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En 2032 un asteroide podría impactar la Luna: científicos advierten de consecuencias para los satélites terrestres
jueves, junio 26, 2025

En 2032 un asteroide podría impactar la Luna: científicos advierten de consecuencias para los satélites terrestres

Imagen de la superficie lunar iluminada, con detalles de cráteres visibles bajo la luz solar.

Un nuevo estudio señala que existe una pequeña pero significativa posibilidad de que el objeto 2024 YR4 colisione con la Luna dentro de siete años. Aunque no representa una amenaza directa para la vida en la Tierra, sí podría desencadenar una lluvia de escombros espaciales con potencial para dañar satélites y afectar comunicaciones globales.

Un asteroide del tamaño de un edificio de gran altura podría chocar contra la Luna en el año 2032. Aunque esto no representa un peligro para la superficie terrestre, el fenómeno podría tener un impacto considerable en la red de satélites que orbitan nuestro planeta. Así lo advierte un nuevo estudio elaborado por un equipo de astrónomos de la Universidad de Western Ontario en Canadá, que ha sido presentado en el servidor de prepublicaciones científicas arXiv y enviado al Astrophysical Journal Letters.

El cuerpo celeste en cuestión es 2024 YR4, un asteroide con un diámetro de aproximadamente 60 metros. Aunque su tamaño pueda parecer modesto en comparación con otros astros del sistema solar, es más que suficiente como para haber sido clasificado como potencialmente peligroso si se dirigiera hacia la Tierra. En caso de impactar contra nuestro planeta, explican los autores, su energía sería equiparable a la de una explosión nuclear capaz de destruir una ciudad mediana.

De amenaza para la Tierra a posible impacto lunar

La historia de 2024 YR4 es reciente. Descubierto a finales de 2024, este objeto generó inquietud en la comunidad astronómica cuando las primeras estimaciones indicaban que existía una posibilidad del 3,1 % de que impactara contra la Tierra. Sin embargo, observaciones más recientes han descartado esa posibilidad. El telescopio espacial James Webb, mediante un rastreo más preciso de la trayectoria del objeto, confirmó que el asteroide no se dirige hacia nuestro planeta.

No obstante, la Luna sigue en riesgo. La probabilidad de que 2024 YR4 impacte contra el satélite natural es del 4,3 %, una cifra baja pero no insignificante, sobre todo si se consideran las posibles consecuencias del evento. Según los investigadores, de producirse, esta colisión sería la más grande registrada en la superficie lunar en los últimos cinco mil años.

“El impacto liberaría una cantidad de energía similar a la de una explosión nuclear”, explica Paul Wiegert, astrónomo y autor principal del estudio. “Las simulaciones indican que podrían ser expulsados hasta 100 millones de kilogramos de material lunar al espacio, lo que plantea nuevos riesgos para los satélites que orbitan la Tierra”.

El polvo lunar: amenaza para satélites, no para humanos

Aunque una lluvia de escombros de origen lunar pueda sonar apocalíptica, los expertos aclaran que la atmósfera terrestre protege al planeta de cualquier daño directo. “La atmósfera de la Tierra actúa como un escudo eficaz frente al polvo y fragmentos que miden desde milímetros hasta unos pocos centímetros”, subraya Wiegert en declaraciones a la agencia AFP. “Esos materiales se desintegran antes de llegar a la superficie”.

Sin embargo, la situación es distinta para los satélites artificiales. Una partícula de apenas un centímetro, si viaja a decenas de miles de kilómetros por hora, tiene el mismo poder destructivo que una bala de alta velocidad. Las simulaciones del equipo muestran que, si el impacto se produce en la cara visible de la Luna —es decir, la que siempre está orientada hacia la Tierra—, cerca del 10 % del material expulsado podría ser atrapado por la gravedad terrestre y dirigirse hacia la órbita baja del planeta.

Ese escenario supondría una amenaza directa para la red global de satélites, que desempeñan funciones cruciales en la vida moderna: desde las telecomunicaciones y el posicionamiento GPS hasta la vigilancia meteorológica y la observación astronómica. “Los satélites podrían recibir un impacto equivalente a más de mil veces la cantidad de meteoroides que enfrentan normalmente en un día”, afirma Wiegert. Dado que se espera que el número de satélites en órbita aumente considerablemente de aquí a 2032, la amenaza cobra aún más relevancia.

