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Cabello humano en un quipu revela que no solo la élite inca registraba datos
sábado, agosto 16, 2025

Cabello humano en un quipu revela que no solo la élite inca registraba datos

Quipu inca de cuerdas y nudos con cordón principal hecho de cabello humano, usado para registrar información en el Imperio inca.

Un hallazgo arqueológico sugiere que no solo la élite inca utilizaba los quipus —cuerdas con nudos empleadas como sistema de registro—, sino que también personas comunes participaban en su elaboración, desafiando así las descripciones históricas heredadas de las crónicas españolas.

El avance fue descrito en un artículo publicado en la revista Science Advances, donde un equipo interdisciplinario analizó un quipu cuyo cordón principal estaba hecho con cabello humano. Esta pieza singular no solo aportó información sobre la identidad de su creador, sino que también abrió una ventana inédita a la vida cotidiana en el Imperio inca, revelando que la capacidad de confeccionar y leer quipus pudo haber estado más extendida de lo que se creía.

Durante siglos, la imagen predominante sobre los quipus estuvo asociada a un sistema de registro centralizado controlado por funcionarios de alto rango. Según las fuentes coloniales, estas intrincadas cuerdas con nudos servían principalmente para llevar cuentas de tributos, censos y almacenamiento de bienes, y su manejo estaba reservado a un grupo reducido de especialistas conocidos como quipucamayoc. Sin embargo, el nuevo estudio, que combina técnicas de análisis isotópico con arqueología e historia, desafía esta visión elitista y propone que su uso podría haber sido más inclusivo, abarcando incluso a sectores de la población alejados del poder central.

Un sistema sin escritura, pero con gran complejidad

A diferencia de otras civilizaciones contemporáneas, los incas no desarrollaron un sistema de escritura alfabética. En su lugar, emplearon los quipus: cuerdas principales de las que colgaban hilos más pequeños, en los que se realizaban nudos y se usaban diferentes colores para codificar información. Tradicionalmente se interpretaron como herramientas para representar valores numéricos en base decimal, útiles para la administración imperial.

Con el tiempo, estudios lingüísticos y etnohistóricos empezaron a sugerir que los quipus también podían almacenar información narrativa, funcionando como un código de signos mucho más sofisticado. Documentos españoles del siglo XVI señalan que algunos quipus se usaban para transmitir historias, genealogías e incluso mensajes, que podían ser enviados a través del extenso sistema de chasquis, los mensajeros imperiales. Esta capacidad para almacenar relatos y datos complejos posiciona a los quipus como un sistema híbrido entre la contabilidad y la narración histórica.

El hallazgo del quipu con cabello humano

El quipu analizado en esta investigación resultó inusual desde el principio: su cordón horizontal principal estaba confeccionado con fibras de cabello humano, algo poco frecuente. Los investigadores explican que, históricamente, el uso de cabello en estas piezas servía como una “firma” que identificaba al autor o propietaria del objeto. Al tratarse de un material biológico, permitió realizar análisis isotópicos que revelaron detalles sobre la dieta y el entorno de la persona que lo elaboró.

Los resultados fueron reveladores: la persona consumía principalmente tubérculos y vegetales de hoja, con una ingesta muy limitada de carne y maíz, y casi sin consumo de productos marinos. Esta dieta es característica de pobladores de las tierras altas andinas que no pertenecían a la élite. En cambio, los sectores gobernantes, especialmente los funcionarios administrativos, tenían acceso habitual a carne y grandes cantidades de maíz, producto central en la vida política y ritual del Imperio.

La dieta como pista social

En el análisis histórico, la dieta es un indicador clave para entender la posición social de una persona en el mundo prehispánico. En este caso, la ausencia casi total de maíz en el régimen alimenticio del autor del quipu resulta significativa. El maíz no solo era un cultivo de alto valor simbólico y económico, sino que también se consumía en forma de chicha (cerveza de maíz) durante ceremonias y reuniones oficiales. Estas actividades eran prácticamente obligatorias para los funcionarios de alto rango.

