Estas partículas pueden ser posteriormente absorbidas por las células intestinales humanas, creando una posible puerta de entrada al torrente sanguíneo y propagándose por todo el cuerpo.
Para muchas personas, el día comienza con una taza humeante de té. Pero quizás este ritual matutino no sea tan inocente como parece. Los investigadores han descubierto que las bolsitas de té hechas de plástico liberan millones de micro y nanoplásticos. Además, ahora se ha demostrado por primera vez que estas minúsculas partículas son absorbidas por las células intestinales humanas.
Residuos plásticos
Los residuos plásticos son un problema conocido desde hace tiempo, pero crece la preocupación sobre lo que los micro y nanoplásticos hacen en nuestro cuerpo. Estas diminutas partículas encuentran su camino hacia el interior sin ser notadas, por ejemplo, a través de los envases de alimentos. Luego entran en nuestro torrente sanguíneo e incluso pueden penetrar en las partes más profundas de nuestros pulmones.
Bolsitas de té
En un nuevo estudio, publicado en Chemosphere, los investigadores examinaron si las bolsitas de té también pueden ser una fuente de micro y nanoplásticos. Y ese es efectivamente el caso: durante la preparación del té, se liberan enormes cantidades de nanopartículas.
Polímeros
Las bolsitas de té estudiadas estaban hechas de los polímeros nylon-6, polipropileno y celulosa. El estudio muestra que el polipropileno libera hasta 1,2 mil millones de partículas por mililitro durante la preparación del té, con un tamaño promedio de 136,7 nanómetros. La celulosa sigue con aproximadamente 135 millones de partículas por mililitro, que son ligeramente más grandes (244 nanómetros). El nylon-6 parece liberar la menor cantidad de partículas, alrededor de 8,18 millones por mililitro, pero con un tamaño promedio de 138,4 nanómetros.
Estudio
En resumen, las bolsitas de té hechas de polímero pueden liberar millones de micro y nanoplásticos durante la preparación del té. Los investigadores llegan a esta conclusión después de utilizar una serie de técnicas avanzadas. Estas incluyen microscopía electrónica de barrido, microscopía electrónica de transmisión, espectroscopía infrarroja, dispersión dinámica de luz, velocimetría láser Doppler y análisis de seguimiento de nanopartículas. “Con este enfoque innovador, hemos caracterizado los contaminantes en detalle”, dice la investigadora Alba García. “Esto es, por lo tanto, un importante preludio para futuras investigaciones sobre sus posibles efectos en la salud humana”.
Células intestinales
Pero eso no es todo. Por primera vez, el estudio muestra que las pequeñas partículas de plástico también pueden ser absorbidas por las células intestinales humanas. Para investigar esto, las partículas fueron teñidas y puestas en contacto con diferentes tipos de células intestinales. De esta manera, el equipo de investigación quería estudiar cómo las partículas interactuaban y posiblemente eran absorbidas por las células.
Núcleo celular
Los experimentos muestran que las células intestinales productoras de moco absorbieron la mayor cantidad de micro y nanoplásticos. Las partículas incluso alcanzaron el núcleo celular, donde se encuentra el material genético. Esto indica un papel importante del moco intestinal en la absorción de estas partículas contaminantes y subraya la urgencia de más investigaciones sobre los efectos de la exposición a largo plazo en la salud humana.
Los hallazgos son bastante preocupantes. No solo ingerimos una gran cantidad de micro y nanoplásticos a través de las bolsitas de té, sino que estas partículas también son absorbidas por nuestras células intestinales, lo que les permite alcanzar el torrente sanguíneo y posiblemente dispersarse por todo el cuerpo. “Es importante desarrollar pruebas estándar para medir la contaminación por micro y nanoplásticos en los envases de alimentos y establecer reglas que puedan reducir esta contaminación”, enfatizan los investigadores. “Dado que el plástico se usa cada vez más para los envases de alimentos, debemos abordar esta contaminación para proteger la seguridad alimentaria y la salud pública”.
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