Un nuevo estudio advierte que incluso si conseguimos revertir el calentamiento global, los glaciares podrían tardar siglos o milenios en recuperarse.
Durante décadas, los glaciares han sido uno de los indicadores más visibles del cambio climático. Su retroceso es constante, alarmante y ampliamente documentado. Pero una nueva investigación publicada en la revista Nature Climate Change revela un panorama aún más desalentador: si la humanidad permite que las temperaturas globales superen temporalmente el umbral de 1,5 °C (incluso si luego se logra volver a ese límite) las consecuencias para los glaciares podrían ser irreversibles durante siglos o incluso milenios. Y con ello, también lo serían muchas de las funciones vitales que estos gigantes helados desempeñan en nuestro planeta.
El peligro oculto del “escenario de sobrepaso”
El estudio, dirigido por un equipo internacional de investigadores, explora las consecuencias de lo que se denomina un overshoot scenario, o “escenario de sobrepaso”. Se trata de un contexto en el cual las temperaturas globales exceden temporalmente el objetivo del Acuerdo de París (un aumento de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales) antes de estabilizarse nuevamente en ese umbral hacia el año 2300. Aunque pueda sonar como una desviación moderada y controlada, los investigadores advierten que este aparente “respiro” puede tener un costo enorme y duradero.
Según las proyecciones actuales, el mundo está en camino a una subida de temperaturas de alrededor de 3 °C si no se toman medidas más estrictas. El estudio simula precisamente ese escenario: una subida que alcanza los 3 °C para el año 2150, seguida por un enfriamiento gradual que reduce la temperatura global a 1,5 °C hacia finales del siglo XXIII. Sin embargo, aunque la temperatura global se recupere, los glaciares no siguen ese mismo ritmo.
“Queríamos averiguar si los glaciares pueden recuperarse una vez que la temperatura del planeta vuelve a niveles más seguros. Esa es una pregunta que muchas personas se hacen: ¿volverán a crecer los glaciares durante nuestras vidas o las de nuestros hijos? Por desgracia, nuestros resultados indican que no será así”, explica Fabien Maussion, glaciólogo y coautor del estudio.
Glaciares: testigos lentos y vulnerables del cambio climático
A diferencia de otros componentes del sistema climático, los glaciares reaccionan lentamente a las variaciones de temperatura. Esto significa que, aunque el planeta se caliente o enfríe en cuestión de décadas, los glaciares continúan respondiendo a las condiciones pasadas. Esta inercia térmica convierte a los glaciares en archivos vivientes del clima… pero también en víctimas silenciosas del retraso en la acción climática.
En un escenario sin sobrepaso, en el que se logra limitar la temperatura global a 1,5 °C desde el inicio, el estudio estima que aproximadamente un 35 % del volumen glaciar mundial desaparecería. Es una pérdida considerable, pero aún conservadora si se compara con el escenario de sobrepaso: en este último, se estima que los glaciares perderían un 62 % de su volumen total para el año 2500.
Ese 62 % se desglosa así: un 35 % desaparece en la fase inicial de calentamiento, un 16 % adicional durante el pico del sobrepaso (hasta el año 2200), y un 11 % más en los tres siglos posteriores, incluso cuando las temperaturas ya hayan vuelto a niveles “seguros”.
¿Recuperación? No durante esta era
El impacto de este fenómeno no es homogéneo. Las grandes masas de hielo cercanas a los polos, como las que se encuentran en Groenlandia o la Antártida, muestran cierto potencial de recuperación… pero solo en escalas temporales que superan con creces la expectativa de vida humana.
“Nuestros modelos muestran que se necesitarán siglos (o incluso milenios) para que los grandes glaciares cercanos a los polos se recuperen de un sobrepaso de 3 °C”, afirma la glacióloga Lilian Schuster, investigadora principal del estudio y miembro de la Universidad de Bremen. “En el caso de los glaciares más pequeños, como los de los Alpes, el Himalaya o los Andes tropicales, el panorama es aún más sombrío: su recuperación no será posible durante las próximas generaciones. Solo hacia el año 2500 podríamos ver signos de regeneración.”
