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Niños que crecen con perros tendrían menos riesgo de desarrollar asma, revela investigación canadiense
lunes, septiembre 29, 2025

Niños que crecen con perros tendrían menos riesgo de desarrollar asma, revela investigación canadiense

Bebé sentado junto a un perro, simbolizando estudio que relaciona la convivencia temprana con perros con menor riesgo de asma infantil.

Un estudio presentado en el Congreso de la Sociedad Respiratoria Europea sugiere que los bebés expuestos a proteínas de perros en sus primeros meses de vida tienen casi la mitad de probabilidades menos de desarrollar asma en los primeros años, aunque los gatos no parecen ofrecer la misma protección.

El asma es una de las enfermedades crónicas más comunes en la infancia y representa un importante reto para la salud pública en todo el mundo. Se estima que millones de niños la padecen, y que en algunos casos incluso deben ser hospitalizados tras sufrir crisis respiratorias graves. Por eso, la búsqueda de estrategias preventivas resulta prioritaria. Un equipo de investigadores canadienses acaba de aportar nuevos datos sorprendentes: la convivencia temprana con perros podría reducir de forma significativa el riesgo de desarrollar esta enfermedad respiratoria.

Un seguimiento exhaustivo de más de 1000 niños

El trabajo, presentado durante el European Respiratory Society Congress celebrado en Ámsterdam, siguió durante cinco años a más de 1000 niños desde su nacimiento. Los científicos recolectaron muestras de polvo de las habitaciones de los bebés cuando tenían entre tres y cuatro meses de edad. En ellas analizaron la presencia de proteínas específicas: una asociada a perros y otra a gatos, ambas derivadas de la piel y la saliva de los animales. Además, incluyeron en el análisis una sustancia bacteriana común en muchos hogares.

Pasados cinco años, los investigadores comprobaron qué niños habían desarrollado asma. El resultado fue claro: alrededor de uno de cada quince lo había hecho. Sin embargo, los pequeños que habían estado expuestos desde muy temprana edad a mayores concentraciones de proteínas de perro presentaban un 48 % menos de probabilidades de padecer la enfermedad.

Mejores resultados en la función pulmonar

El estudio también encontró que estos niños mostraban un mejor desempeño en pruebas de función pulmonar, como la capacidad de expulsar aire con fuerza tras una inhalación profunda. Este efecto positivo fue más notorio en los menores que, por su genética, ya tenían un riesgo más elevado de sufrir problemas respiratorios. Los investigadores realizaron análisis de sangre para identificar los factores hereditarios relacionados con asma y otras alergias.

En contraste, ni la exposición a proteínas de gato ni a la sustancia bacteriana común tuvieron algún impacto en la probabilidad de desarrollar asma. Esta diferencia resulta especialmente llamativa, pues indica que los beneficios observados parecen ser exclusivos de la convivencia con perros.

Un misterio aun sin resolver

La pregunta clave que surge de estos resultados es por qué los perros ejercen un efecto protector y los gatos no. Los propios autores del trabajo reconocen que el mecanismo biológico todavía no se entiende del todo. Una hipótesis es que la exposición temprana a proteínas de perro “entrena” al sistema inmunológico del bebé para que no reaccione de manera exagerada más adelante, actuando como una especie de vacunación natural. Otra posibilidad es que la presencia de perros altere la microbiota nasal del niño —el conjunto de bacterias en las vías respiratorias superiores— y que esa modificación contribuya a una mejor defensa frente a inflamaciones en los pulmones.

Sin embargo, los especialistas advierten que esta misma exposición puede ser perjudicial si un niño ya es alérgico a los perros, ya que en esos casos los síntomas asmáticos pueden empeorar. “El hallazgo es prometedor, pero debemos ser cautos. No se trata de recomendar que todas las familias adopten un perro como medida preventiva”, señalaron los autores del estudio en el comunicado difundido por la plataforma Scimex.

Implicaciones para la salud pública

El asma representa un coste elevado para los sistemas de salud. Solo en países como los Países Bajos, se calcula que cerca del 7 % de los niños y adolescentes conviven con esta enfermedad, lo que supone un gasto de casi 500 millones de euros al año. Estos datos refuerzan la importancia de cualquier avance que permita reducir la incidencia, especialmente en etapas tempranas de la vida.

No obstante, los investigadores insisten en que sus hallazgos muestran una asociación y no una relación de causa y efecto. Es decir, no se puede afirmar que tener un perro evite automáticamente el desarrollo del asma. La decisión de incorporar una mascota al hogar debe ser meditada, considerando la responsabilidad que implica el cuidado del animal y la posibilidad de alergias.

Un punto de partida para nuevas investigaciones

Aunque todavía preliminar —el estudio fue presentado en congreso y no ha pasado por revisión por pares—, este trabajo abre nuevas líneas de investigación sobre la interacción entre los animales domésticos y el desarrollo del sistema inmunológico en los primeros meses de vida. Los científicos planean continuar analizando cómo la exposición ambiental en la infancia puede influir en la salud respiratoria a largo plazo.

“Sabemos que los niños pasan la mayor parte de su tiempo en casa y están expuestos a multitud de partículas y microorganismos. Comprender qué elementos son dañinos y cuáles protectores es clave para mejorar la prevención del asma”, explicó el equipo en su presentación.

En conclusión, mientras la ciencia sigue buscando respuestas definitivas, este estudio aporta una pista inesperada: la convivencia temprana con perros podría estar asociada a un menor riesgo de asma en la infancia, un dato que podría cambiar la forma en que se abordan las estrategias preventivas en los próximos años.

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