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Una resistente bacteria logra sobrevivir a la fuerza extrema de un lanzamiento espacial, según un nuevo estudio científico
miércoles, octubre 08, 2025

Una resistente bacteria logra sobrevivir a la fuerza extrema de un lanzamiento espacial, según un nuevo estudio científico

Cohete despegando hacia el espacio con gran columna de fuego, durante experimento que prueba la resistencia de la bacteria Bacillus subtilis.

Un grupo de científicos descubrió que la bacteria Bacillus subtilis puede resistir las intensas fuerzas físicas de un lanzamiento y aterrizaje espacial, superando aceleraciones de hasta 30 veces la gravedad terrestre. Este hallazgo sugiere que, si los humanos algún día se establecen en Marte, no lo haríamos completamente solos.

Durante un experimento realizado en Australia, investigadores de la RMIT University sometieron a esta bacteria a condiciones que replican una misión espacial real: un rápido despegue con una aceleración de 13 g, varios minutos de microgravedad y una violenta desaceleración de hasta 30 g durante la reentrada. Pese a estas condiciones extremas, las bacterias no mostraron alteraciones en su crecimiento ni en su estructura celular, demostrando una sorprendente capacidad de supervivencia frente a un entorno que destruiría a la mayoría de los organismos terrestres. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista nph Microgravity, del grupo Nature.

El experimento, considerado por el equipo como la primera prueba “realista” fuera de laboratorio, marca un paso clave en la comprensión de cómo los microorganismos esenciales para la vida humana podrían acompañarnos en futuras misiones interplanetarias. Las bacterias como B. subtilis son fundamentales para el equilibrio del microbioma humano, el sistema inmunológico y la salud intestinal. Garantizar su supervivencia en el espacio no solo sería esencial para mantener la salud de los astronautas, sino también para establecer hábitats estables más allá de la Tierra.

Una compañera microbiana para el viaje a Marte

El equipo liderado por la investigadora Elena Ivanova envió a Bacillus subtilis a bordo de un cohete que alcanzó una altitud de unos 260 kilómetros, el límite del espacio exterior. Durante el ascenso, los microbios fueron expuestos a una aceleración de hasta 13 veces la gravedad terrestre, seguida de más de seis minutos de ingravidez. En el retorno, la cápsula rotó a una velocidad máxima de unos 220 grados por segundo (alrededor de dos tercios de una vuelta completa cada segundo), soportando una desaceleración brutal de hasta 30 g

Pese a esta serie de desafíos físicos, los científicos hallaron que las bacterias no presentaron daños visibles ni alteraciones en su capacidad reproductiva. “Nuestro estudio demuestra que un grupo de bacterias importantes para los humanos puede soportar rápidos cambios en la gravedad, aceleración y desaceleración”, explicó Ivanova. “Con ello ampliamos nuestra comprensión de los efectos de los vuelos espaciales prolongados sobre los microorganismos que viven dentro y sobre nosotros, y que nos mantienen saludables”.

La investigadora destacó además que este conocimiento podría tener aplicaciones inmediatas. “Esto significa que podemos diseñar mejores sistemas que mantengan a los astronautas más saludables durante misiones largas. Los investigadores y las compañías farmacéuticas también pueden utilizar estos datos para desarrollar nuevos y similares experimentos innovadores”, añadió.

El estudio fue desarrollado en colaboración con expertos en biología espacial y biotecnología, quienes analizaron los efectos estructurales y genéticos tras la exposición de las bacterias al viaje. Los resultados confirmaron que la B. subtilis mantuvo intacta su pared celular y su capacidad de división, aspectos que la convierten en una potencial “tripulante” esencial para futuras colonias humanas fuera del planeta.

Una superviviente nata

Que Bacillus subtilis haya sobrevivido a una auténtica travesía espacial no resulta completamente inesperado. Esta bacteria es conocida por su extraordinaria resistencia: puede formar esporas capaces de tolerar radiación, calor extremo y desecación. Sin embargo, el experimento australiano añade un elemento crucial al conocimiento existente, al demostrar que incluso durante los violentos procesos de lanzamiento y reentrada —fases que generan fuerzas físicas inmensas— el microorganismo mantiene su integridad biológica.

