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Científicos descubren una proteína cerebral que podría combatir la depresión y el estrés crónico
domingo, marzo 02, 2025

Científicos descubren una proteína cerebral que podría combatir la depresión y el estrés crónico

Esta proteína del cerebro puede frenar la depresión (y abre la puerta a mejores antidepresivos)

Un equipo de investigadores de la Université Laval en Canadá ha identificado un mecanismo cerebral que podría revolucionar el tratamiento de la depresión y la ansiedad. El estudio revela que la proteína receptor cannabinoide tipo 1 (CB1), presente en células específicas del cerebro, actúa como una barrera protectora contra los efectos del estrés crónico.

Este hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience, ofrece nuevas pistas sobre por qué algunas personas son más resistentes al estrés que otras y abre la puerta a futuros tratamientos para la depresión sin los efectos secundarios de los antidepresivos actuales.

La barrera hematoencefálica: el escudo invisible del cerebro

El cerebro humano está protegido por una estructura clave llamada barrera hematoencefálica, que actúa como un filtro altamente selectivo. Esta barrera impide que sustancias tóxicas o inflamatorias del torrente sanguíneo lleguen al cerebro, mientras permite el paso de nutrientes esenciales y oxígeno.

Sin embargo, cuando una persona experimenta estrés crónico, esta barrera puede debilitarse, dejando al cerebro vulnerable a la inflamación, una de las principales causas biológicas de la depresión.

“La barrera hematoencefálica es la primera línea de defensa del cerebro”, explica Caroline Ménard, profesora de psiquiatría y neurociencia en la Université Laval y autora principal del estudio. “Nuestro trabajo muestra que los receptores CB1 en los astrocitos ayudan a mantener la integridad de esta barrera, especialmente bajo condiciones de estrés prolongado”.

Los astrocitos, los guardianes invisibles del cerebro

Tradicionalmente, los receptores CB1 se han asociado con las neuronas, pero este estudio revela que también están presentes en los astrocitos, células en forma de estrella que sirven como puente entre los vasos sanguíneos y las neuronas.

Los astrocitos no solo alimentan a las neuronas, sino que también regulan la entrada de sustancias desde la sangre al cerebro. Cuando el estrés crónico afecta a estas células, la barrera hematoencefálica se debilita, permitiendo que moléculas inflamatorias invadan el cerebro.

“Nuestros resultados demuestran que los CB1 no solo están presentes en las neuronas, sino que también desempeñan un papel fundamental en los astrocitos para proteger el cerebro contra la inflamación inducida por el estrés”, añade Ménard.

Ratones resistentes al estrés confirman la hipótesis

Para investigar el papel de los receptores CB1, los científicos realizaron una serie de experimentos con ratones sometidos a estrés social crónico. Este modelo imita situaciones de acoso o aislamiento social, factores que pueden desencadenar depresión tanto en animales como en humanos.

Los investigadores descubrieron que los ratones que mostraban mayor resistencia al estrés tenían niveles más altos de receptores CB1 en sus astrocitos, en comparación con los ratones que desarrollaban síntomas depresivos.

Pero lo más sorprendente ocurrió cuando los científicos utilizaron una técnica de ingeniería genética para aumentar la cantidad de receptores CB1 en los astrocitos.

“Duplicamos la expresión de CB1 solo en los astrocitos utilizando un vector viral”, explica Ménard. “Los ratones con más CB1 mostraron menos ansiedad, incluso después de ser sometidos a estrés social crónico”. Este hallazgo sugiere que aumentar los niveles de CB1 en los astrocitos podría convertir al cerebro en una fortaleza natural contra el estrés.

La clave también está en los cerebros humanos

Para comprobar si este mecanismo se aplica también a los humanos, los investigadores analizaron muestras de cerebros humanos almacenados en la Douglas-Bell Canada Brain Bank, una de las mayores colecciones de tejido cerebral para la investigación psiquiátrica.

Los resultados fueron claros: las personas que habían sufrido depresión severa antes de morir tenían niveles significativamente más bajos de CB1 en sus astrocitos, en comparación con personas sin depresión o aquellas que habían tomado antidepresivos.

“Nuestros datos sugieren que la reducción de CB1 en astrocitos es una firma molecular de la depresión tanto en humanos como en animales”, afirma Ménard. “Esto refuerza la idea de que los astrocitos desempeñan un papel mucho más activo en la salud mental de lo que se pensaba anteriormente”.

El ejercicio físico como potenciador natural del CB1

Uno de los descubrimientos más alentadores del estudio es que los niveles de CB1 en los astrocitos pueden aumentarse de forma natural a través del ejercicio físico.

Los ratones que tenían acceso a una rueda de ejercicio durante varias semanas mostraban un aumento significativo de CB1 en sus astrocitos, un efecto comparable al de los antidepresivos tradicionales.

“El ejercicio no solo mejora la salud cardiovascular, sino que también fortalece la barrera hematoencefálica a nivel molecular”, comenta Ménard. “Esto sugiere que la actividad física podría ser una herramienta accesible para proteger el cerebro contra el estrés crónico”.

¿Cuánto ejercicio se necesita?

Aunque el estudio se realizó en ratones, otros estudios previos han demostrado que en humanos basta con 30 minutos de ejercicio moderado al día para reducir el riesgo de depresión y ansiedad.

¿Estamos cerca de nuevos tratamientos para la depresión?

Los investigadores creen que este descubrimiento podría allanar el camino hacia nuevos tratamientos antidepresivos que actúen directamente sobre los receptores CB1 de los astrocitos, sin afectar a las neuronas.

El principal desafío será desarrollar moléculas capaces de activar los CB1 exclusivamente en los astrocitos, ya que la estimulación de CB1 en neuronas podría causar efectos secundarios como problemas de memoria o adicción.

“Los astrocitos podrían convertirse en una nueva diana para la terapia antidepresiva”, destaca Ménard. “Si logramos desarrollar fármacos que activen selectivamente los CB1 en astrocitos, podríamos ofrecer tratamientos más seguros y eficaces para la depresión”.

Una revolución en la neurociencia

Este estudio marca un cambio de paradigma en la comprensión de la depresión. Durante décadas, la investigación se ha centrado casi exclusivamente en las neuronas, pero estos resultados demuestran que las células de soporte como los astrocitos desempeñan un papel fundamental en la salud mental.

La combinación de ejercicio físico, nuevos fármacos y un enfoque personalizado podría revolucionar el tratamiento de la depresión en los próximos años.

—Fuente: Dudek, K.A., Paton, S.E.J., Binder, L.B. et al. Astrocytic cannabinoid receptor 1 promotes resilience by dampening stress-induced blood–brain barrier alterations. Nat Neurosci (2025). https://doi.org/10.1038/s41593-025-01891-9

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