Nuevo estudio revela que los delfines también tienen dialectos: según donde vivan

Los delfines no solo utilizan los silbidos para comunicarse entre sí, sino que también son capaces de adoptar acentos o dialectos similares a los humanos. Esto significa que, al igual que las personas, los delfines pueden desarrollar variaciones en su lenguaje según la región en la que viven, lo que sugiere una sofisticación en su capacidad de comunicación y adaptación a su entorno.

En muchas partes del mundo, las personas hablan de manera diferente según la ciudad en la que viven, ¡y esto también ocurre en el mundo animal! Por ejemplo, los delfines de un lado de Nueva Zelanda parecen tener un dialecto diferente al del otro lado del país.

Los dos grupos de delfines estudiados tenían un estilo diferente de silbar y utilizaban tonos distintos. Los patrones sonoros también eran de distinta longitud. No se trata de un fenómeno único: también se ha observado en otros mamíferos marinos en otras partes del mundo. Pero ahora las dos poblaciones de delfines están relativamente cerca la una de la otra y, sin embargo, sonaban de forma muy diferente. Los neozelandeses descubrieron que los delfines del grupo meridional tenían en general un repertorio más complejo que los del grupo septentrional.

Delfines de Isla Norte e Isla Sur

La investigadora Jessica Patiño-Pérez, de la Universidad de Massey, dice: “Investigamos dos poblaciones de delfín mular común que viven en dos regiones muy separadas de Nueva Zelanda: la isla de la Gran Barrera, en la isla Norte, y Doubtful Sound, en la isla Sur. Gracias a un programa informático de acústica, hemos podido visualizar los silbidos que emiten estos delfines. Son los únicos sonidos que puede oír el oído humano”, explica la científica neozelandesa.

Los delfines no silban con la boca, sino soplando aire por el espiráculo. Los delfines también emiten chirridos y chasquidos, entre otras cosas para la ecolocalización. Para ello, emiten un sonido de muy alta frecuencia y utilizan el eco para determinar dónde se encuentran en relación con otros objetos o animales.

“Nuestro análisis de los sonidos de los silbidos nos permitió medir todo tipo de características, como la duración, el tono y la naturaleza del sonido. Así, descubrimos que las dos poblaciones producían sonidos diferentes en cuanto a estilo, duración y frecuencia”.

Mayor número de vibraciones

Los patrones sonoros de los delfines del estrecho de Doubtful, como se ha dicho, son más largos en longitud y tenían más inflexiones que los sonidos de los delfines mulares de las cercanías de la isla de la Gran Barrera. Los silbidos de este último grupo también tenían frecuencias más bajas. “Estas diferencias en el patrón y el tono de los silbidos podrían deberse a muchos factores. Por ejemplo, los delfines de Doubtful Sound son molestados más a menudo por los barcos que los de las cercanías de Great Barrier Island. Es plausible que el uso de patrones de silbido más largos y complejos ayude a transmitir mejor el mensaje frente a mucho ruido ambiental”.

Pero, ¿cómo suena en la práctica ese sonido más complejo? “El silbido de los delfines tiene un gran número de los llamados puntos de inflexión, que se refieren a las fluctuaciones en la forma del tono del silbido. De hecho, estos silbidos tienen un mayor número de vibraciones”, explica Patiño-Pérez.

Además, hay otros factores que inciden en los patrones sonoros de los delfines. “Las características del agua, como la profundidad, la temperatura y la salinidad, pueden afectar a la transmisión del sonido y provocar variaciones en la forma en que los delfines captan y dispersan el sonido. Pero también influyen las diferencias sociales, como el tamaño del grupo, su composición y las relaciones entre delfines. Además, los delfines aprenden los sonidos de los demás y así, como los humanos, pueden adoptar acentos de unos y otros. Las diferencias en los tipos de sonido que cada población produce y aprende pueden dar lugar a dialectos diferentes, lo que contribuye a la variación entre poblaciones”, afirma la científica.

“Por último, la actividad humana también es importante, como el cambio de hábitat, la contaminación acústica submarina y la navegación. Todas ellas pueden alterar la comunicación y el comportamiento de los delfines. Las poblaciones expuestas a todo tipo de molestias humanas pueden desarrollar diferentes patrones de sonido en respuesta a estos factores de estrés”.

Software de última generación

Sin el uso de la última tecnología, este descubrimiento no habría sido posible, subraya además la investigadora. “Hemos desplegado con éxito un modelo estadístico para distinguir un conjunto específico de sonidos de silbidos de una población de delfines con una admirable precisión del 90 %. Estos extraordinarios resultados dejan claro una vez más que existen diferencias sustanciales en los patrones de silbidos entre poblaciones”, se hace eco con orgullo.

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