Estas proyecciones implican que generaciones enteras, nacidas y por nacer, vivirán en un mundo donde muchos glaciares serán apenas vestigios de lo que alguna vez fueron. “El cruce temporal del umbral de 1,5 °C, aunque se considere reversible en términos térmicos, implica pérdidas glaciares que quedan fijadas durante siglos”, advierte Schuster.
Consecuencias más allá del paisaje
La desaparición de los glaciares no es solo un drama estético o simbólico. Estos colosos de hielo cumplen funciones esenciales en los sistemas hidrológicos, ecológicos y sociales de muchas regiones del mundo.
Por ejemplo, en zonas como los Andes, el Himalaya y otras cadenas montañosas, el agua de deshielo glaciar es crucial durante las estaciones secas. “Cuando los glaciares retroceden, se libera más agua a corto plazo, lo que puede llevar a una falsa sensación de abundancia. Pero a medida que desaparecen, también lo hace esa fuente de agua vital para comunidades, cultivos y ecosistemas”, explica Schuster.
Irónicamente, incluso el eventual crecimiento de los glaciares podría causar problemas. Cuando un glaciar se expande, acumula agua en forma de hielo y reduce su aporte a los ríos y acuíferos. En lugares que dependen del deshielo para su abastecimiento hídrico, esta dinámica puede afectar la seguridad alimentaria, la producción hidroeléctrica y la biodiversidad. “Es demasiado pronto para determinar con precisión los impactos, pero nuestra investigación representa un primer paso hacia la comprensión de los efectos múltiples y complejos que los escenarios de sobrepaso pueden tener en los sistemas de agua y en la elevación del nivel del mar”, señala Schuster.
Un llamado a la acción urgente
Los autores del estudio subrayan que su investigación es solo una pieza del complejo rompecabezas que constituye el sistema climático terrestre. Sin embargo, las implicaciones son claras: permitir incluso un sobrepaso temporal del umbral de 1,5 °C pone en marcha procesos que pueden volverse imposibles de revertir en cualquier escala de tiempo significativa.
“Muchos de los daños no se pueden deshacer fácilmente, ni siquiera si las temperaturas globales regresan a niveles más seguros”, enfatiza Schuster. “Cuanto más esperemos para reducir las emisiones, más cargaremos a las generaciones futuras con cambios irreversibles.”
Los investigadores insisten en que es urgente evitar cualquier escenario de sobrepaso. Esto implica un cambio radical en las políticas climáticas actuales, que todavía permiten un margen de flexibilidad peligroso bajo la suposición de que un reequilibrio posterior será suficiente. Como demuestra este estudio, en el caso de los glaciares (y, posiblemente, de otros componentes del sistema terrestre) esa suposición es profundamente errónea.
Lecciones desde el hielo
En términos prácticos, la investigación proporciona datos fundamentales para la toma de decisiones. Las proyecciones sobre pérdida de masa glaciar pueden integrarse en los modelos de predicción del nivel del mar, en la planificación del uso del agua en regiones dependientes del deshielo, y en estrategias de adaptación al cambio climático.
Además, el estudio aporta un mensaje pedagógico poderoso: el sistema climático no responde como un interruptor que puede apagarse y encenderse a voluntad. Algunos cambios, una vez activados, siguen su curso incluso cuando se eliminan las causas iniciales. En este sentido, los glaciares son una advertencia helada que nos recuerda la urgencia de actuar antes de que sea demasiado tarde.
¿Una oportunidad perdida?
Para muchas personas que hoy son adultas, y para los niños que están creciendo ahora, los glaciares serán un recuerdo de archivo, una imagen congelada en los libros de ciencia o en las fotografías satelitales. La majestuosidad de los glaciares alpinos, la imponencia de los campos de hielo patagónicos o la enigmática presencia del hielo en las cumbres andinas podrían quedar relegadas al pasado.
Y aunque el estudio no cierra del todo la puerta a una recuperación a largo plazo, deja claro que esta no será visible ni para esta generación ni para la siguiente. “Lo que estamos viviendo hoy no es un paréntesis inofensivo. Es un punto de inflexión”, concluye Maussion.
Fuente: Schuster, L., Maussion, F., Rounce, D.R. et al. Cambio irreversible de glaciares y aguas acanaladas durante siglos después de superar los 1,5 °C. Nat. Clim. Chang. (2025). https://doi.org/10.1038/s41558-025-02318-w
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