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Alimentos ultraprocesados vinculados con un mayor riesgo de cáncer de pulmón, incluso en personas no fumadoras
viernes, agosto 01, 2025

Alimentos ultraprocesados vinculados con un mayor riesgo de cáncer de pulmón, incluso en personas no fumadoras

Fotografía de alimentos ultraprocesados como hamburguesas, bebidas azucaradas, papas fritas, embutidos y más dispuestos sobre una mesa.

Una dieta rica en alimentos ultraprocesados podría aumentar significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, incluso entre quienes nunca han fumado. Así lo advierte un nuevo estudio estadounidense que analizó datos de más de 100 000 personas durante un periodo de doce años. Los hallazgos, publicados recientemente en la revista Thorax, sugieren que las personas que consumen mayores cantidades de este tipo de productos tendrían hasta un 41 % más de probabilidades de desarrollar esta enfermedad mortal.

Los resultados añaden un motivo más de preocupación a la creciente lista de efectos adversos atribuidos al consumo frecuente de productos altamente industrializados. Además de su ya conocido vínculo con obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, estos alimentos podrían desempeñar un papel clave en la aparición de ciertos tipos de cáncer, entre ellos el de pulmón.

El estudio se basa en los datos del Prostate, Lung, Colorectal and Ovarian Cancer Screening Trial (PLCO), un proyecto a largo plazo que monitorea la salud de más de 150 000 adultos en Estados Unidos. La nueva investigación pone bajo el foco a los patrones alimentarios contemporáneos, en un momento en que el consumo de ultraprocesados sigue en aumento a nivel mundial.

Qué se entiende por alimentos ultraprocesados

Los alimentos ultraprocesados son productos elaborados a través de múltiples etapas industriales y que contienen ingredientes poco habituales en la cocina doméstica. Entre ellos se incluyen aditivos como colorantes, saborizantes artificiales, conservantes, edulcorantes, emulsionantes y potenciadores del sabor. El objetivo de estos aditivos es mejorar el sabor, la textura y la durabilidad del producto, pero muchas veces a costa del valor nutricional.

Algunos ejemplos típicos son los refrescos azucarados, snacks salados, cereales de desayuno, pizzas congeladas, panes industriales, dulces, galletas, comidas precocinadas y hamburguesas de cadenas de comida rápida. Estos productos suelen ser ricos en grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio, y contienen escasa o nula cantidad de fibra, vitaminas o minerales esenciales.

Aunque en muchas ocasiones se presentan como opciones “convenientes” o “rápidas”, numerosos estudios han empezado a vincular su ingesta regular con problemas de salud de largo plazo. Este nuevo trabajo suma una posible relación directa con una de las formas más letales de cáncer: el de pulmón.

Un vínculo preocupante entre dieta y cáncer de pulmón

La investigación analizó datos alimentarios de más de 100 000 participantes del estudio PLCO, todos ellos adultos de entre 55 y 74 años. Durante los 12 años que duró el seguimiento, los investigadores registraron los casos de cáncer de pulmón diagnosticados y los compararon con los hábitos alimenticios reportados por los participantes al inicio del estudio.

Los resultados fueron contundentes: las personas ubicadas en el cuartil superior de consumo de alimentos ultraprocesados —con un promedio de seis porciones diarias— presentaron un riesgo 41 % más alto de desarrollar cáncer de pulmón en comparación con quienes se encontraban en el cuartil inferior de consumo.

El aumento del riesgo fue particularmente evidente en los casos de cáncer de pulmón no microcítico (NSCLC, por sus siglas en inglés), que representa aproximadamente el 85 % de todos los diagnósticos de esta enfermedad. Sin embargo, también se encontró una asociación significativa con la forma más agresiva del cáncer pulmonar, el microcítico o de células pequeñas (SCLC).

“La asociación persistió incluso después de ajustar por variables como el tabaquismo, el índice de masa corporal, el nivel de educación y la calidad general de la dieta”, explica el estudio. “Esto sugiere que el consumo de ultraprocesados podría ser un factor de riesgo independiente para el cáncer de pulmón”.

Una relación que requiere mayor investigación

Pese a lo impactante de las cifras, los autores del estudio insisten en que se trata de una investigación de carácter observacional. Por lo tanto, no puede establecerse una relación causal directa entre el consumo de alimentos ultraprocesados y el desarrollo del cáncer pulmonar.

