Un nuevo estudio genético ha arrojado luz sobre los orígenes de los hunos en Europa, revelando que algunos de sus individuos más influyentes estaban directamente relacionados con las élites del Imperio Xiongnu, una antigua civilización nómada que floreció en la estepa mongola siglos antes. Los resultados, obtenidos gracias al análisis de ADN de cientos de individuos, ofrecen una visión sin precedentes sobre la diversidad genética y la compleja red de migraciones que moldearon Eurasia durante la Antigüedad Tardía.
Una incógnita histórica de siglos
La aparición repentina de los hunos en Europa a finales del siglo IV d. C. ha sido durante mucho tiempo uno de los mayores enigmas de la historia antigua. En apenas unas décadas, este pueblo nómada estableció uno de los imperios más poderosos de Europa, bajo el mando del legendario Atila. Sin embargo, su origen exacto ha sido motivo de intenso debate entre historiadores y arqueólogos.
Uno de los principales interrogantes era si los hunos descendían de los Xiongnu, un imperio nómada que dominó la estepa mongola entre los siglos III a. C. y II d. C. El colapso del Imperio Xiongnu dejó un vacío histórico de más de 300 años antes de la llegada de los hunos a Europa. Hasta ahora, no se habían encontrado pruebas concluyentes que conectaran a ambas civilizaciones.
El ADN como puente entre imperios
Para resolver esta cuestión, un equipo internacional de investigadores analizó el ADN de 370 individuos que vivieron entre el siglo II a. C. y el siglo VI d. C., abarcando un período de 800 años. Las muestras procedían de regiones clave como la estepa mongola, Asia Central y la cuenca de los Cárpatos, donde los hunos establecieron su poder en Europa.
En particular, los investigadores secuenciaron 35 nuevos genomas de restos humanos hallados en yacimientos arqueológicos de Kazajistán, fechados entre los siglos III y IV, y de enterramientos hunos en la cuenca de los Cárpatos, fechados entre los siglos V y VI. Estos entierros, conocidos como “tumbas de tipo oriental”, presentan rasgos culturales asociados a las tradiciones nómadas de la estepa.
El sorprendente vínculo con las élites Xiongnu
Los análisis genéticos revelaron una conexión inesperada: algunos individuos enterrados en tumbas hunas en Europa compartían segmentos de ADN idénticos (conocidos como IBD, por sus siglas en inglés) con miembros de la élite imperial del tardío Imperio Xiongnu. Esta relación genética sugiere que ciertos hunos de alto rango en Europa eran descendientes directos de las élites Xiongnu, que habían gobernado la estepa mongola varios siglos antes.
“Fue una gran sorpresa descubrir que algunos de estos individuos del período huno en Europa comparten vínculos genéticos con miembros de la élite imperial del tardío Imperio Xiongnu”, explica Guido Alberto Gnecchi-Ruscone, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y coautor del estudio. “Entre ellos se encuentra un individuo enterrado en la mayor tumba en terraza jamás descubierta en un contexto Xiongnu”.
Una población más diversa de lo esperado
A pesar de esta sorprendente conexión, el estudio también reveló que la mayoría de los hunos y sus descendientes en la cuenca de los Cárpatos no tenían ascendencia directa de Asia Oriental. Solo un pequeño porcentaje de los individuos analizados presentaba rasgos genéticos característicos de la estepa o del este de Asia.
“La imagen genética de los hunos es mucho más diversa de lo que esperábamos”, señala Zsófia Rácz, arqueogenetista de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest. “En lugar de una migración masiva, vemos un mosaico de linajes que refleja una red compleja de movilidad e interacción a lo largo de Eurasia”.
Este hallazgo sugiere que los hunos no eran una población homogénea, sino una confederación de diversos grupos nómadas que se mezclaron con las poblaciones locales a medida que avanzaban hacia el oeste.
Un contraste con los ávaros
El estudio también permitió comparar la llegada de los hunos con la de los ávaros, otro pueblo nómada que se asentó en Europa dos siglos después. A diferencia de los hunos, los ávaros llegaron directamente desde Asia Oriental tras la destrucción de su imperio por los turcos, conservando una ascendencia predominantemente asiática durante varios siglos.
“Los ávaros mantuvieron una clara identidad genética de Asia Oriental hasta el final de su dominio alrededor del año 800”, explica Walter Pohl, historiador de la Academia Austríaca de Ciencias y coautor del estudio. “En cambio, los ancestros de los hunos viajaron durante generaciones hacia el oeste, mezclándose con diversas poblaciones a lo largo de su camino”.
Nuevas perspectivas sobre la historia de Eurasia
Más allá de su relevancia para la historia de los hunos, el estudio aporta información crucial sobre las dinámicas de población que moldearon Eurasia durante la Antigüedad Tardía. Los resultados muestran cómo las sociedades de la cuenca de los Cárpatos se adaptaron y transformaron con la llegada de nuevos grupos migratorios, manteniendo al mismo tiempo tradiciones locales.
“Los hunos cambiaron drásticamente el paisaje político de Europa, pero su huella genética fue sorprendentemente limitada fuera de ciertos entierros de élite”, concluye Zuzana Hofmanová, coautora del estudio e investigadora del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.
Un puente entre Oriente y Occidente
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), es un ejemplo de cómo la genética, combinada con la arqueología y la historia, puede resolver antiguos misterios sobre las migraciones humanas.
“Nuestros hallazgos proporcionan evidencia directa de las conexiones entre las poblaciones del período huno, la estepa y el Imperio Xiongnu”, explica Johannes Krause, director del Departamento de Arqueogenética del Instituto Max Planck. “Esto refuerza la idea de que Eurasia ha estado conectada por redes dinámicas de movilidad e interacción durante milenios”.
La investigación no solo aporta respuestas a una de las mayores incógnitas de la historia antigua, sino que también abre nuevas preguntas sobre cómo las migraciones y los contactos culturales moldearon las civilizaciones del pasado.
—Fuente: G.A. Gnecchi-Ruscone, Z. Rácz, S. Liccardo, J. Lee, Y. Huang, L. Traverso, R. Radzevičiūtė, Z. Hajnal, A. Szécsényi-Nagy, B. Gyuris, O. Mateovics-László, Z. Bernert, T. Szeniczey, T. Hajdu, B. Mészáros, M. Bálint, B.G. Mende, B. Miller, Z. Samashev, A. Childebayeva, L. Djansugurova, P. Geary, H. Ringbauer, T. Vida, C. Jeong, W. Pohl, J. Krause, & Z. Hofmanová, Ancient genomes reveal trans-Eurasian connections between the European Huns and the Xiongnu Empire, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (9) e2418485122, https://doi.org/10.1073/pnas.2418485122 (2025).
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