La importancia de este hallazgo radica en que B. subtilis es un organismo modelo, es decir, una especie que los científicos utilizan para predecir el comportamiento de otros microorganismos similares. De acuerdo con los investigadores, los resultados sugieren que otras bacterias con características parecidas también podrían sobrevivir a una misión interplanetaria, lo que amplía las posibilidades de conservar comunidades microbianas saludables más allá de la Tierra.

El equipo de Ivanova planea ahora someter a otras especies más frágiles a pruebas similares, con el fin de determinar qué tipos de microorganismos podrían acompañar a los humanos en futuras colonias marcianas. “Este es apenas el primer paso”, señaló la investigadora. “Debemos entender cómo mantener la microbiota humana estable y funcional durante viajes que podrían durar años. Sin nuestros microbios, la vida tal como la conocemos no sería sostenible, ni siquiera en un entorno artificial”.

Bacterias esenciales para la vida humana

Los microorganismos que habitan el cuerpo humano desempeñan funciones críticas: fortalecen el sistema inmunológico, ayudan a digerir los alimentos y contribuyen a la producción de compuestos que regulan la presión arterial y la salud cardiovascular. En el espacio, donde el sistema inmunológico tiende a debilitarse y las condiciones son estresantes, mantener una microbiota estable podría marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad de los astronautas.

La Bacillus subtilis, en particular, ha sido estudiada por su papel protector en el intestino y su capacidad para estimular la circulación sanguínea. Si estos microorganismos logran sobrevivir intactos al entorno espacial, podrían servir como aliados clave para la medicina y la nutrición humana en misiones de larga duración.

Además, los investigadores destacan que comprender la resistencia de estas bacterias podría tener repercusiones directas en la Tierra. Las aplicaciones potenciales van desde el desarrollo de nuevos tratamientos antibacterianos hasta estrategias más efectivas para combatir la resistencia a los antibióticos, un problema que la Organización Mundial de la Salud considera una de las mayores amenazas sanitarias del siglo XXI.

Una perspectiva más amplia de la vida en el espacio

La especialista en ciencias espaciales Gail Iles, también integrante del proyecto, explicó que el estudio aporta información fundamental para la exploración del sistema solar. “Esta investigación profundiza nuestro entendimiento de cómo las formas de vida pueden soportar condiciones extremas. Además, ofrece valiosos conocimientos para futuras misiones a Marte, e incluso más allá”, afirmó.

Iles subrayó que la confirmación de que ciertos microbios pueden resistir los rigores de una misión interplanetaria abre una nueva línea de investigación: cómo aprovechar estos organismos para mantener la salud humana durante años lejos de la Tierra. “Si sabemos que estas bacterias pueden sobrevivir a largas travesías espaciales, podremos apoyar mejor la salud de los astronautas”, añadió.

La investigadora Ivanova, por su parte, vislumbra aplicaciones que trascienden la frontera del espacio. “Las posibles aplicaciones van mucho más allá de la exploración espacial; podrían inspirar el desarrollo de nuevas terapias antibacterianas y métodos más eficaces para enfrentar la resistencia antimicrobiana. Aún falta mucho camino por recorrer, pero ya hemos dado el primer paso”, concluyó.

Microbios, aliados del futuro humano en el espacio

Este estudio refuerza la idea de que la vida, incluso en su forma más diminuta, posee una asombrosa capacidad de adaptación. En un futuro en el que las misiones a Marte y a otros planetas se vuelvan una realidad, entender cómo los microorganismos se comportan bajo las duras condiciones del espacio será tan crucial como estudiar la fisiología humana.

Si los humanos consiguen establecer colonias estables en otro mundo, no lo harán solos: las bacterias, invisibles pero vitales, viajarán con nosotros, formando parte inseparable de la vida que llevamos dentro. Bacillus subtilis, que ha acompañado a la humanidad desde la Tierra, podría convertirse en la primera representante microbiana en poblar otro planeta.

La supervivencia de esta especie tras un lanzamiento y una reentrada reales no solo demuestra la robustez de la vida, sino que también ofrece un símbolo de esperanza: incluso frente a las fuerzas más extremas del universo, la biología encuentra la manera de persistir.

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