión no solo contribuye a la captura de carbono, sino que también enriquece el suelo al liberar nutrientes importantes y elevar los niveles de calcio disponibles.

Más allá de la fotosíntesis: el poder del carbono inorgánico

Lo que hace particularmente prometedor este hallazgo es la durabilidad del carbono almacenado. El carbono orgánico, que constituye la biomasa de los árboles, puede regresar fácilmente a la atmósfera cuando la materia vegetal muere y se descompone. En cambio, el carbono en forma de carbonato cálcico es mucho más estable y puede permanecer en el suelo durante siglos o incluso milenios.

Este tipo de almacenamiento prolongado es crucial si se busca reducir los niveles de CO₂ atmosférico a largo plazo. “El carbono orgánico tiene un ciclo de vida relativamente corto, mientras que el carbono inorgánico puede ser un sumidero más duradero”, señaló Rowley durante la conferencia.

Aunque ya se sabía que algunas especies tropicales tienen esta capacidad, es la primera vez que se documenta en árboles que también producen alimentos, como es el caso de las higueras. Esto representa una oportunidad doble: plantar árboles que no solo capturen CO₂ de forma más eficiente, sino que además proporcionen alimentos y otros beneficios ecosistémicos.

Un enfoque prometedor para la agroforestería

La agroforestería —la práctica de integrar árboles en los sistemas agrícolas— ha ganado relevancia como una estrategia sostenible tanto para la producción de alimentos como para la mitigación climática. El nuevo estudio refuerza esta visión al sugerir que, si se eligen las especies adecuadas, los árboles cultivados no solo podrían absorber carbono durante su vida, sino también “sellarlo” en el suelo por generaciones.

“Si vamos a plantar árboles en sistemas agroforestales con el objetivo de capturar carbono y producir alimentos, deberíamos considerar especies que también fijen carbono en forma inorgánica”, afirmó Rowley. “Esto proporciona un beneficio adicional que puede tener un impacto significativo a largo plazo”.

El investigador destacó que hasta la fecha se han identificado muchas especies capaces de producir carbonato cálcico, aunque es probable que existan muchas más por descubrir. El equipo está convencido de que este tipo de árboles podrían representar una herramienta subestimada en los programas de reforestación y agricultura sostenible.

Una llamada a explorar nuevas especies “mineralizadoras”

El descubrimiento de este proceso en las higueras es solo la punta del iceberg. El equipo de Rowley cree que muchas más especies de árboles podrían tener esta capacidad de “verstenen” parte de su estructura mediante la acumulación de compuestos minerales derivados del carbono.

“Pensamos que hay muchas más especies con esta capacidad aún por descubrir”, señaló Rowley. “Y si podemos identificar y cultivar estas especies estratégicamente, podemos tener un impacto aún mayor en la mitigación del cambio climático”.

Los investigadores hacen un llamado a ampliar los estudios sobre árboles que acumulan carbonato cálcico y a considerar esta propiedad en los esfuerzos de reforestación y restauración de ecosistemas. “No todos los árboles son iguales en términos de secuestro de carbono. Algunos hacen más que simplemente absorber CO₂; también pueden almacenarlo en formas que duran mucho más”, concluyó Rowley.

Perspectivas para un futuro más resiliente

Este descubrimiento pone en evidencia que aún existen mecanismos poco explorados mediante los cuales la naturaleza puede contribuir a la lucha contra el calentamiento global. Si bien plantar árboles siempre ha sido visto como una solución viable y económica para absorber carbono, ahora se sabe que ciertas especies pueden hacerlo de forma más eficaz y permanente.

En un mundo donde los niveles de CO₂ continúan en aumento y los efectos del cambio climático se hacen cada vez más evidentes, estrategias innovadoras como esta se vuelven esenciales. Aprovechar la capacidad de ciertas higueras y otros árboles para convertir carbono en piedra puede ser una pieza clave en los esfuerzos globales por construir un futuro más sostenible.

La investigación también plantea nuevas preguntas para futuras exploraciones científicas: ¿qué condiciones favorecen la formación de carbonato cálcico? ¿Cómo influyen los suelos, el clima o las interacciones microbianas en este proceso? Y, más importante aún, ¿qué otras especies cultivables podrían ofrecer este beneficio dual de alimentar a las personas y secuestrar carbono a largo plazo?

Por ahora, las higueras keniatas se presentan como un inesperado aliado en la lucha contra el cambio climático. Árboles milenarios, conocidos desde tiempos antiguos por sus frutos simbólicos, podrían convertirse también en guardianes silenciosos del carbono, almacenándolo en el corazón mismo de su madera transformada en piedra.

Fuente: University of Leeds. (2025, July 6). Fig trees can store carbon as rock – and that’s good news. ScienceDaily. https://www.sciencedaily.com/releases/2025/07/250706225819.htm

Sin comentarios