“La naturaleza observacional del estudio impide afirmar con certeza que estos alimentos son la causa directa del aumento en los casos de cáncer de pulmón”, advirtieron los investigadores. Además, admiten que, a pesar de haber controlado muchos factores, no lograron cuantificar con precisión los patrones específicos de consumo de tabaco de cada participante, lo que podría influir en los resultados.

No obstante, diversos expertos que no participaron en la investigación han coincidido en que el trabajo es sólido y sus conclusiones son motivo de preocupación. “Estos hallazgos refuerzan la evidencia emergente sobre el impacto perjudicial de los alimentos ultraprocesados en la salud humana, más allá del aumento de peso y el riesgo metabólico”, comentó el Dr. Kiara Chang, del Imperial College London.

Potenciales mecanismos biológicos en juego

Aunque el mecanismo exacto por el cual los ultraprocesados podrían aumentar el riesgo de cáncer de pulmón no está del todo claro, el estudio ofrece algunas hipótesis plausibles. Una posibilidad es que, durante los procesos industriales de cocción, fritura o conservación, se generan compuestos potencialmente carcinógenos.

Entre ellos se encuentra la acroleína, una sustancia tóxica que también está presente en el humo del tabaco y los gases de escape de automóviles. La acroleína puede formarse en alimentos procesados como embutidos, carnes a la parrilla, caramelos oscuros y productos horneados industrialmente. Su capacidad para inducir daño celular y alterar el ADN la convierte en un agente preocupante.

Asimismo, los investigadores advierten que ciertos empaques plásticos pueden transferir al alimento residuos de PFAS (sustancias perfluoroalquiladas), microplásticos y nanoplásticos, todos ellos con posibles efectos negativos para la salud a largo plazo. Aunque estas conexiones aún deben ser validadas con más estudios, refuerzan la necesidad de repensar cómo y qué comemos.

Un llamado urgente a reducir el consumo de procesados

Los autores del estudio esperan que sus resultados sirvan como una advertencia tanto para el público general como para profesionales de la salud y responsables de políticas públicas. “El aumento mundial en el consumo de alimentos ultraprocesados es alarmante”, escriben. “Estos productos desplazan opciones más saludables como frutas, verduras y granos integrales, que son fundamentales para prevenir enfermedades crónicas”.

En ese sentido, recomiendan adoptar una dieta basada en alimentos frescos o mínimamente procesados, preferiblemente preparados en casa. “Elegir opciones naturales puede ser una de las decisiones más poderosas para preservar la salud a largo plazo”, concluyen.

El consejo también es respaldado por especialistas como el Dr. Duane Mellor, dietista y académico en la Universidad de Aston que no participó en el estudio: “Aunque este tipo de estudios no puede establecer causalidad, hay evidencia creciente que sugiere que una dieta basada en alimentos frescos, como frutas, verduras y legumbres, puede ser protectora frente a distintos tipos de cáncer”.

Una oportunidad para repensar nuestros hábitos

Más allá del debate científico, el estudio refuerza la necesidad de un cambio en los hábitos alimentarios modernos. En un entorno donde la conveniencia y el precio suelen dictar nuestras elecciones, esta investigación recuerda que lo fácil no siempre es lo mejor. Si bien aún se requieren más estudios para esclarecer los mecanismos implicados, los datos disponibles ya permiten afirmar que reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados es una medida prudente.

Esto resulta especialmente relevante considerando que muchas personas con cáncer de pulmón nunca han fumado, y que la enfermedad sigue siendo una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial. Adoptar una dieta rica en productos naturales, variados y mínimamente procesados podría ser una herramienta clave para prevenir no solo el cáncer de pulmón, sino muchas otras enfermedades asociadas al estilo de vida contemporáneo.

En un mundo cada vez más industrializado, la elección consciente de lo que ponemos en nuestro plato podría marcar una gran diferencia para nuestra salud a largo plazo.

Fuente: Wang K, Zhao J, Yang D, et alAssociation between ultra-processed food consumption and lung cancer risk: a population-based cohort studyThorax Published Online First: 29 July 2025. doi: https://doi.org/10.1136/thorax-2024-222100

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