Un nuevo estudio del Global Carbon Project muestra que las emisiones mundiales de CO₂ procedentes de combustibles fósiles han alcanzado un nivel récord este año.
Según este informe, las emisiones de dióxido de carbono procedentes de combustibles fósiles han aumentado un 0,8 % en 2024 en comparación con el año pasado y se estiman ahora en 37 400 millones de toneladas. Además, las emisiones derivadas de los cambios en el uso del suelo se estiman en 4200 millones de toneladas. Esto significa que se espera que las emisiones totales alcancen los 41 600 millones de toneladas este año, lo que supone un notable aumento respecto a 2023, cuando se emitieron 40 900 millones de toneladas.
Aunque el uso del suelo ha reducido de media las emisiones de CO₂ en la última década, este año se registra otro aumento. La sequía y los incendios forestales, causados en parte por el fenómeno climático de El Niño de 2023-2024, han desempeñado un papel importante en ello. La enorme cantidad de CO₂ liberada cada año aumenta la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera y empuja las temperaturas cada vez más altas.
Las emisiones no aumentan en todas partes
Las diferentes regiones muestran tendencias diversas en sus emisiones. China, responsable del 32 % de las emisiones mundiales, registró un pequeño aumento del 0,2 %, mientras que Estados Unidos (13 % del total) registró en realidad un ligero descenso de las emisiones del 0,6 %. La Unión Europea redujo sus emisiones un 3,8 % y ahora representa el 7 % del total mundial. Por el contrario, India, que representa el 8 % de las emisiones mundiales, registró un aumento significativo del 4,6 %. Las emisiones de la aviación y el transporte marítimo internacionales, que se contabilizan por separado, aumentaron un 7,8 % en comparación con el año pasado, aunque siguen estando por debajo de los niveles anteriores a la pandemia de COVID-19.
Aún no se ha alcanzado el máximo
Pierre Friedlingstein, investigador principal del estudio, subraya que las cifras actuales reflejan una dura realidad: a pesar de los avances tecnológicos en energías renovables y movilidad eléctrica, las emisiones mundiales de CO₂ siguen aumentando. Sin una reducción inmediata y drástica del uso de combustibles fósiles, afirma, el calentamiento global aumentará hasta niveles peligrosos.
Una cuestión clave planteada en el informe es cuándo alcanzarán por fin su punto máximo las emisiones mundiales de combustibles fósiles. “Las consecuencias del cambio climático son cada vez más dramáticas, pero aún no hay indicios de que la quema de combustibles fósiles haya alcanzado su punto máximo”, afirma Friedlingstein. Glen Peters, del Centro CICERO de Investigación Climática Internacional de Noruega, sostiene que, aunque algunos países estén avanzando en la reducción de sus emisiones, estos avances suelen verse contrarrestados por aumentos en otros países. “La acción por el clima es una cuestión colectiva”, afirma Peters, que insiste en la necesidad de un planteamiento coordinado.
Se necesitan reducciones más rápidas
Las conclusiones del estudio muestran que, si las emisiones continúan a este ritmo, existe la posibilidad de que el aumento de la temperatura global supere el límite de 1,5 grados centígrados en un plazo de seis años. Este es el límite de temperatura que los científicos han fijado para mitigar los efectos más graves del cambio climático. Curiosamente, las tecnologías desarrolladas específicamente para eliminar el CO₂ de la atmósfera, como la captura de carbono, actualmente solo compensan una fracción de las emisiones. Frente a la enorme cantidad de CO₂ que se libera anualmente, estas tecnologías parecen estar haciendo una contribución limitada hasta el momento.
Aunque los científicos reconocen que medidas climáticas como el aumento de las energías renovables y el descenso de las emisiones debidas a la deforestación son alentadoras, subrayan que no bastan para conseguir que las emisiones sigan una trayectoria descendente. Los autores hacen un llamamiento a los líderes mundiales para que reconsideren el rumbo actual en la cumbre climática de la ONU COP29 de Bakú. Solo unos recortes rápidos y profundos de las emisiones de CO₂ procedentes de combustibles fósiles pueden ofrecer la posibilidad de limitar el calentamiento a menos de 2 grados centígrados.
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