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El lado oculto de la Luna sería más frío que la cara visible, según un nuevo análisis de muestras traídas por la misión Chang’e 6
jueves, octubre 02, 2025

El lado oculto de la Luna sería más frío que la cara visible, según un nuevo análisis de muestras traídas por la misión Chang’e 6

Imagen de la Luna mostrando la diferencia entre la cara visible hacia la Tierra y la cara oculta más montañosa y cubierta de cráteres.

La cara oculta de la Luna siempre ha despertado fascinación y misterio. Ahora, gracias a un nuevo estudio internacional, los científicos han encontrado indicios sólidos de que esta región es significativamente más fría que la parte visible desde la Tierra.

Investigadores del University College London (UCL) llegaron a esta conclusión tras examinar rocas y suelo lunar recolectados en 2024 por la misión china Chang’e 6, la primera en traer a la Tierra muestras de la cara oculta. Los fragmentos fueron extraídos de la cuenca Apolo, una enorme depresión de impacto situada en esa región poco explorada del satélite.

Una diferencia térmica de hasta 100 grados

Según el comunicado difundido por EurekAlert!, los investigadores determinaron que las rocas recolectadas por la misión Chang’e 6 tienen unos 2800 millones de años y se formaron a partir de magma a temperaturas cercanas a los 1100 °C. Esa cifra es aproximadamente 100 grados menor que las registradas en formaciones equivalentes de la cara visible de la Luna.

El profesor Yang Li, autor principal del estudio, explicó la relevancia del hallazgo: “La cara frontal y la trasera de la Luna muestran diferencias muy marcadas en la superficie y probablemente también en el interior. Es todavía un gran misterio cómo se originó esa asimetría. Nosotros hablamos de una Luna de dos caras. Desde hace tiempo sospechábamos que existía un gran contraste de temperatura entre los mantos de ambas regiones, pero nuestro trabajo aporta la primera evidencia basada en muestras reales”.

Este descubrimiento, añaden los investigadores, sugiere que las diferencias no se limitan al exterior visible, sino que penetran profundamente en el interior lunar.

Un relieve más abrupto y menos volcanismo

Las variaciones entre ambas mitades del satélite son conocidas desde hace décadas. La cara visible es relativamente plana y está cubierta de extensas llanuras oscuras, formadas por antiguos mares de lava. La cara oculta, en cambio, posee una corteza más gruesa, mayor densidad de cráteres y un relieve más accidentado. Además, presenta menos evidencia de volcanismo y escasas planicies basálticas.

Los científicos atribuyen esa diferencia a una distribución desigual de elementos radiactivos como uranio, torio y potasio, que al desintegrarse producen calor. Su menor presencia en la cara oculta habría hecho que esa parte fuera menos activa y más fría. Una de las hipótesis es que un impacto colosal —provocado por un asteroide o un objeto planetario— redistribuyó los materiales internos, concentrando los elementos productores de calor en la cara visible.

Otra teoría plantea que la Luna pudo haberse formado a partir de la fusión de dos satélites distintos, con historias térmicas diferentes. También se considera que la atracción gravitatoria de la Tierra habría influido en el calentamiento adicional de la cara que nos muestra constantemente.

El valor único de las muestras

Para esta investigación, los expertos analizaron 300 gramos de regolito, compuestos en su mayoría por granos de basalto. La importancia de este material es enorme, ya que hasta ahora no se había obtenido ninguna muestra de la cara oculta de la Luna.

Los investigadores midieron variaciones en isótopos de plomo mediante una microsonda de iones, lo que les permitió fechar las rocas en 2800 millones de años. Esta técnica se basa en el ritmo estable de desintegración del uranio hacia el plomo. Posteriormente, recurrieron a diferentes métodos para estimar la temperatura de los minerales cuando se formaron, comparando los resultados con simulaciones computacionales y modelos de evolución térmica. En todos los casos, el resultado fue consistente: las rocas de la cara oculta eran más frías que las de la cara visible en el momento de su origen.

Claves para entender el origen de la Luna

Los resultados también ayudan a avanzar en las teorías sobre el origen y evolución lunar. Una de las hipótesis más aceptadas es que la Luna se formó tras la colisión de la Tierra primitiva con un protoplaneta del tamaño de Marte. En sus primeros momentos, el satélite estuvo cubierto por un océano de magma, del cual se cristalizaron distintos tipos de rocas.

Entre esos materiales se encuentra el denominado KREEP, una combinación de potasio (K), elementos de tierras raras (REE, por sus siglas en inglés) y fósforo (P). Este conjunto concentra elementos radiactivos capaces de generar calor durante su desintegración. En un principio se pensaba que estaba distribuido uniformemente en el manto lunar, pero hoy se cree que se acumuló principalmente en la cara visible, lo que explicaría su mayor actividad volcánica.

La investigación de Chang’e 6 aporta un respaldo adicional a esta idea: la asimetría térmica y química entre las dos mitades de la Luna es mucho más profunda de lo que se creía. Dado que el satélite se enfría de manera extremadamente lenta desde su origen, es probable que estas diferencias se mantengan por miles de millones de años más.

En palabras de Yang Li, “el estudio nos ofrece una ventana única para comprender cómo se formó la Luna y cómo evolucionaron sus dos hemisferios de manera tan distinta. Esto no solo enriquece nuestro conocimiento sobre el satélite, sino también sobre la evolución de los planetas rocosos del Sistema Solar”.

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