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Una enfermedad conocida en América ahora afecta a los árboles de haya europeos y enciende las alarmas globales
miércoles, abril 30, 2025

Una enfermedad conocida en América ahora afecta a los árboles de haya europeos y enciende las alarmas globales

Grupo de hayas en un bosque templado, especies clave para los ecosistemas afectados por una nueva enfermedad foliar.

Un estudio pionero alerta sobre la expansión de una enfermedad que ya ha devastado bosques de hayas en Norteamérica y que ahora también afecta al árbol de haya europeo. Los científicos temen una propagación mundial con consecuencias ecológicas profundas.

En los ecosistemas templados del hemisferio norte, los hayedos constituyen uno de los pilares ecológicos más importantes. Desde América del Norte hasta Europa, estos bosques sustentan una vasta biodiversidad, regulan el clima local, almacenan carbono y protegen los suelos de la erosión. Entre sus especies más emblemáticas se encuentran la haya americana (Fagus grandifolia) y la haya europea (Fagus sylvatica), árboles longevos, imponentes y vitales para la salud ambiental de sus regiones.

Sin embargo, una amenaza silenciosa está poniendo en riesgo su supervivencia. Se trata de la enfermedad foliar del haya, una infección emergente que en poco más de una década ha arrasado con miles de hectáreas de hayedos en Estados Unidos y que ahora, según un nuevo estudio, también afecta a la haya europea. El hallazgo supone una señal de alarma para científicos y autoridades ambientales de todo el mundo, que temen una propagación a escala global.

Un hallazgo con implicaciones internacionales

El descubrimiento proviene de una investigación llevada a cabo por científicos de Holden Forests & Gardens y del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA-ARS). El estudio, publicado en la revista científica Plant Pathology, documenta por primera vez signos inequívocos de la enfermedad en hayas europeas cultivadas en suelo estadounidense.

Las muestras analizadas fueron recolectadas en el Holden Arboretum, en Ohio, una colección de árboles de todo el mundo que sirve como laboratorio natural para el estudio de enfermedades forestales. Los investigadores recolectaron yemas y hojas de ejemplares de haya tanto europea como americana que presentaban síntomas visibles de la enfermedad. Para establecer comparaciones, también obtuvieron muestras de hayas europeas sanas en el Dawes Arboretum, ubicado en otra región del estado donde no se ha registrado la infección.

El análisis microscópico reveló que tanto las hayas americanas como las europeas presentaban los mismos signos estructurales de daño: células foliares deformadas, poros estomáticos desorganizados, y lesiones en las capas internas de las hojas. Estos síntomas comprometen funciones esenciales como la fotosíntesis y la respiración del árbol.

“Este es el primer indicio detallado a nivel celular que demuestra que la haya europea es vulnerable a esta enfermedad”, declaró Mary Pitts, investigadora del laboratorio David Burke en HF&G y autora principal del estudio. “Encontramos pruebas convincentes de infección y daño estructural tanto en las yemas como en las hojas, comparables a lo que hemos documentado anteriormente en hayas americanas”.

¿Qué es la enfermedad foliar del haya?

La enfermedad foliar del haya fue detectada por primera vez en 2012 en el noreste de Estados Unidos. Desde entonces, se ha extendido rápidamente por más de 10 estados, provocando la defoliación masiva, debilitamiento progresivo y muerte de miles de ejemplares de haya americana.

El responsable de esta enfermedad es un diminuto gusano nematodo, identificado como Litylenchus crenatae mccannii. Este organismo microscópico penetra en los tejidos de las hojas yemas, alterando su estructura interna. Los investigadores observaron crecimiento celular anómalo, pérdida de organización en los estomas (poros que permiten el intercambio de gases), y daños severos que afectan la capacidad del árbol para realizar la fotosíntesis y respirar.

“La estructura de las hojas infectadas muestra signos claros de deterioro funcional”, explicó Pitts. “Las hojas pierden eficiencia y los árboles se debilitan con el tiempo”.

Hasta ahora, el fenómeno se había limitado a la especie norteamericana, lo que hacía pensar que las haya europeas u otras especies podrían ser más resistentes. Pero este nuevo estudio derriba esa suposición.

Riesgo de expansión global

El hallazgo de esta enfermedad en hayas europeas cultivadas en Estados Unidos despierta una preocupación legítima a nivel internacional. Si bien los ejemplares afectados se encuentran en un arboreto fuera de su hábitat natural, la presencia del nematodo y la similitud de los síntomas con los observados en América del Norte sugieren un potencial claro de propagación a otras regiones.

