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La exposición a sustancias PFAS podría aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 hasta en un 31 %, según un nuevo estudio estadounidense
viernes, julio 25, 2025

La exposición a sustancias PFAS podría aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 hasta en un 31 %, según un nuevo estudio estadounidense

Imagen de utensilios de cocina y envases con PFAS, relacionados con el aumento del riesgo de diabetes tipo 2, según estudio del hospital Mount Sinai.

Investigadores del hospital Mount Sinai de Nueva York han hallado una preocupante asociación entre los niveles elevados de compuestos químicos PFAS —presentes en productos cotidianos como sartenes antiadherentes, chaquetas impermeables y envases de comida rápida— y un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. El estudio, publicado esta semana en la revista eBioMedicine, se suma a una creciente evidencia científica que apunta a los efectos nocivos de estos compuestos conocidos como “químicos eternos” o forever chemicals.

Las conclusiones surgen de un análisis detallado de sangre y datos médicos de 360 personas, provenientes del programa BioMe, una base de datos clínica con más de 70 000 participantes. Según los autores, los individuos con mayores niveles de PFAS presentaban un riesgo hasta un 31 % más alto de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con quienes tenían niveles más bajos. Incluso al considerar factores como edad, sexo, peso corporal y antecedentes familiares, la relación entre PFAS y la enfermedad metabólica se mantuvo significativa.

Una amenaza silenciosa en productos cotidianos

Los PFAS, o sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, son un grupo de miles de compuestos químicos diseñados para resistir el calor, el agua, el aceite y las manchas. Esta resistencia ha llevado a su uso extendido en una amplia gama de productos de consumo e industriales, desde utensilios de cocina y ropa hasta cosméticos, espumas contra incendios y envases de alimentos. Sin embargo, esa misma durabilidad hace que los PFAS no se degraden fácilmente ni en el ambiente ni en el cuerpo humano, acumulándose progresivamente con el paso del tiempo.

“PFAS son sustancias químicas sintéticas que se mantienen en nuestro cuerpo durante mucho tiempo porque no se descomponen fácilmente”, explica el doctor Vishal Midya, investigador principal del estudio y miembro de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai. “Nuestro estudio muestra que estos compuestos alteran procesos metabólicos esenciales, afectando especialmente la regulación del azúcar en la sangre y aumentando así el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.”

Los mecanismos detrás de esta asociación no son todavía del todo comprendidos, pero los investigadores apuntan a que los PFAS podrían estar interfiriendo con la producción de aminoácidos, la respuesta del organismo a medicamentos y, en general, la homeostasis metabólica. Estas alteraciones, según Midya, podrían contribuir a un entorno fisiológico más propenso a enfermedades crónicas.

Riesgos a largo plazo y la importancia del exposoma

La investigación dirigida por el equipo de Mount Sinai se enmarca en un enfoque cada vez más adoptado en la medicina ambiental: el exposoma. Este concepto busca comprender la totalidad de exposiciones ambientales a las que una persona está sujeta a lo largo de su vida —desde la gestación hasta la vejez— y cómo estas influyen en la aparición de enfermedades.

“Esta no es una relación aislada. Cada vez más estudios sugieren que la exposición a PFAS está vinculada a problemas crónicos como obesidad, disfunciones hepáticas y ahora también la diabetes tipo 2”, afirma Damaskini Valvi, coautora de la investigación y también docente en Mount Sinai. “Es crucial entender cómo interactúan estos químicos con factores genéticos y de estilo de vida para desencadenar enfermedades metabólicas”.

Valvi subraya la necesidad de ampliar los estudios longitudinales que sigan a las personas desde el nacimiento —o incluso antes— hasta la edad adulta avanzada, con el fin de identificar los períodos más vulnerables a este tipo de exposición química. También recalca la urgencia de integrar el estudio del exposoma en las políticas de salud pública para prevenir enfermedades prevenibles mediante intervenciones ambientales.

Diabetes tipo 2: una epidemia global agravada por contaminantes

La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles elevados de glucosa en la sangre debido a una resistencia a la insulina o a una producción insuficiente de esta hormona. Aunque los factores genéticos y de estilo de vida —como el sobrepeso y la inactividad física— son conocidos, el papel de contaminantes químicos como los PFAS está cobrando cada vez mayor protagonismo en la investigación biomédica.

A nivel mundial, se estima que más de 530 millones de personas viven con diabetes, y la cifra sigue en aumento, especialmente en países de ingresos bajos y medios. Este nuevo hallazgo ofrece una posible explicación parcial al aumento de la enfermedad, incluso en individuos sin antecedentes familiares ni hábitos de riesgo evidentes.

“El papel de los contaminantes ambientales ha sido subestimado durante mucho tiempo en la etiología de enfermedades crónicas”, sostiene Midya. “Si bien la dieta y el ejercicio siguen siendo claves para la prevención, no podemos ignorar las influencias externas a las que estamos constantemente expuestos”.

¿Qué se puede hacer para reducir la exposición?

Aunque es prácticamente imposible evitar por completo los PFAS, los expertos sugieren varias medidas para reducir la exposición en la vida diaria. Entre ellas, optar por utensilios de cocina sin recubrimientos antiadherentes que contengan PFAS, evitar el uso de textiles con tratamientos impermeables, y reducir el consumo de alimentos procesados y envasados en materiales con estas sustancias.

Además, algunos gobiernos y organizaciones internacionales han comenzado a regular el uso de PFAS, prohibiéndolos en ciertos productos o limitando sus niveles en el agua potable. Sin embargo, estas medidas no son uniformes a nivel global, y muchos países carecen de regulaciones específicas para estos compuestos.

“El consumidor puede jugar un papel activo en la protección de su salud”, indica Valvi. “Elegir productos libres de PFAS no solo protege al individuo, sino que también envía una señal clara a los fabricantes sobre la necesidad de alternativas más seguras.”

Un llamado urgente a la prevención ambiental

El estudio del Mount Sinai, aunque de tamaño relativamente pequeño (360 participantes), representa uno de los análisis más detallados hasta la fecha sobre la relación entre PFAS y diabetes tipo 2 en una población urbana diversa. Sus resultados refuerzan la necesidad de actuar desde el ámbito sanitario, político y social para enfrentar el impacto de los contaminantes químicos en la salud pública.

Los investigadores concluyen su trabajo con un llamado a incluir la prevención ambiental como parte integral de las estrategias de salud contra la diabetes. Esto implica no solo promover una alimentación saludable y el ejercicio físico, sino también reducir la carga química a la que estamos expuestos desde temprana edad.

“Este estudio refuerza la idea de que la diabetes tipo 2 no es solo una enfermedad de la dieta o el estilo de vida”, afirma Midya. “También es una enfermedad del entorno.”

Fuente: Midya, V., Yao, M., Colicino, E., Barupal, D., Lin, X., Gennings, C., Chatzi, L., Setiawan, V. W., Loos, R. J. F., Walker, R. W., Walker, D. I., & Valvi, D. (2025). Exposure to per- and poly-fluoroalkyl substances in association to later occurrence of type 2 diabetes and metabolic pathway dysregulation in a multiethnic US population. eBioMedicine, 107, 105838. https://doi.org/10.1016/j.ebiom.2025.105838

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