Una noche sin dormir puede hacerte sentir mejor temporalmente ¿Pero por qué sucede esto?

La pérdida de una sola noche de sueño tiene sorprendentes efectos antidepresivos según investigadores de la Universidad Northwestern. Estimulando la producción de dopamina en el cerebro, esta falta de sueño generó un cambio positivo en ratones privados de descanso. Aunque estos resultados no sugieren que la privación de sueño sea una solución para la depresión, arrojan luz sobre cómo las alteraciones breves del sueño pueden reconfigurar el cerebro y mejorar temporalmente el estado de ánimo.

Nuevas investigaciones demuestran que la breve pérdida de sueño no solo afecta nuestro cerebro, sino también nuestras emociones, revelando una conexión profunda entre la alteración del patrón de sueño y cambios significativos en nuestra salud mental y bienestar emocional.

Todos sabemos que dormir es importante para nuestra salud y bienestar. Después de todo, la pérdida crónica de sueño ya está bastante estudiada, y sus efectos nocivos han sido ampliamente documentados. Pero, ¿qué consecuencias tiene no dormir una sola noche, por ejemplo, para estudiar un examen o salir de fiesta con los amigos? Para averiguarlo, investigadores de la Universidad Northwestern mantuvieron despiertos a ratones durante largos periodos de tiempo y observaron lo que hacía en sus cerebros.

Esto demostró que la pérdida de sueño produce un potente efecto antidepresivo y reconfigura el cerebro. La investigadora Yevgenia Kozorovitskiy, afirma. “Esto demuestra cómo nuestras actividades aparentemente inocuas, como una noche sin dormir, pueden cambiar fundamentalmente el cerebro en solo unas horas”.

Efecto antidepresivo

Los investigadores llegaron a esta conclusión tras mantener despiertos a los ratones durante 12 horas. Normalmente, los ratones solo están despiertos unas nueve horas al día, por lo que se trataba de una alteración importante de su ciclo de sueño. Los investigadores observaron que la privación de sueño estimulaba una región cerebral específica implicada en la recompensa y la motivación. Esta zona produce dopamina, un neurotransmisor que interviene en el placer, el estado de ánimo y la adicción. Como resultado, la privación de sueño tuvo un efecto antidepresivo notable en los ratones privados de sueño. Estaban menos ansiosos y deprimidos que los ratones que habían dormido normalmente. Además, mostraban más interés por nuevos objetos y recompensas, como el agua azucarada.

Los investigadores afirman que también reconocemos este efecto positivo en los seres humanos. Después de una noche de muy poco sueño, uno puede sentirse muy cansado físicamente, pero muy feliz. Incluso un poco risueño. Los investigadores descubrieron que esto no solo se debe a que se libera más dopamina durante un periodo de pérdida aguda de sueño. También se refuerzan ciertas conexiones cerebrales. De este modo, el cerebro se reconfigura, por así decirlo, para mantener el buen humor durante más tiempo.

Encendido y apagado: dopamina

“Teníamos curiosidad por saber qué áreas específicas del cerebro eran responsables de esos cambios de comportamiento”, explica Kozorovitskiy. “¿Se trataba de una señal grande y amplia que afectaba a todo el cerebro o de algo más especializado?”. Para investigarlo, los investigadores desconectaron temporalmente el córtex prefrontal de los ratones. Esta parte del cerebro interviene en funciones cognitivas superiores, como la planificación, la toma de decisiones y el autocontrol. Al desconectar temporalmente esa región cerebral, el efecto antidepresivo de la pérdida aguda de sueño desapareció de repente. “Esto no solo significa que la corteza prefrontal es interesante para futuros tratamientos. También refuerza la idea de que las neuronas dopaminérgicas desempeñan en el cerebro funciones muy importantes, pero también muy distintas, de lo que se pensaba. No es solo una sustancia que predice recompensas”.

De hecho, asociamos rápidamente el neurotransmisor dopamina con acontecimientos positivos. La buena comida, el deporte y otras actividades que implican las “hormonas de la felicidad”. Por lo tanto, parece contradictorio que la privación de sueño produzca dopamina. Sin embargo, no es muy sorprendente. La dopamina ayuda a mantenerse alerta y motivado a pesar del cansancio. Esto permite al cerebro adaptarse a una situación estresante. Sin embargo, este mecanismo también tiene su lado negativo. A la larga, puede provocar adicción, impulsividad y cambios de humor. Por eso es importante dormir lo suficiente y con regularidad para mantener equilibrados los niveles de dopamina.

Por tanto, los investigadores también subrayan que sus hallazgos no significan que la pérdida breve de sueño sea una buena forma de tratar la depresión. Al contrario, advierten de que alterar el ciclo natural del sueño puede tener efectos perjudiciales a largo plazo para la salud y el bienestar del cerebro. Lo que sí esperan es que su estudio pueda aportar nuevas ideas y estrategias para mejorar el estado de ánimo y combatir la depresión sin descuidar el sueño.

Más antisociales por falta de sueño

Así, mientras que una noche de sueño tiene un efecto antidepresivo temporal, la falta de sueño produce en realidad un efecto muy diferente a largo plazo. “De repente vemos el mundo que nos rodea de manera más negativa”. “Esto tiene como consecuencia que una persona también percibe las intenciones de otra de forma más negativa, lo que hace que esté menos inclinada a ser amable o servicial. Cada vez tenemos más pruebas de que la falta de sueño conduce a comportamientos ‘antisociales’. El sueño insuficiente ya se ha asociado con un aumento de la soledad, una menor empatía, un mayor deseo de estar solo y ahora, por tanto, con una menor capacidad de ayuda. El sueño es crucial para muchos sistemas vitales básicos, tanto físicos como mentales”.
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