Los investigadores sostienen que, aunque es teóricamente posible que un alto funcionario hubiese atravesado un periodo de escasez que limitara su dieta, sería extremadamente improbable que dejara de consumir maíz por completo, debido a su rol central en la vida política. Esta evidencia, combinada con la ubicación geográfica sugerida por el análisis isotópico, apunta a que el autor era un habitante común de las tierras altas, alejado de los centros administrativos principales.

Implicaciones para la historia de los quipus

Este hallazgo reconfigura el panorama sobre quiénes podían elaborar quipus. Hasta ahora, la historiografía —basada en gran parte en crónicas coloniales como las de Felipe Guamán Poma de Ayala o los informes de funcionarios españoles— sostenía que la lectura y confección de quipus estaba estrictamente controlada por el Estado inca y su élite burocrática. Sin embargo, la evidencia física del cabello humano vinculado a un individuo no perteneciente a la élite sugiere una distribución más amplia del conocimiento técnico necesario para confeccionarlos.

Los autores del estudio destacan que esta interpretación se alinea con teorías recientes que ven los quipus no solo como herramientas de control administrativo, sino también como soportes culturales y comunitarios. Esto podría significar que existía un nivel de “alfabetización en quipu” más extendido, donde comunidades locales producían sus propios registros para gestionar asuntos internos, desde la organización de cosechas hasta la memoria de eventos históricos.

Más allá de la administración imperial

La posibilidad de que los quipus hayan tenido un uso cotidiano entre personas comunes abre nuevas preguntas sobre su papel en la cohesión social y la transmisión de conocimientos. Las comunidades podrían haber utilizado estos dispositivos para preservar acuerdos comunales, registros de intercambio o incluso historias locales que no necesariamente estaban bajo control directo de Cuzco, la capital imperial.

Además, este hallazgo se conecta con debates antropológicos más amplios sobre cómo sociedades sin escritura alfabética desarrollan sistemas alternativos de registro y memoria. Desde un punto de vista comparativo, los quipus podrían situarse junto a otros sistemas mnemotécnicos y contables empleados por culturas antiguas, que combinaban elementos simbólicos, numéricos y narrativos en un mismo soporte.

Un hallazgo que cambia la narrativa

La confirmación de que una persona común confeccionó un quipu con cabello propio no solo aporta una nueva dimensión a la comprensión de la vida incaica, sino que también desmonta la visión estrictamente jerárquica del acceso a la información. El equipo investigador señala que “la alfabetización en quipu en el Imperio inca pudo haber sido más inclusiva y generalizada de lo que se asumía hasta ahora”, lo que plantea la posibilidad de redes de conocimiento descentralizadas dentro del territorio.

Este descubrimiento también resalta el valor de las técnicas modernas aplicadas a materiales arqueológicos no convencionales. En este caso, el análisis isotópico del cabello permitió vincular la dieta, la ubicación geográfica y la posición social del autor de la pieza, proporcionando un retrato más humano y concreto que las crónicas coloniales.

El futuro de la investigación en quipus

El estudio no cierra el debate, sino que abre nuevas líneas de exploración. La presencia de cabello humano en un quipu plantea preguntas sobre otros posibles casos que puedan estar en colecciones museísticas sin haber sido analizados a nivel biológico. Un examen sistemático podría revelar más ejemplos de participación no elitista en la producción de estos artefactos.

Asimismo, los investigadores sugieren que sería útil integrar estas evidencias con datos arqueológicos más amplios, como restos de viviendas, patrones de enterramiento y redes de intercambio, para reconstruir de manera más completa la relación entre los quipus y las comunidades que los elaboraban.

Con cada nuevo hallazgo, los quipus se confirman no solo como herramientas de gestión económica, sino también como testigos materiales de una forma de pensar y registrar la realidad que aún estamos empezando a comprender.

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