Inicio
Extinto
Fósiles
Océano
Increíble hallazgo reescribe la historia del océano: los calamares ya dominaban los mares hace 100 millones de años
lunes, junio 30, 2025

Increíble hallazgo reescribe la historia del océano: los calamares ya dominaban los mares hace 100 millones de años

Calamar prehistórico representado en aguas profundas, símbolo de su dominio en los océanos hace 100 millones de años según estudio japoné

Durante mucho tiempo, se pensó que los antiguos mares del período Mesozoico estaban dominados por los icónicos ammonites, moluscos de caparazón espiral que desaparecieron tras la extinción masiva que acabó con los dinosaurios. Sin embargo, un reciente estudio dirigido por científicos japoneses pone esta visión de cabeza: los calamares —antepasados de los modernos cefalópodos— ya eran los verdaderos reyes de los océanos hace más de 100 millones de años.

Un equipo de investigación de la Universidad de Hokkaido, en Sapporo, ha revolucionado la paleontología marina al aplicar una novedosa técnica de escaneo tridimensional a rocas del Cretácico tardío, revelando más de mil fósiles de estructuras bucales de cefalópodos. Estos restos —sólidos, duros y extremadamente raros— no solo confirman la existencia de calamares durante ese remoto pasado, sino que revelan que estos animales eran mucho más diversos, abundantes y evolutivamente avanzados de lo que se había pensado hasta ahora.

La clave está en los picos: un tesoro fósil sin precedentes

A diferencia de los ammonites, los calamares y otros cefalópodos modernos no tienen caparazón mineralizado, lo que dificulta enormemente su preservación en el registro fósil. Sin embargo, poseen una estructura bucal conocida como pico o “saco mandibular”, que funciona como un par de mandíbulas similares al pico de un loro. Estas estructuras, compuestas de quitina endurecida, tienen una mayor probabilidad de fosilización que el resto del cuerpo blando del calamar.

Gracias a una técnica de escaneo de rocas en 3D desarrollada por el equipo japonés, los investigadores pudieron digitalizar completamente muestras de sedimentos marinos del periodo Cretácico. Este método permitió identificar más de 1.000 picos fosilizados, de los cuales 263 correspondían a calamares, incluyendo 40 especies que hasta ahora eran completamente desconocidas para la ciencia.

Según explica Shin Ikegami, autor principal del estudio publicado en Science, “estas estructuras ofrecen una ventana única al pasado de los cefalópodos. Aunque normalmente estos animales no dejan fósiles, sus picos nos permiten reconstruir no solo su presencia, sino también su diversidad y tamaño en una era que antes considerábamos dominada por otros depredadores marinos”.

Dominaban los océanos antes de la extinción de los dinosaurios

Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que los calamares no solo coexistieron con los ammonites y peces óseos durante el Cretácico, sino que eran incluso más numerosos y, en muchos casos, más grandes. Esto sugiere que su papel en el ecosistema marino fue mucho más importante de lo que se creía hasta ahora.

“Zoológicamente, estas criaturas eran mucho más avanzadas que los ammonites”, señala Ikegami. “Algunas de las especies que identificamos tenían tamaños comparables —o incluso superiores— a los de los ammonites con los que compartían el hábitat. Claramente, no eran actores secundarios: eran los depredadores dominantes del mar”.

Este descubrimiento desafía la narrativa tradicional que sostiene que los calamares comenzaron a diversificarse y a dominar los mares solo después de la extinción masiva ocurrida hace 65 millones de años. En cambio, los nuevos datos revelan que las dos principales familias de calamares modernos —los Myopsida, que habitan zonas costeras, y los Oegopsida, que viven en mar abierto— ya existían en abundancia hace 100 millones de años.

Una nueva mirada a la evolución de la inteligencia marina

Además de cambiar la perspectiva sobre quién dominaba los océanos prehistóricos, la investigación también plantea nuevas preguntas sobre la evolución de la inteligencia en el reino animal. Los calamares, al igual que sus parientes cercanos, los pulpos, son conocidos por su notable capacidad cognitiva, su velocidad y sus técnicas de camuflaje altamente desarrolladas.

