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¿Por qué algunas personas recuerdan sus sueños y otras no? Un estudio tiene la respuesta
viernes, febrero 21, 2025

¿Por qué algunas personas recuerdan sus sueños y otras no? Un estudio tiene la respuesta

El sueño y la memoria onírica: factores que influyen en recordar los sueños.

Cada mañana, algunas personas se despiertan con recuerdos detallados de sus sueños, mientras que otras no logran recordar nada. ¿A qué se debe esta diferencia? Un nuevo estudio ha analizado los factores que influyen en la memoria onírica y ha revelado que la personalidad, los hábitos de sueño y la edad juegan un papel clave.

Los sueños han fascinado a la humanidad durante siglos y, aunque la ciencia ha avanzado en su comprensión, todavía quedan muchas incógnitas. “Los sueños son experiencias personales influenciadas por nuestras emociones, recuerdos y preocupaciones”, explica la investigadora Valentina Elce. “Sin embargo, los procesos cerebrales que los originan y la razón por la que los recordamos siguen siendo objeto de debate. Nuestro estudio busca comprender mejor este fenómeno”.

Se han propuesto muchas teorías sobre por qué algunas personas recuerdan sus sueños con facilidad, mientras que otras los olvidan al despertar. Se ha sugerido que factores como el género, la edad y la tendencia a la ensoñación diurna pueden influir, aunque los estudios han mostrado resultados contradictorios. Además, las diferencias en la personalidad o en las habilidades cognitivas no han sido concluyentes como factores determinantes.

La influencia de la pandemia en los sueños

Durante la pandemia de COVID-19, los científicos notaron un fenómeno curioso: más personas reportaban recordar sus sueños con mayor claridad. “Los cambios en las rutinas diarias y los patrones de sueño, como dormir más tiempo o despertarse más tarde, probablemente influyeron en este fenómeno”, señala Elce. “El sueño REM, que ocurre con mayor frecuencia en la mañana, está asociado con sueños más vívidos y fáciles de recordar. Además, durante la pandemia, muchas personas tuvieron sueños más emocionales y relacionados con la ansiedad, lo que también facilita su recuerdo”.

Este fenómeno sugiere que la cantidad y la calidad del sueño juegan un papel fundamental en la memoria onírica. Cuando el descanso es fragmentado o insuficiente, es menos probable que una persona recuerde lo que soñó. También se ha demostrado que factores externos, como el estrés y la ansiedad, pueden influir en la intensidad de los sueños y en la probabilidad de recordarlos.

Un estudio para comprender mejor los sueños

Para profundizar en este tema, la investigación realizada entre 2020 y 2024 analizó a más de 200 personas de entre 18 y 70 años. Durante 15 días, los participantes registraron sus sueños y fueron monitoreados mediante dispositivos portátiles y pruebas psicométricas. Se les proporcionó una grabadora de voz para que registraran sus sueños inmediatamente al despertar y se les evaluó con tests psicológicos para medir su ansiedad, interés en los sueños, tendencia a la ensoñación y capacidades cognitivas.

Los resultados revelaron que la memoria onírica varía según distintos factores. Aquellos que muestran un gran interés en los sueños y tienen una tendencia a soñar despiertos suelen recordar mejor sus sueños nocturnos. “Nuestros hallazgos sugieren que los sueños y la ensoñación pueden formar parte de un mismo espectro de conciencia”, explica Elce. “Es probable que los procesos neuronales involucrados en ambos se superpongan”.

Además, la calidad del sueño también influye: quienes experimentan periodos más largos de sueño ligero tienen una mayor probabilidad de recordar sus sueños. Esto se debe a que los despertares en fases menos profundas del sueño permiten una mejor consolidación de las experiencias oníricas en la memoria.

La edad y el recuerdo de los sueños

Otro hallazgo interesante es que los jóvenes recuerdan mejor sus sueños que los adultos mayores. “Las personas mayores suelen tener la sensación de haber soñado, pero no recuerdan los detalles”, apunta Elce. “Esto puede deberse a cambios en la memoria y la atención con la edad. Los jóvenes tienen una mayor capacidad para ignorar distracciones al despertar, como apagar la alarma o revisar la hora, lo que les permite retener sus sueños por más tiempo”.

La memoria y la atención son habilidades que se ven afectadas con el envejecimiento, lo que podría explicar por qué la capacidad de recordar sueños disminuye con los años. Los investigadores también sospechan que el funcionamiento de la memoria de trabajo juega un papel en este proceso, aunque esto requiere más estudios.

Factores estacionales y otros aspectos a considerar

El estudio también encontró variaciones estacionales: en invierno, las personas recuerdan menos sus sueños que en primavera. “No observamos cambios significativos en los patrones de sueño que expliquen esto”, comenta Elce. “Es posible que otros factores, como las fluctuaciones en el sueño REM o las variaciones emocionales según la estación, influyan en la memoria onírica”.

Este hallazgo abre la puerta a nuevas investigaciones sobre la relación entre el entorno, los ritmos biológicos y la actividad onírica. Factores como la luz solar, la temperatura y el estado de ánimo podrían estar influyendo en la manera en que recordamos lo que soñamos.

Un proceso no aleatorio

Los resultados sugieren que recordar o no los sueños no es una cuestión de azar, sino el resultado de una interacción entre la personalidad, las habilidades cognitivas y los hábitos de sueño. “Comprender los factores personales que afectan la memoria de los sueños es clave para avanzar en la neurociencia y en el estudio de la conciencia”, argumenta Elce. “Los sueños nos ofrecen una oportunidad única para estudiar cómo funciona la mente cuando no está influenciada por estímulos externos”.

Además, la investigación podría tener implicaciones en el campo de la salud mental. “Los cambios en la memoria de los sueños pueden estar relacionados con trastornos como la depresión, el TEPT o enfermedades neurodegenerativas”, concluye Elce. “Por ejemplo, en trastornos del sueño REM, los sueños pueden volverse más agresivos, lo que a veces precede a enfermedades como el Parkinson. Estudiar los sueños podría ayudar en el diagnóstico temprano de estos padecimientos”.

Este estudio aporta información valiosa sobre los mecanismos que influyen en la memoria de los sueños y cómo factores como la edad, la personalidad y la calidad del descanso pueden desempeñar un papel clave. En el futuro, estos hallazgos podrían ayudar a mejorar nuestra comprensión del sueño y su impacto en la salud mental.

—Fuente: Elce, V., Bergamo, D., Bontempi, G. et al. The individual determinants of morning dream recall. Commun Psychol 3, 25 (2025). https://doi.org/10.1038/s44271-025-00191-z

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