Un equipo internacional de investigadores ha descubierto recetas médicas y consejos de belleza escondidos en los lugares más insospechados: manuscritos religiosos y académicos de la Edad Media. Entre los hallazgos más insólitos destaca un tratamiento capilar que incluye ceniza de lagartija, sal y vinagre, registrado en un antiguo libro sacerdotal.
Durante siglos, los estudiosos asumieron que el conocimiento médico de la Alta Edad Media se conservaba únicamente en tratados especializados. Sin embargo, un nuevo estudio internacional desafía esa idea al revelar que gran parte de esta sabiduría fue registrada en los márgenes y páginas en blanco de manuscritos que aparentemente no tenían relación alguna con la medicina. Textos de teología, astronomía o incluso gramática resultaron ser inesperados depósitos de conocimientos sobre salud y cosmética.
El proyecto, impulsado por el Corpus of Early Medieval Latin Medicine, involucra a investigadores de las universidades de Utrecht, Oslo, Binghamton, Fordham y St Andrews. Este equipo multidisciplinario ha duplicado el número de textos médicos conocidos del primer milenio de nuestra era al identificar nuevas fuentes ocultas a simple vista.
Una búsqueda meticulosa en los márgenes del saber
El hallazgo fue en parte casual. La investigadora Carine van Rhijn, medievalista de la Universidad de Utrecht, relató que todo comenzó cuando, al estudiar manuscritos religiosos, notó la aparición esporádica de consejos médicos. “Comenzó con descubrimientos fortuitos mientras buscaba otras cosas”, explicó. “Cuando empezó a repetirse el hallazgo de conocimientos médicos en manuscritos no médicos, decidimos buscar de manera sistemática”.
Este enfoque meticuloso requirió revisar miles de páginas digitalizadas, ya que los algoritmos modernos aún no son capaces de detectar adecuadamente este tipo de contenido. “Trabajamos mayoritariamente con manuscritos digitalizados, pero hay que revisarlos a mano, hoja por hoja”, señaló Van Rhijn. “Una computadora no puede identificar recetas médicas, ni descifrar la caligrafía de esa época con precisión”. El trabajo, aunque arduo, resultó altamente fructífero.
El insólito caso del champú con ceniza de lagartija
Entre las decenas de textos redescubiertos, uno en particular ha captado la atención de los investigadores y del público: una receta cosmética para un champú que utiliza ingredientes tan inesperados como ceniza de lagartija. El texto, encontrado en un libro litúrgico, detalla paso a paso cómo preparar y aplicar esta mezcla capilar.
“El procedimiento consistía en lavar primero la cabeza con una solución de sal y vinagre, lo cual tenía un efecto antiséptico y eliminaba parásitos”, explicó Van Rhijn. “Después se aplicaba una mezcla de aceite, una planta aromática como el romero y la ceniza del reptil. En esencia, eso es jabón: grasa, fragancia y un abrasivo”.
Aunque hoy pueda parecer extraño, la receta revela que incluso en los siglos más tempranos de la Edad Media, las personas estaban preocupadas por su higiene y aspecto físico. “Esto demuestra que la imagen de los medievales como bárbaros sucios no se sostiene”, remarcó Van Rhijn. “Se preocupaban por su apariencia y utilizaban los recursos a su alcance para cuidarse”.
Medicina en lugares inesperados
Una característica destacada de los hallazgos es su ubicación inusual. Muchas de estas recetas y anotaciones médicas se encuentran en los márgenes, portadas o páginas en blanco de manuscritos que trataban sobre temas completamente distintos, como la teología o las matemáticas eclesiásticas.
“Parece extraño, pero para los lectores medievales no lo era tanto”, explicó Van Rhijn. “El pergamino era un material caro pero muy duradero. Si descubrías algo que valía la pena conservar, tenía sentido anotarlo en un espacio disponible. Las recetas son generalmente breves, así que cabían perfectamente en márgenes o páginas vacías”.
Estas anotaciones, denominadas por los investigadores como “notas ad hoc”, reflejan decisiones personales. No se trata simplemente de copias de textos, sino de registros de conocimientos que los lectores consideraban valiosos, creíbles o útiles.
