Inicio
África
Continentes
Geología
Volcanes
La corteza seca de África podría ser la razón por la que el continente aún no se divide
viernes, noviembre 14, 2025

La corteza seca de África podría ser la razón por la que el continente aún no se divide

Elefantes africanos beben agua en una charca del Gran Valle del Rift, símbolo del lento proceso geológico que divide al continente africano.

Un estudio internacional revela que las zonas de corteza terrestre con poca agua y dióxido de carbono son más resistentes a la fractura, lo que explica por qué el continente africano se está separando con tanta lentitud.

La separación de África, un proceso geológico que avanza a una velocidad inferior a un centímetro por año, podría estar viéndose obstaculizada por un factor insospechado: la sequedad de su corteza. Investigadores de la Universidad Tulane (Estados Unidos), en colaboración con colegas de la Universidad de Montana, el Imperial College London y universidades de Etiopía y Kenia, descubrieron que las rocas con escasa presencia de agua y gases disueltos son sorprendentemente resistentes. El hallazgo, difundido por EurekAlert!publicado en la revista Nature, podría cambiar la manera en que se entienden los procesos de fragmentación continental.

Un continente que se resiste a romperse

El estudio se centró en el Gran Valle del Rift de África Oriental, una extensa fractura tectónica que se extiende desde Siria hasta Mozambique y que constituye uno de los pocos lugares del planeta donde se puede observar cómo un continente comienza a dividirse. Aunque este proceso empezó hace unos 30 millones de años, la ruptura avanza con una lentitud extrema, y los investigadores ahora creen saber por qué.

En la región conocida como depresión de Turkana, ubicada entre Etiopía y Kenia, los científicos hallaron evidencias de un intento de ruptura continental ocurrido hace entre 80 y 60 millones de años, durante el Cretácico tardío y el Paleógeno temprano. En aquel tiempo, el ascenso del magma desde el manto terrestre estiró y adelgazó la corteza, pero la fisura nunca llegó a completarse. El equipo descubrió que esa “fractura frustrada” coincidió con una pérdida masiva de agua y dióxido de carbono provocada por el vulcanismo, lo que dejó tras de sí una corteza empobrecida en fluidos y, por tanto, mucho más rígida.

“El vulcanismo de hace 80 millones de años extrajo el agua y el CO₂ de las capas profundas de la placa”, explicó Martin Musila, doctorando de la Universidad de Tulane y coautor del estudio. “Pensábamos que una corteza adelgazada sería más débil, pero ocurre lo contrario: al secarse se vuelve más fuerte”. Según Musila, la investigación demuestra que “el vulcanismo y la extensión tectónica tienden a evitar las zonas más delgadas y secas de las placas continentales”.

Mapas tridimensionales del subsuelo africano

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores emplearon mediciones sísmicas y geodésicas en la depresión de Turkana, con el fin de observar tanto los movimientos graduales de la corteza como los desplazamientos bruscos producidos por los terremotos. A partir de estos datos, generaron mapas tridimensionales de alta resolución que revelaron un patrón inesperado: las zonas donde la corteza era más seca y carente de gases mostraban una notable resistencia a la deformación, mientras que la actividad volcánica y las fallas recientes se concentraban en regiones más húmedas y ricas en volátiles.

Los resultados sugieren que la rigidez de la corteza africana, especialmente en los sectores más antiguos y deshidratados, estaría ralentizando la fractura del continente. Esta resistencia podría explicar por qué, pese a los tensores tectónicos que empujan a África hacia una futura división en dos masas —una oriental y otra occidental—, el proceso no avanza con la velocidad que se observa en otros lugares del planeta donde se han formado nuevos océanos.

“El contraste en la composición de la corteza determina su comportamiento mecánico”, explicó la investigadora Rita Kounoudis del Imperial College London, y autora principal del estudio. “La desgasificación intensa en el pasado hizo que ciertas zonas se reforzaran, actuando hoy como una especie de escudo que retrasa la ruptura”.

Una nueva visión sobre la tectónica continental

Hasta ahora, la mayoría de los modelos geodinámicos asumían que la corteza continental se debilita con el tiempo a medida que se estira. Sin embargo, los datos obtenidos en África Oriental contradicen esa idea: la pérdida de fluidos volátiles durante episodios de vulcanismo puede endurecer las rocas y, en consecuencia, hacerlas más resistentes a la fractura. Esta comprensión revisa un principio básico de la tectónica de placas y obliga a repensar cómo se inician los procesos de fragmentación continental en distintas regiones del planeta.

Los investigadores destacan la importancia de estos hallazgos para los modelos globales de dinámica terrestre. “Nuestra investigación demuestra que la química y la hidratación de la corteza son factores tan determinantes como las fuerzas tectónicas. No basta con mirar la extensión o el calor: hay que entender qué tan húmedas o secas están las rocas”, señalan.

En el caso africano, esto significa que el “futuro océano” que algún día podría separar el continente en dos —una mitad oriental que incluiría el Cuerno de África y Madagascar, y una occidental que mantendría la actual masa continental— podría tardar mucho más en formarse de lo que se estimaba. Si las zonas secas continúan resistiendo, la ruptura podría demorarse millones de años adicionales o incluso no llegar a completarse.

Consecuencias para la sismología y los recursos naturales

Además de sus implicaciones para la comprensión de la tectónica, los autores subrayan que el estudio tiene relevancia práctica. Los mapas tridimensionales del subsuelo elaborados por el equipo revelan la distribución de fallas activas, zonas de deformación y posibles reservorios de minerales o energía geotérmica. Estos datos pueden ser cruciales para evaluar riesgos sísmicos y volcánicos en la región, donde grandes ciudades como Addis Abeba o Nairobi se ubican cerca de zonas de actividad tectónica.

Uno de los investigadores, destacó que “las mediciones también ayudan a identificar regiones donde el riesgo sísmico es menor, precisamente porque la corteza está más seca y rígida”. En su opinión, la combinación de observaciones geológicas y datos sísmicos de alta resolución “abre una nueva ventana para estudiar los procesos activos de la Tierra sin esperar a que ocurran grandes terremotos o erupciones”.

El estudio, publicado en Nature bajo el título “The importance of past rifting in large igneous province development”, aporta una pieza clave para entender cómo interactúan el vulcanismo, los fluidos y la mecánica interna del planeta. La investigación fue financiada por la National Science Foundation de Estados Unidos y contó con la participación de más de una decena de especialistas en geodinámica, vulcanología y geofísica del África Oriental.

En última instancia, este trabajo ofrece una explicación convincente de por qué la fractura continental de África avanza con tanta parsimonia. La corteza seca y endurecida no solo mantiene unidas sus placas, sino que podría estar determinando el futuro geológico del continente. Como concluye Musila, “la Tierra no se rompe donde esperamos, sino donde sus materiales aún conservan la debilidad suficiente para ceder”.

Sin comentarios