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¿Está ocurriendo en la actualidad una extinción masiva de plantas y animales?
sábado, septiembre 06, 2025

¿Está ocurriendo en la actualidad una extinción masiva de plantas y animales?

Quema de bosque para agricultura: área talada y carbonizada a la derecha, bosque a la izquierda. La deforestación impulsa la extinción de plantas y animales.

En el mundo se vive una crisis de biodiversidad marcada por el cambio climático, la pérdida de hábitats y la contaminación, pero la gran incógnita científica es si este fenómeno puede considerarse ya como una sexta extinción masiva.

Un equipo de investigadores ha analizado el alcance real de las pérdidas biológicas en los últimos siglos y concluye que, aunque los daños son graves, no alcanzan aún el nivel de una extinción masiva comparable a las cinco grandes catástrofes del pasado geológico de la Tierra. El trabajo, realizado por John Wiens, de la Universidad de Arizona, y Kristen Saban, de la Universidad de Harvard, fue publicado en la revista PLOS Biology y aporta una perspectiva novedosa al intenso debate científico sobre la magnitud de la crisis actual.

El estudio se centra en una cuestión clave: ¿el número de especies y grupos taxonómicos desaparecidos desde 1500 basta para hablar de un proceso de extinción masiva o se trata de un fenómeno grave, pero todavía distante de los mayores colapsos biológicos de la historia?

El debate científico sobre la sexta extinción

El concepto de “sexta extinción masiva” ha ganado fuerza en los últimos años. Numerosos científicos sostienen que la presión humana sobre los ecosistemas, sumada al calentamiento global, la contaminación y la expansión agrícola, está provocando una desaparición de especies a un ritmo que no se había visto en tiempos modernos. Algunos cálculos llegan a estimar que, desde el año 1500, podrían haberse perdido más de 200 000 especies, lo que en términos de biodiversidad sería un golpe comparable a los mayores desastres naturales del pasado.

Sin embargo, otros investigadores llaman a la cautela. Señalan que los grandes eventos de extinción conocidos en la historia de la Tierra, como el que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años o la crisis pérmica que eliminó a la mayor parte de la vida marina hace 252 millones de años, implicaron pérdidas de entre el 70 y el 90 % de todas las especies en relativamente poco tiempo geológico. Frente a esas cifras, la magnitud de las desapariciones modernas podría ser todavía limitada.

Kristen Saban explica que uno de los retos es diferenciar la percepción social del término “extinción masiva” de la definición científica estricta. Según la investigadora, “es importante no trivializar las amenazas actuales, pero también necesitamos datos precisos y bien analizados para no sobredimensionar lo que ocurre y, al mismo tiempo, poder enfocar mejor los esfuerzos de conservación”.

Un análisis a gran escala de plantas y animales

El estudio se basó en la revisión de más de 22 000 géneros de plantas y animales, todos ellos evaluados previamente por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Se trata de un conjunto importante de datos, aunque representa solo una fracción de los más de 209 000 géneros conocidos.

Los investigadores identificaron que, desde 1500, han desaparecido 102 géneros completos. Esta cifra supone menos del 0,5 % de los géneros revisados. Para ponerlo en perspectiva, los eventos de extinción masiva del pasado llegaron a eliminar proporciones muchísimo más altas de géneros y familias enteras en un lapso relativamente corto.

John Wiens subraya que “la extinción de géneros sigue siendo un fenómeno poco frecuente en plantas y animales, y cuando ocurre suele estar concentrada en grupos que habitan en islas, más vulnerables por su aislamiento”. El científico añade que, contrariamente a lo que algunos trabajos previos han sugerido, en lugar de acelerarse, el ritmo de desaparición de géneros parece haberse ralentizado en los últimos 100 años.

Las especies más afectadas

El análisis reveló que la mayoría de los géneros desaparecidos correspondían a aves y mamíferos. Más del 75 % de estas extinciones fueron de especies endémicas de islas, un patrón que confirma la fragilidad de los ecosistemas insulares frente a la introducción de especies invasoras, la caza o la degradación de hábitats.

Los periodos de mayor pérdida se registraron a finales del siglo XIX y principios del XX, momentos en los que la colonización de territorios insulares y la explotación de recursos naturales se intensificaron. Desde entonces, aunque el número de especies amenazadas ha crecido, el ritmo de desaparición de géneros completos no se ha incrementado de forma proporcional.

Estos resultados difieren de otros estudios que alertaban de una aceleración sin precedentes de las extinciones. Para Wiens, esta discrepancia es clave: “Una investigación reciente sugirió que la pérdida de géneros estaba aumentando rápidamente y que este hecho podía poner en riesgo la supervivencia de la humanidad. En cambio, nuestros datos muestran que las extinciones de géneros son muy poco comunes y que no han aumentado en el último siglo”.

¿Extinción masiva o crisis de biodiversidad?

El contraste entre los distintos estudios refleja la complejidad del problema. Mientras algunos expertos consideran que los datos actuales no alcanzan aún el umbral de una extinción masiva, otros advierten que la tendencia puede empeorar drásticamente si no se toman medidas urgentes para frenar la destrucción de hábitats y el cambio climático.

La dificultad radica en los criterios que se usan para definir un evento de extinción masiva. Si se emplea la definición estricta basada en pérdidas porcentuales a gran escala, aún no estaríamos en ese punto. Pero si se toma en cuenta la velocidad con la que las especies desaparecen debido a la acción humana y el impacto irreversible sobre los ecosistemas, algunos científicos consideran que el proceso ya ha comenzado.

La paradoja es que ambas visiones pueden ser ciertas en diferentes niveles taxonómicos. Mientras que a nivel de géneros y familias las pérdidas todavía son bajas, a nivel de especies los números son mucho más alarmantes.

Las amenazas actuales no deben minimizarse

Aunque el estudio de Wiens y Saban plantea que no estamos aún en una sexta extinción masiva, los autores insisten en que esto no significa que la situación sea menos grave. La pérdida de especies, incluso si no llega a un colapso masivo global, ya afecta a la estabilidad de ecosistemas enteros y pone en riesgo la seguridad alimentaria, el acceso al agua y el equilibrio climático.

Kristen Saban lo resume así: “Ahora más que nunca, dado el escepticismo que existe hacia la ciencia en algunos sectores de la sociedad, es fundamental que el trabajo sobre conservación se realice con rigor y que los resultados se comuniquen con precisión. No debemos exagerar ni minimizar lo que está en juego”.

El mensaje central es que la humanidad todavía está a tiempo de frenar un escenario catastrófico, pero ello exige un compromiso firme para proteger hábitats, reducir emisiones contaminantes y reforzar las políticas de conservación a nivel global.

Mirando hacia el futuro

La investigación aporta una pieza más a un debate que seguirá abierto durante años. La cuestión de si estamos inmersos en una sexta extinción masiva depende tanto de cómo se definan los criterios científicos como de las acciones que tomemos en las próximas décadas.

Por ahora, lo que está claro es que el planeta ya ha perdido cientos de especies en los últimos siglos, y que millones más se encuentran en riesgo por la presión humana. La historia de las cinco grandes extinciones pasadas muestra que la vida en la Tierra es resiliente, pero también que los procesos de recuperación tras un colapso biológico global pueden tardar millones de años.

La diferencia fundamental en esta ocasión es que las causas de la crisis actual no provienen de impactos cósmicos ni de volcanismo masivo, sino de las actividades humanas. Eso significa que, a diferencia del pasado, las decisiones colectivas que se adopten hoy pueden cambiar el rumbo del futuro.

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