Manuscritos compuestos: cuando la medicina y la religión conviven
En otros casos, las recetas médicas no fueron añadidas en márgenes, sino que formaban parte integral del contenido original del manuscrito. “A veces encontramos varias páginas dedicadas a textos médicos dentro de libros cuya función principal era otra, como manuales de computus”, añadió Van Rhijn. El computus era un método utilizado para calcular la fecha de la Pascua, basado en el ciclo lunar.
Este vínculo entre medicina y computus se basaba en creencias comunes de la época, como que la luna influía en la salud humana. Así, resultaba lógico combinar estos saberes en una misma obra. De igual forma, los manuales de formación para sacerdotes podían incluir consejos de salud, dado que los sacerdotes eran, en muchos casos, los únicos alfabetizados en las aldeas y a quienes se acudía en busca de conocimiento de todo tipo, incluyendo el médico.
Tratamientos cotidianos y con ingredientes locales
La mayoría de las recetas halladas abordan dolencias comunes, como dolores de cabeza, inflamaciones de garganta o hemorroides. Los remedios propuestos recurren a productos fáciles de encontrar en el entorno local, como hierbas silvestres, vinagre, grasa animal y minerales.
“Los ingredientes provenían directamente del campo”, explicó Van Rhijn. “No sabemos si todos estos remedios funcionaban, pero lo que sí es claro es que la gente creía en su eficacia”. El hecho de que estas fórmulas se hayan transmitido y reproducido con tanto entusiasmo indica que eran consideradas valiosas.
Derribando mitos sobre la Edad Media
El estudio no solo amplía el número de textos médicos conocidos, sino que también ofrece una imagen más matizada y humana del mundo medieval. “Una de las principales conclusiones es que el conocimiento médico estaba por todas partes”, señaló James Palmer, historiador de la Universidad de St Andrews. “Estos textos demuestran que las personas de esa época eran curiosas y recopilaban cualquier información que pudiera ser útil”.
Esto contradice la visión común de que la Iglesia rechazaba la medicina o que la Edad Media fue una época estancada intelectualmente. “El proyecto desmonta varios prejuicios sobre los siglos oscuros”, sostuvo Van Rhijn. “La idea de que no hubo creatividad ni desarrollo simplemente no se sostiene”.
Un tesoro por descubrir
Otra creencia errónea que el proyecto combate es la de que ya se ha descubierto todo lo importante sobre la Edad Media. “Se suele pensar que todo ya está dicho, pero eso no es cierto”, indicó Van Rhijn. “La gente no busca si cree que no hay nada que encontrar”.
Gracias a este esfuerzo académico, hoy se dispone de una nueva y valiosa fuente de información sobre cómo pensaban, vivían y se cuidaban las personas en tiempos remotos. “Con un poco de esfuerzo, uno logra asomarse a la vida de personas reales que intentaban resolver sus problemas como mejor podían”, concluyó Van Rhijn. “Y eso también nos invita a reflexionar: si comparamos lo que usamos hoy con el champú de lagartija, ¿quién dice que lo moderno no es también un poco extraño?”
Acceso abierto al legado médico medieval
Como parte del proyecto, los investigadores han puesto a disposición del público una lista con 198 manuscritos que contienen estos nuevos hallazgos. Quienes deseen profundizar en las recetas, tratamientos y consejos de salud de hace más de mil años pueden consultarlos directamente a través de la plataforma del proyecto.
Este trabajo, que combina tecnología moderna con un riguroso análisis histórico, marca un hito en el conocimiento del pensamiento y la cultura médica medieval, demostrando que aún quedan muchas sorpresas escondidas entre las páginas de los antiguos manuscritos.
Fuente: University of St Andrews. (2025, 27 de junio). Lizard shampoo and spheres of death: New work sheds light on Dark Age medicine. https://news.st-andrews.ac.uk/archive/lizard-shampoo-and-spheres-of-death-new-work-sheds-light-on-dark-age-medicine/
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