Un espectáculo celeste sin precedentes… si se da

A pesar del potencial riesgo para los dispositivos orbitales, el fenómeno también podría brindar un espectáculo astronómico de proporciones inéditas. De concretarse el impacto, los científicos predicen una intensa lluvia de meteoros visibles desde la Tierra durante varios días consecutivos. “Sería una auténtica exhibición de fuegos artificiales celestes”, apuntan los autores del estudio. El brillo generado por los fragmentos al entrar en la atmósfera terrestre podría ofrecer imágenes similares a las de las conocidas lluvias de meteoros, pero mucho más intensas y prolongadas.

El grado de visibilidad dependerá de si la colisión ocurre en la cara lunar orientada hacia nuestro planeta, una posibilidad que por ahora tiene apenas un 2 % de probabilidades. En caso contrario, el fenómeno quedaría oculto tras la esfera lunar. Además, no será posible confirmar la trayectoria exacta de 2024 YR4 hasta el año 2028, cuando las condiciones astronómicas permitan nuevas observaciones de alta precisión.

¿Podría evitarse el impacto?

En caso de que se confirme un posible impacto contra la Luna, los astrónomos consideran viable la posibilidad de desviar el asteroide mediante una misión espacial. Ya existe un precedente exitoso: en 2022, la NASA logró alterar la órbita del asteroide Dimorphos utilizando la nave DART (Double Asteroid Redirection Test), que se estrelló intencionadamente contra el objeto. Esta misión marcó un hito en los esfuerzos de defensa planetaria, al demostrar que es posible modificar la trayectoria de un cuerpo celeste utilizando tecnología actual.

“2024 YR4 es aproximadamente la mitad de ancho que Dimorphos y posee solo el 10 % de su masa”, indican los científicos. Por lo tanto, sería un candidato ideal para repetir la estrategia de desviación. No obstante, existen desafíos. “Si el objeto pasa muy cerca de la Tierra sin llegar a impactar, los márgenes para una intervención efectiva se reducen significativamente”, advierte Wiegert. “Una desviación fallida podría generar más riesgos que beneficios”.

Una oportunidad para ensayar la defensa planetaria

Más allá del peligro potencial para satélites y las expectativas de un posible espectáculo astronómico, el caso de 2024 YR4 representa una valiosa oportunidad para avanzar en el diseño y ejecución de misiones de defensa planetaria. Aunque el objetivo sea proteger la Luna y no la Tierra, los aprendizajes derivados podrían resultar cruciales ante una amenaza futura real contra nuestro planeta.

“El impacto de objetos de este tamaño es extremadamente raro, pero no imposible”, señalan los autores en el estudio. “Contar con sistemas de alerta temprana y tecnologías probadas de desviación puede marcar la diferencia entre una catástrofe global y una simple anécdota científica”.

El estudio, que aún no ha sido revisado por pares, ha sido enviado al Astrophysical Journal Letters para su evaluación formal. Hasta entonces, los resultados deben ser considerados preliminares. No obstante, la posibilidad de un impacto lunar con efectos sobre la infraestructura espacial terrestre ya está generando interés entre las agencias espaciales internacionales.

2028: el próximo momento clave

Los astrónomos seguirán observando la trayectoria de 2024 YR4 en los próximos años. Las condiciones más favorables para su estudio se darán en 2028, cuando podrá ser observado nuevamente con telescopios terrestres y espaciales de alta resolución. Solo entonces se podrá determinar con mayor precisión si el objeto amenaza con colisionar con la Luna.

Hasta ese momento, el escenario permanece abierto. Y aunque el riesgo inmediato para la humanidad es nulo, el caso de 2024 YR4 subraya la importancia de mantener una vigilancia constante del espacio cercano y de invertir en tecnologías que permitan prevenir desastres antes de que ocurran.

“La defensa planetaria no es ciencia ficción: es una necesidad”, concluye Paul Wiegert. “Y cada nueva asteroide es un recordatorio de que vivimos en un sistema solar activo, donde los riesgos, aunque remotos, son reales.”.

Fuente: Wiegert, P., & Ramon, T. (2025). Impacts of asteroid 2024 YR₄ on the Moon and implications for the Earth-Moon system [Preprint]. arXiv. https://arxiv.org/abs/2506.11217

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