¿Por qué estas arañas imitan a las hormigas? Y lo hacen bastante bien

Las arañas son capaces de imitar a las hormigas a pesar de tener una forma corporal completamente diferente. Aunque inicialmente se pensaba que esta tarea sería casi imposible debido a las disparidades morfológicas entre las dos especies, se descubrió que algunas arañas son tan hábiles en la imitación como otros insectos que se parecen naturalmente a las hormigas.

El peligro acecha, podrían devorarte y ¿cuál es tu táctica? Hacerse pasar por hormiga. No parece una táctica muy inteligente, pero lo es. Y hasta las arañas pueden hacerlo. Esta astuta artimaña demuestra la versatilidad adaptativa de las arañas para sobrevivir en un mundo hostil.

Las hormigas suelen ser agresivas, tienen un sabor desagradable y atacan en grupo. Por eso, para muchos animales no son precisamente un tentempié que les haga mucha ilusión. Así que como tienden a ignorar a las hormigas, otros insectos pueden aprovecharse de ellos imitando a una hormiga. Eso también parece funcionar bastante bien para algunas especies, pero los investigadores australianos pensaron que sería una tarea bastante imposible para las arañas parecerse a una hormiga.

Debido a la forma completamente diferente de su cuerpo, no resultarían muy convincentes como hormigas, era lo que se pensaba. Pero resulta que no es para tanto. De hecho, algunas arañas son tan buenas simulando ser hormigas como otros insectos. Y algunos insectos lo hacen tan mal como algunas arañas, aunque realizan su truco de forma diferente. Según los investigadores, esto significa que no es necesario imitar perfectamente a una hormiga. La imitación imperfecta también parece tener ventajas, y la forma del cuerpo desempeña aquí un papel menos importante.

Tan bueno como otros insectos

La imitación imperfecta es muy común en la naturaleza. Siempre se han citado como explicación las limitaciones de los animales. En otras palabras: no pueden hacerlo mejor. Pero no es tan sencillo. “Comparamos el mimetismo de las arañas, que imitan a las hormigas, con el de otros insectos. Como la forma del cuerpo de las arañas es muy distinta de la de las hormigas, esperábamos que las arañas estuvieran limitadas, en comparación con los insectos que se parecen más a las hormigas de por sí. Pero descubrimos que las arañas eran tan capaces como los insectos de imitar a las hormigas”, afirman los investigadores.

“Analizamos las cualidades imitadoras de las arañas y las de insectos, escarabajos, avispas y moscas”, explica Jim McLean, investigador de la Universidad Macquarie. Y eso arrojó resultados maravillosos. “Algunas arañas han cambiado sustancialmente la forma de su cuerpo para parecerse más a las hormigas que a las arañas. Esto demuestra el poder de la evolución a través de la selección natural. Es muy probable que las arañas sean tan buenas como los insectos para engañar a posibles depredadores”.

Así que las limitaciones de sus cuerpos en esa área no juegan un papel. Entonces, ¿cuál es la explicación? “Probablemente, hay varios factores en juego. Si los depredadores, habiendo aprendido a evitar a las hormigas, se han vuelto reacios al riesgo, también pueden evitar a los animales que se parecen solo ligeramente a las hormigas para evitar cualquier riesgo. Estos depredadores nunca aprenden a identificar a los imitadores imperfectos, por lo que “casi bueno es suficientemente bueno” para las arañas. Además, es posible que los depredadores no vean muy bien, por lo que no notan la diferencia entre los imitadores malos y los buenos”, explica McLean.

“Pero también puede haber inconvenientes para que una araña modifique en exceso la forma de su cuerpo para parecerse aún más a una hormiga. Por ejemplo, un cuerpo más pequeño puede significar que una hembra pueda poner menos huevos al mismo tiempo. En un cuerpo más delgado puede haber menos espacio para el tejido cerebral. Los imitadores perfectos pueden incluso no ser capaces de reconocer a sus posibles parejas porque se parecen a las hormigas o los depredadores que sí comen hormigas van a atacar a los imitadores porque se parecen demasiado a las hormigas”, enumera McLean las desventajas de la imitación perfecta. Por último, los imitadores imperfectos pueden seguir evolucionando para ser mejores.

Los hallazgos no solo dicen algo sobre el poder del mimetismo en la naturaleza, sino también sobre la evolución en general. “Resulta sorprendente que algunas arañas sean tan buenas imitadoras como los insectos y que una forma corporal tan diferente no parezca limitar la evolución. Estos resultados no solo son relevantes para nuestro conocimiento del mimetismo imperfecto, sino que también mejoran nuestra comprensión de la evolución en su conjunto, ya que parece que las limitaciones pueden superarse mediante una selección natural suficientemente fuerte”, concluye el investigador.

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