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¿Por qué tanta gente cree en las fake news? Estudio revela que, entre más extrema, suele ser más creíble
viernes, mayo 03, 2024

¿Por qué tanta gente cree en las fake news? Estudio revela que, entre más extrema, suele ser más creíble

Según el estudio realizado por el investigador Michael Thaler, las personas no solo tienden a creer en noticias falsas que refuerzan sus prejuicios, sino que también tienen una inclinación a adoptar posturas aún más extremas y polarizadas cuando estas noticias les incitan a ello.

Las personas no son seres racionales, ni siquiera cuando se trata de su consumo de noticias. No solo son más propensos a pensar que las noticias son ciertas si coinciden con sus creencias, sino que también son más propensos a creer a los medios si presentan ideas más extremas, aunque no sean ciertas.

Un interesante estudio del University College de Londres demuestra que a la gente le cuesta más determinar qué información es cierta o no cuando tiene que juzgar reportajes sobre temas políticamente más delicados. Esto era cierto tanto para los sujetos de derecha como para los de izquierda. También eran más propensos a creer las noticias que coincidían con sus creencias políticas, así como las que les empujaban más hacia el extremo, haciéndoles aún más de derecha o de izquierda de lo que ya eran. Por tanto, conduce a una mayor polarización.

Razonamiento motivado

“Cuando las personas no saben si una noticia es cierta o no, a menudo determinan su veracidad basándose en si quieren que sea cierta y no en si es realmente cierta. Se dejan llevar por un sesgo llamado razonamiento motivado, o razonamiento hacia su propia rectitud. En el contexto de las creencias políticas, el razonamiento motivado puede hacer que la gente no esté de acuerdo no solo con la política o su interpretación, sino también con hechos básicos sobre el mundo”, explica el investigador Michael Thaler.

Para comprobar el impacto de las creencias políticas, Thaler realizó un experimento con 1300 estadounidenses de ideas políticas muy diversas. Observó cómo respondían a una amplia gama de preguntas sobre hechos concretos, como: ¿En qué porcentaje aumentó o disminuyó la tasa de asesinatos en EE. UU. durante la presidencia de Obama? Los republicanos solían responder que la tasa de asesinatos había subido, mientras que los demócratas creían que había bajado.

Políticamente más extremos

Tras su respuesta, el investigador ofrecía un nuevo dato, a saber, si su respuesta original era demasiado alta o demasiado baja. También en este caso, los encuestados tenían que decir si creían que era cierto o no. Lo que resultó: la gente tenía un 9 % más de probabilidades de decir que la segunda afirmación era cierta si hacía que su segunda respuesta fuera políticamente más extrema que su primera respuesta, mientras que en realidad era más improbable que esta noticia fuera cierta.

Así que, en este ejemplo, los demócratas tendían a creer la información que les llevaba a subestimar aún más la tasa de asesinatos durante la presidencia de Obama, mientras que los republicanos confiaban demasiado en la información que les llevaba a sobreestimar aún más la tasa de asesinatos.

Más extremas y polarizadas

“Los participantes confiaban más en las noticias falsas que reforzaban y exacerbaban sus prejuicios que en las ‘noticias reales’ que les acercaban a la respuesta correcta, incluso mientras había un incentivo monetario para dar la respuesta correcta”, afirma Thaler. “Esto significa que la gente adopta posturas aún más extremas y polarizadas cuando tiene la oportunidad”.

Cuando la gente no sabe algo, tiende a tomar las noticias falsas como ciertas si coinciden con sus propias creencias. Y lo que es peor, se vuelven más extremistas cuando cierta cobertura informativa les incita a ello.

La gente va un paso más allá

Thaler descubrió que esto se aplicaba a una gama enormemente amplia de temas políticamente sensibles. Pensemos en la inmigración, la desigualdad de ingresos, la delincuencia, la discriminación, el género, el cambio climático y las leyes sobre armas. Y esto ocurría en todos los ámbitos de la vida, sin importar el sexo, la edad, el nivel educativo o la religión.

El propio investigador se mostró sorprendido por sus resultados. “Una de las conclusiones más sorprendentes de mi estudio es que la gente no solo es más propensa a creer la información falsa que quiere creer, sino que además le gusta ir más allá. Algo de razonabilidad aún les mantiene en el término medio, pero si les das la flexibilidad de juzgar las noticias como verdaderas o falsas, entonces tienden a mantener creencias aún más extremas”.

En la práctica, este razonamiento motivado puede significar que aumente la polarización y que la gente se vuelva cada vez más extremista en sus ideas o, por ejemplo, empiece a creer en teorías conspirativas solo porque se ajusta a sus creencias y, por tanto, no porque sea verdad.

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