“Esperamos que este estudio ayude a mejorar la comprensión de cómo se manifiesta la enfermedad en diferentes especies de haya”, afirmó Paulo Vieira, investigador principal del USDA-ARS. “Este conocimiento será esencial para desarrollar estrategias eficaces de monitoreo, prevención y manejo, tanto en América del Norte como en Europa, y potencialmente en otras partes del mundo”.

La enfermedad podría trasladarse fácilmente entre continentes a través del comercio internacional de plantas ornamentales, suelos contaminados o materiales forestales infectados. La globalización de la jardinería, los viveros y las importaciones de árboles exóticos ha incrementado el riesgo de introducir patógenos en ecosistemas donde no existían previamente.

¿Por qué importa tanto la haya?

Tanto la haya americana como la europea desempeñan un rol ecológico crucial. Sus copas densas regulan la luz solar que llega al sotobosque, sus hojas caídas nutren al suelo con materia orgánica, y sus frutos (los hayucos) son una fuente de alimento vital para roedores, aves y ciervos. La corteza y ramas de las hayas son hogar de líquenes, musgos e insectos, y sus raíces mantienen la estructura del suelo.

En muchas regiones templadas del hemisferio norte, los bosques de haya representan hábitats maduros, biodiversos y estables, esenciales para mantener los ciclos hídricos y climáticos locales. La pérdida de estos árboles, o incluso su debilitamiento progresivo, podría alterar radicalmente el equilibrio ecológico de numerosos ecosistemas.

Si la enfermedad se propaga, no solo afectará al árbol en sí, sino a toda la red de vida que depende de él. La defoliación y muerte de las hayas puede abrir espacio para especies invasoras, alterar las cadenas tróficas, reducir la capacidad de los bosques para almacenar carbono y aumentar la vulnerabilidad al cambio climático.

El valor de la detección temprana

Una de las lecciones más importantes del caso estadounidense es la necesidad de actuar rápidamente. En tan solo una década, la enfermedad pasó de unos pocos casos aislados a una crisis forestal regional. La detección temprana en nuevos territorios puede marcar la diferencia entre un brote contenido y una epidemia forestal de gran escala.

Por ello, los investigadores subrayan la importancia de implementar protocolos de vigilancia en los bosques templados de Europa, Asia y otras regiones con presencia de hayas. Las autoridades fitosanitarias deben revisar los controles de importación de plantas, aumentar la vigilancia en jardines botánicos y fortalecer la cooperación internacional entre instituciones forestales.

“Este descubrimiento debe ser interpretado como una advertencia”, afirmó Vieira. “La enfermedad ya ha cruzado fronteras entre especies, y podría hacer lo mismo entre continentes. Ahora sabemos que la haya europea no es inmune”.

Hacia una estrategia internacional de defensa forestal

El avance de enfermedades emergentes como la enfermedad foliar del haya evidencia la urgencia de desarrollar políticas forestales globales más sólidas. El cambio climático, la expansión de las ciudades, y el comercio internacional de flora están generando condiciones ideales para la proliferación de plagas que antes estaban restringidas a áreas geográficas limitadas.

Frente a este panorama, los expertos abogan por una red de vigilancia forestal internacional más robusta, la inversión en investigación fitopatológica y la creación de bancos genéticos de árboles resistentes. Además, es fundamental involucrar a los ciudadanos y propietarios de tierras forestales en la detección temprana de síntomas, como hojas deformadas, decoloradas o caídas prematuras.

El caso de la enfermedad foliar del haya demuestra que incluso árboles emblemáticos, longevos y adaptados pueden ser vulnerables a nuevas amenazas biológicas. Su conservación no solo es una cuestión ecológica, sino también cultural y económica. Bosques sanos significan aire limpio, agua pura, biodiversidad y resiliencia frente a desastres naturales.

La batalla por proteger los hayedos del mundo apenas comienza. Y aunque el enemigo es pequeño (invisible a simple vista), el impacto de su avance podría sentirse en todos los rincones del planeta.

Fuente: Colbert-Pitts, M., Kantor, M.R., Jansen, A., Burke, D.J. and Vieira, P. (2025), Cellular Dynamics of Beech Leaf Disease on Fagus sylvatica. Plant Pathol. https://doi.org/10.1111/ppa.14101

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