La distribución del espacio en las “casas” neandertales era similar a la de los primeros humanos modernos

Los neandertales en el asentamiento de Riparo Bombrini tenían diferentes zonas designadas para actividades específicas, como sacrificios de animales, fabricación de herramientas y áreas de descanso.

Cuando uno piensa en un asentamiento neandertal, probablemente se imagina una hoguera central con objetos dispersos al azar a su alrededor. Los científicos han descubierto ahora que esa imagen probablemente no tenga nada que ver con la realidad.

Durante años, los científicos estuvieron de acuerdo: la capacidad de estructurar el espacio está reservada exclusivamente al Homo sapiens. Ahora, un nuevo estudio pone en entredicho esa creencia. Para el estudio, los científicos se desplazaron a la zona cercana a Riparo Bombrini; un antiguo abrigo en las rocas italianas. En el suelo se pueden encontrar restos de personas que vivieron allí hace muchos siglos. Sin embargo, lo que hace que Riparo Bombrini sea aún más especial es que, en las capas más profundas, también se pueden encontrar restos de neandertales. La científica Amélie Vallerand colaboró en la investigación. Según explica, “esta investigación demuestra que los neandertales organizaban sus espacios vitales de forma similar a los humanos modernos. Hemos descubierto diferentes zonas que se utilizaban claramente para distintas actividades. Por ejemplo, encontramos un lugar donde probablemente se sacrificaban animales, un lugar donde se fabricaban herramientas y un lugar donde la gente descansaba”. “Este descubrimiento sugiere que los neandertales eran cognitivamente mucho más complejos de lo que se pensaba”. La investigación se ha publicado en la revista Journal of Archaeological Method and Theory.

Estudio del terreno, distintas capas

Para el estudio, los científicos se fijaron en los artefactos que pueden encontrarse en las distintas capas del suelo de Riparo Bombrini. Aunque aún no se ha determinado la cronología exacta de estas capas de suelo, los científicos han descubierto, gracias a la datación por carbono de los artefactos, que la capa más antigua debe tener entre 45 000 y 42 000 años. Para el estudio, los científicos clasificaron los restos y objetos encontrados en cada capa en cinco categorías: piedras (herramientas), huesos, conchas, ocre y carbón vegetal. Por último, representaron estos objetos como puntos en un mapa de Riparo Bombrini. A continuación, se analizó si podían encontrarse agrupaciones de materiales diferentes.

Este análisis demostró rápidamente que tanto los humanos como los neandertales no se limitaban a dejar sus cosas tiradas por ahí, sino que a menudo guardaban juntos los mismos tipos de materiales. A este respecto, los científicos señalan una diferencia importante entre las agrupaciones humanas y las neandertales. Por ejemplo, los grupos de neandertales contenían menos objetos y también había menos grupos en total. Vallerand explica: “Creemos que los neandertales probablemente vivían en grupos más pequeños de lo que era habitual entre los humanos. También creemos que los neandertales probablemente tenían estrategias de subsistencia diferentes”. La investigación demuestra que, en general, los neandertales se movían mucho más, mientras que los humanos de la época estaban más interesados en crear un lugar donde vivir.

Antepasado inteligente

Los resultados del estudio son significativos porque demuestran que la capacidad de estructurar un espacio no estaba reservada únicamente a los humanos modernos. Por el contrario, la investigación demuestra que los neandertales también la poseían. Vallerand comenta: “Esta investigación cambia la forma en que miramos a los neandertales al señalar su capacidad para estructurar el espacio. Y no solo eso; esta investigación también demuestra que eran capaces de designar lugares para actividades específicas. Esto sugiere que los neandertales poseían capacidades cognitivas y sociales antes reservadas únicamente a los humanos modernos”.

Sin embargo, el estudio también conduce a nuevas preguntas de investigación. Vallerand explica que tener un cerebro más grande fue probablemente una de las principales razones por las que tanto los humanos como los neandertales acabaron poseyendo la capacidad de estructurar el espacio. Sin embargo, aún se desconoce qué factores intervinieron para hacer posible este desarrollo. Por ello, Vallerand espera encontrar una respuesta a esta cuestión en un estudio posterior.

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