“Estos animales fueron probablemente los primeros nadadores rápidos e inteligentes que alcanzaron el éxito ecológico en los mares antiguos”, afirma Yasuhiro Iba, coautor del estudio. “Sus picos nos muestran que ya tenían una gran capacidad para cazar, y la gran diversidad que observamos sugiere una rápida evolución y adaptación a diferentes entornos marinos”.

La existencia de una variedad tan amplia de calamares hace 100 millones de años sugiere que estos animales desarrollaron su agilidad, su sistema nervioso complejo y su comportamiento sofisticado mucho antes de lo que la ciencia había imaginado.

Tecnología de punta al servicio de la paleontología

Uno de los aspectos más destacados del estudio es la tecnología utilizada para descubrir estos fósiles. El equipo japonés empleó tomografía por micro-CT (microtomografía computarizada), una técnica que permite generar imágenes tridimensionales de altísima resolución del interior de las rocas sin dañarlas. Esta metodología representa un paso adelante crucial en la paleontología, ya que posibilita el descubrimiento de restos que antes eran prácticamente invisibles para el ojo humano.

“El uso de tecnología digital avanzada ha abierto literalmente una nueva dimensión en nuestra capacidad para explorar el pasado de los océanos”, explica Ikegami. “Ahora sabemos que el mundo marino del Cretácico estaba mucho más lleno de vida inteligente y diversa de lo que imaginábamos”.

Además, el hallazgo de fósiles en estado tan puro dentro de rocas delgadas también indica que ciertas regiones, como el norte de Japón, podrían ser yacimientos clave para seguir desentrañando los secretos del pasado marino profundo.

Implicancias para el estudio del cambio climático y la biodiversidad

Más allá de su impacto en la comprensión de la evolución marina, este tipo de descubrimientos también podría tener aplicaciones en la ciencia moderna. Al estudiar cómo los calamares antiguos respondieron a cambios ambientales drásticos en épocas pasadas —incluyendo variaciones en la temperatura del mar, niveles de oxígeno y composición química— los científicos pueden obtener pistas valiosas sobre cómo los ecosistemas oceánicos actuales podrían evolucionar frente al cambio climático actual.

“La historia de los calamares es también una historia de resiliencia”, apunta Iba. “Sobrevivieron a múltiples crisis planetarias y continuaron evolucionando. Estudiarlos no solo nos dice algo sobre el pasado, sino que también puede ayudarnos a comprender mejor el futuro de nuestros océanos”.

Los verdaderos pioneros del océano

La visión tradicional de los océanos prehistóricos dominados por ammonites y reptiles marinos se tambalea ante los nuevos datos. Los calamares, con su inteligencia, velocidad y habilidades cazadoras, parecen haber sido los verdaderos pioneros de la vida marina compleja mucho antes de la extinción de los dinosaurios y la aparición de los mamíferos modernos.

Estos cefalópodos no solo sobrevivieron al paso del tiempo, sino que evolucionaron hasta convertirse en algunas de las criaturas más fascinantes del océano moderno. Hoy, especies como el calamar gigante o el calamar vampiro descienden de estos antiguos señores del mar, que hace cien millones de años ya deslizaban sus cuerpos estilizados por aguas profundas y misteriosas.

Gracias a la unión de tecnología de vanguardia y la perseverancia de los investigadores, ahora sabemos que el legado de estos animales no solo perdura: también reescribe nuestra comprensión de la historia de la vida en la Tierra. Como señala el propio Ikegami: “Los océanos del Cretácico no eran un escenario estático; eran ecosistemas complejos donde la inteligencia y la rapidez ya marcaban la diferencia. Y en ese mundo, los calamares eran los reyes indiscutibles del mar”.

Fuente: Shin Ikegami et al. ,Origin and radiation of squids revealed by digital fossil-mining. Science 388, 1406-1409 (2025). DOI: https://doi.org/10.1126/science.adu6248

Sin comentarios