Estas 14 trampas evolutivas amenazan la humanidad, ¿podremos evitarlas a tiempo?

Aunque enfrentamos “trampas evolutivas” complejas, los científicos sugieren una solución simple: conectarnos más con la naturaleza y la sociedad. En la simplicidad podría estar la clave para un futuro sostenible.

A pesar de esto, la humanidad no se encuentra inevitablemente condenada; sin embargo, es imperativo que tomemos medidas decisivas para llevar a cabo la transformación fundamental de nuestras sociedades.

La evolución de la humanidad ha sido un éxito extraordinario. Pero el Antropoceno (la era que subraya la influencia dominante del hombre) es cada vez más imperfecto. Estamos en una época de múltiples crisis mundiales, como la pandemia del COVID-19, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la inestabilidad financiera y los conflictos. 

En un nuevo estudio, los científicos advierten ahora de que podríamos estar cayendo en 14 “trampas evolutivas” diferentes, que van desde puntos de inflexión globales en el clima hasta la contaminación química y el aumento de las enfermedades infecciosas. Afortunadamente, el equipo también ha estudiado formas de evitarlas.

Demasiado inteligentes

“Los humanos somos increíblemente creativos como especie”, afirma Peter Søgaard Jørgensen, autor principal de un nuevo estudio histórico que forma parte de una revisión exhaustiva publicada en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B. El objetivo de esta revisión es dar sentido a la evolución del Antropoceno y entender cómo la sostenibilidad global puede seguir creciendo en el futuro. “Los seres humanos tienen la notable capacidad de innovar, adaptarse a condiciones diversas y cooperar a escalas impresionantemente grandes”, prosigue Søgaard Jørgensen. “Sin embargo, estas habilidades tienen consecuencias imprevistas. En cierto sentido, podría decirse que hemos tenido demasiado éxito como raza humana y que, en cierto modo, nuestra inteligencia se ha vuelto incluso contraproducente para nuestro bienestar futuro”.

14 escollos evolutivos

El estudio muestra cómo la humanidad puede quedarse atascada en lo que los investigadores denominan “escollos evolutivos”, situaciones derivadas de innovaciones inicialmente exitosas. En un análisis inicial, identificaron 14 de estos escollos. Entre ellos se incluyen problemas como la simplificación de las prácticas agrícolas, el crecimiento económico que no tiene un impacto positivo en las personas o el medio ambiente, la naturaleza inestable de la cooperación mundial, los puntos de inflexión en el clima y los retos que rodean a la inteligencia artificial. “Los escollos evolutivos son un concepto bien conocido en el mundo animal”, explica Søgaard Jørgensen. “Al igual que los insectos se sienten atraídos por la luz, un reflejo evolutivo que podría resultarles fatal en el mundo moderno, la humanidad corre el riesgo de reaccionar ante los nuevos avances de forma perjudicial”.

Un ejemplo concreto de tal escollo, como se ha mencionado, es la simplificación de los sistemas agrícolas. Aunque depender en gran medida de un número limitado de cultivos altamente productivos (como el trigo, el arroz, el maíz y la soja) ha garantizado una explosión de la producción calórica durante el siglo pasado, también ha hecho que el sistema alimentario sea extremadamente vulnerable a los cambios medioambientales, como los fenómenos meteorológicos extremos o la aparición de nuevas enfermedades.

Preocupantemente, la mayoría de las trampas identificadas, es decir, 12 de 14, se encuentran ya en una fase avanzada. Esto significa que es casi inevitable evitar caer en estas trampas, de las que luego no hay salida. Lo preocupante es que estos escollos evolutivos suelen reforzarse mutuamente. Cuando las sociedades se atascan en un callejón sin salida, aumenta la probabilidad de que se atasquen en otros. Actualmente, los dos escollos que están algo menos avanzados están relacionados con la autonomía de la tecnología (la IA y la robótica) y la pérdida de capital social debida a la digitalización.

Escapar de los escollos

El reciente estudio también examina por qué es tan difícil para las sociedades escapar de estos escollos. “Las fuerzas que dieron forma al Antropoceno no operan eficazmente a nivel global”, explica la investigadora Lan Wang-Erlandsson. “En los sistemas globales actuales, los problemas sociales y medioambientales se desarrollan en lugares que parecen alejados de las sociedades que podrían evitarlos. Además, abordar estos problemas suele requerir una cooperación global, pero eso no siempre encaja bien con el funcionamiento de muchas de estas fuerzas”.

No estamos condenados

Por preocupante que parezca todo esto, los investigadores sostienen alegremente que la humanidad aún no está completamente condenada. Pero tenemos que actuar para transformar nuestras sociedades. “Ahora es el momento de que la gente tome conciencia de la nueva realidad y dé colectivamente orientaciones sobre hacia dónde queremos ir como especie”, subraya Søgaard Jørgensen. “Poseemos la capacidad para hacerlo, y ya son visibles signos de tales movimientos. Nuestra creatividad y capacidad de innovación y colaboración nos proporcionan las herramientas ideales para configurar activamente nuestro futuro. Tenemos la capacidad de evitar los escollos evolutivos y romper con la pauta habitual. Pero para ello necesitamos alimentar el poder de la acción humana colaborativa y crear entornos en los que pueda prosperar”.

¿Todo esto suena todavía un poco abstracto? Søgaard Jørgensen lo traduce en algo concreto. “Un paso sencillo que todo el mundo puede dar es implicarse más en la naturaleza y la sociedad”, dice. “Al mismo tiempo, se puede aprender sobre el impacto global, tanto positivo como negativo, de nuestras acciones locales. No hay nada mejor que exponerse a lo que necesita protección”. En resumen, la concienciación y el compromiso con el medio ambiente pueden contribuir a un comportamiento más responsable hacia el planeta y la comunidad en su conjunto.

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