La raza de un perro influye poco en su comportamiento

La raza de los perros no influye en el comportamiento

Los Border Collie se consideran excepcionalmente inteligentes, los Pit Bull Terrier se consideran más agresivos que la media y los Golden Retriever se consideran especialmente cariñosos con los niños. Pero, ¿cuánto dice realmente la raza sobre el carácter de un perro? Menos de lo que se esperaba, según muestra ahora un estudio. 

El estudio se basa en los análisis genéticos de más de 2000 perros de diferentes razas, combinados con entrevistas a los propietarios sobre el comportamiento de sus perros. Según el estudio, la genética determina de forma decisiva el aspecto de un perro, pero influye poco en sus rasgos de carácter.

¿Qué razas de perros son especialmente adecuadas para las familias? ¿Cuáles son los más ansiosos o agresivos y cuáles son fáciles de entrenar? Muchos futuros propietarios de perros se hacen estas preguntas cuando buscan el perro de sus sueños, y encuentran descripciones detalladas de los rasgos de carácter típicos de las distintas razas tras una breve búsqueda en Internet. La normativa legal también se basa en las supuestas características típicas de determinadas razas. Las denominadas razas de perros de pelea, por ejemplo, están sujetas a la obligación de llevar bozal en muchos lugares o no pueden ser mantenidas en absoluto. Pero, ¿qué hay de cierto en estos estereotipos de raza?

Encuestas y análisis genéticos

Un equipo dirigido por Kathleen Morrill, de la Universidad de Massachusetts, ha estudiado ahora esta cuestión. Los investigadores preguntaron a 18 385 propietarios de perros estadounidenses sobre las características y el comportamiento de sus amigos de cuatro patas. En más de 100 preguntas, se plantearon, entre otras cosas, cómo de orientado está el perro hacia las personas, cómo de sociable es con otros perros, cómo se relaciona con los juguetes para perros y cómo de fácil se puede erizar.

Los investigadores compararon las respuestas a estas preguntas con la información de los propietarios sobre la raza de su perro. En segundo lugar, secuenciaron el ADN de 2155 perros de la muestra y analizaron el material genético en busca de locus genéticos y variantes asociadas a determinados comportamientos. A continuación, compararon si estas variantes genéticas se encontraban, y en qué medida, en diferentes perros de raza y razas mixtas. Aproximadamente la mitad de los perros estudiados eran representantes de pura raza de una de las 78 razas, la otra mitad eran razas mixtas.

Comportamiento no determinado genéticamente

El resultado: "La raza explica solo un 9 % de la variación del comportamiento y, por tanto, tiene poco valor predictivo para los individuos", escriben los investigadores. Uno de los rasgos más relacionados con la raza es lo bien que responde un perro a las órdenes humanas y la facilidad con la que se le puede adiestrar. El miedo y la agresividad, en cambio, apenas están relacionados con rasgos genéticos, según el análisis, si no que parecen estar influidos por las experiencias individuales del perro en su entorno.

Para once variantes genéticas, los investigadores encontraron una asociación significativa con el comportamiento. Por ejemplo, un lugar del genoma influye en la apertura de mente del perro hacia las personas que conoce y las que no, mientras que otro determina su tendencia a aullar. Regiones comparables del genoma humano se han relacionado con la memoria a largo plazo y el lenguaje.

Razas criadas por su apariencia

Sin embargo, estas variaciones genéticas existen desde hace mucho más tiempo que las razas caninas modernas, señalan los investigadores. "Lo más probable es que la mayoría de los comportamientos que consideramos característicos de determinadas razas caninas modernas hayan evolucionado a lo largo de miles de años, desde los lobos hasta los perros salvajes, pasando por los perros domesticados y, finalmente, por las razas caninas modernas", afirma Elinor Karlsson, colega de Morill. "Estos rasgos heredables son anteriores a nuestro concepto de razas caninas modernas en miles de años".

En cambio, la cría de razas modernas no comenzó hasta el siglo XIX. La atención se centraba menos en el carácter de los perros y más en los rasgos externos, como el tamaño del cuerpo y la longitud y el patrón del pelaje. De hecho, según el análisis, estos rasgos están mucho más anclados en la genética de la raza. Por lo tanto, si compra un Golden Retriever, puede estar seguro de que tendrá el aspecto típico de un Golden Retriever. Esto es menos cierto en el caso del comportamiento: "La raza puede influir en la probabilidad de que se produzca un determinado comportamiento, pero, en contra de la creencia popular, no es lo suficientemente significativa como para predecir la disposición de un individuo", afirman los investigadores.

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