Un equipo internacional de paleontólogos descubrió en la isla escocesa de Skye un fósil excepcionalmente bien conservado de hace 167 millones de años, correspondiente a una lagartija del Jurásico con características propias de las serpientes, lo que aporta nuevas claves sobre la evolución de los reptiles.
El hallazgo, publicado en la revista Nature, corresponde a uno de los ejemplares de lagarto más completos conocidos de ese periodo, lo que lo convierte en una pieza única para entender el origen de los escamosos —grupo que agrupa a lagartos, gecos y serpientes—. La criatura, bautizada como Breugnathair elgolensis, muestra una sorprendente combinación de rasgos primitivos y avanzados, entre ellos mandíbulas flexibles y dientes curvados en forma de gancho, similares a los de los pitones modernos.
Los especialistas señalan que se trata de un descubrimiento que desafía las clasificaciones previas. Hasta ahora, los fósiles con elementos semejantes a los de serpientes y a los de gecos se habían interpretado como vestigios de animales distintos. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que esas características podían coexistir en un solo organismo, lo que amplía las posibilidades de reconstruir la evolución temprana de los reptiles escamosos.
Una “falsa serpiente” del Jurásico
La especie fue nombrada Breugnathair elgolensis, que en gaélico significa “falsa serpiente de Elgol”, en referencia al área del sur de Skye donde fue encontrada. El fósil salió a la luz en 2016 durante una expedición liderada por Stig Flash, del National Museums Scotland, y desde entonces el ejemplar ha sido sometido a un minucioso proceso de análisis e imágenes en alta resolución durante casi una década.
Los investigadores señalan que el animal medía unos 40 centímetros de largo, con un cuerpo relativamente corto y extremidades bien desarrolladas, aunque con una dentadura claramente depredadora. Sus mandíbulas poseían la capacidad de alojar dientes recurvados, lo que le permitía sujetar con firmeza a sus presas, una estrategia de caza muy semejante a la de las serpientes actuales.
“Las serpientes son animales extraordinarios que desarrollaron cuerpos alargados y sin extremidades a partir de ancestros con forma de lagarto”, explicó Roger Benson, de la Universidad de Oxford y coautor del estudio. “Breugnathair tiene características de serpiente en los dientes y las mandíbulas, pero en otros aspectos resulta sorprendentemente primitivo. Esto podría indicarnos que los antecesores de las serpientes eran muy distintos de lo que pensábamos, o bien que ciertos hábitos depredadores similares a los de las serpientes evolucionaron de manera independiente en un grupo ya extinguido”.
El rompecabezas evolutivo de los escamosos
Los lagartos y las serpientes forman juntos el clado Squamata, que constituye la rama más diversa de los reptiles vivos. Sin embargo, el origen y diversificación temprana de este grupo ha sido difícil de rastrear debido a la escasez de fósiles bien preservados de esa época. Breugnathair ha sido clasificado en una nueva familia de depredadores extintos llamada Parviraptoridae, hasta ahora conocida únicamente por restos fragmentarios.
Con este descubrimiento, las piezas del rompecabezas comienzan a encajar. Según Susan Evans, de la University College London, la relevancia de las formaciones rocosas en Skye radica en que contienen algunos de los fósiles más completos de reptiles del Jurásico Medio. “Encontrar este fósil es como descubrir la parte superior de un rompecabezas después de haberlo armado sin la imagen de referencia”, señaló la investigadora. “Nos muestra que la evolución rara vez sigue un camino lineal: los animales podían exhibir al mismo tiempo rasgos antiguos y otros que se consideraban más modernos”.
La combinación de atributos semejantes a los de serpientes y a los de gecos, en un mismo ejemplar, plantea nuevas preguntas sobre cómo y cuándo surgieron estas adaptaciones. Los autores del estudio sugieren que los escamosos del Jurásico pudieron experimentar una gran diversidad de formas corporales y estrategias depredadoras, algunas de las cuales no sobrevivieron hasta la actualidad.
Un depredador en los ecosistemas de Skye
Con sus 40 centímetros de longitud, Breugnathair probablemente ocupaba un rol importante dentro de su ecosistema. Los investigadores creen que se alimentaba de pequeños vertebrados, entre ellos otros lagartos, pequeños mamíferos primitivos e incluso crías de dinosaurios. Sus dientes curvados le habrían permitido capturar y retener a presas inquietas, impidiéndoles escapar una vez atrapadas.
El fósil también sugiere que las adaptaciones de tipo “serpentino” no eran exclusivas de las líneas evolutivas que condujeron a las serpientes modernas, sino que pudieron surgir de manera paralela en diferentes grupos. Para los científicos, esto refuerza la idea de que la evolución es un proceso de experimentación constante, en el que se exploran múltiples posibilidades de diseño corporal y comportamiento.
Aunque aún no es posible afirmar con certeza si Breugnathair está directamente emparentado con los ancestros de las serpientes, el hallazgo acerca a los paleontólogos a una respuesta. Como explica Benson, “el fósil nos lleva un paso más cerca de entender el origen de las serpientes, pero todavía no resuelve el misterio por completo. Lo que sí nos da es una esperanza renovada de que descubrimientos futuros aporten la claridad que necesitamos”.
Una ventana al Jurásico escocés
La isla de Skye se ha consolidado como uno de los lugares más ricos en fósiles del Jurásico Medio en Europa. Allí se han hallado restos de dinosaurios, cocodrilos primitivos, anfibios y mamíferos tempranos, lo que convierte a la región en un laboratorio natural para reconstruir la vida de hace más de 160 millones de años.
El estudio de Breugnathair elgolensis no solo proporciona un retrato de la diversidad de reptiles del Jurásico, sino que también invita a repensar las narrativas tradicionales sobre la evolución de los escamosos. La combinación de mandíbulas flexibles, dientes de depredador y extremidades robustas en un mismo animal demuestra que la transición hacia formas más especializadas fue compleja y no lineal.
Los paleontólogos esperan que nuevas excavaciones en Skye y en otras regiones del mundo revelen más ejemplares similares, capaces de llenar los vacíos que aún persisten en el registro fósil. Mientras tanto, Breugnathair se suma como una pieza clave en la historia evolutiva de los reptiles, recordando que las respuestas más sorprendentes pueden encontrarse en lugares insospechados, enterradas durante millones de años en las rocas de Escocia.
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