El exigente ritual de apareamiento del gusano redondo en una manzana en descomposición

Los gusanos macho de C. elegans tienen una prioridad tan alta para aparearse que incluso suprimen su necesidad de buscar comida. Esto resalta la importancia del apareamiento en su comportamiento y cómo están dispuestos a sacrificar otras necesidades básicas por encontrar pareja.

Hay una razón por la que preferimos mantenernos alejados de la fruta podrida: en ella hay cientos, si no miles, de microscópicos gusanos redondos. Estos, por supuesto, necesitan reproducirse. Para ello, sin embargo, no solo se aparean. De hecho, los machos son bastante exigentes.

Los investigadores llegaron a esta conclusión tras estudiar el que quizá sea el gusano redondo más popular, C. elegans. Con una esperanza de vida de apenas unas semanas, este ascáride debe reproducirse con rapidez y frecuencia. La especie solo consta de gusanos hermafroditas y machos.

Los hermafroditas tienen cuerpo de hembra, pueden autofecundarse y aparearse con machos. Pero esos machos no quieren meterse en el tronco con cualquier hermafrodita; seleccionan en función de aspectos como la edad, el historial de apareamiento y la salud, según descubrieron científicos de la Universidad de Rochester.

“Ya conocíamos muchas de las señales de apareamiento que utiliza esta especie, pero esta es la primera vez que hemos podido estudiarlas todas a la vez para saber más sobre lo que le dicen a un macho sobre una posible pareja, porque solo el macho parece juzgar las características de una posible pareja”, afirma Doug Portman, profesor de la Universidad de Rochester, que también explica por qué su investigación es tan útil. “Es importante saber más sobre las diferencias de sexo en C. elegans porque nos da una idea de cómo influyen los genes en la función de las neuronas y los circuitos neuronales para guiar el comportamiento innato, como la elección de pareja”.

El apareamiento como prioridad

El C. elegans es un golpe de brillantez para la neurociencia. Los científicos han identificado todas las neuronas del ascáride. Tampoco son muchas: solo unos cientos. Pero también se han cartografiado las conexiones entre las neuronas. Así, los animales proporcionan un modelo de cómo funcionan los circuitos neuronales en los seres humanos.

Para los gusanos macho, el apareamiento es una prioridad absoluta. Incluso suprimen su necesidad de buscar comida porque primero quieren encontrar pareja. Pero hasta ahora no estaba claro en qué basan su elección. Por eso, los estadounidenses decidieron poner una pareja de lombrices en una placa de Petri para ver qué pareja elegían. Los gusanos macho utilizaron distintas feromonas y tocaron a los otros gusanos hermafroditas para averiguar su sexo, edad, salud e historial de apareamiento.

Segregan Feromonas potentes

Lo que es especialmente inteligente: los gusanos macho pueden determinar la salud de un hermafrodita, es decir, si está bien o mal alimentado, y determinar si se ha apareado antes. Los machos parecen tener una clara preferencia por las hermafroditas sanas que no se han apareado antes con otro macho.

Pero un hermafrodita tampoco puede darse por sentado. Cuando tiene pocos días, casi la mediana edad para un gusano, segrega una potente feromona sexual para atraer a los machos incluso a grandes distancias. Esto se debe a que el gusano está empezando a quedarse sin esperma, por lo que se vuelve mucho más importante encontrar pareja rápidamente.

Así, los científicos han aprendido un poco más sobre el comportamiento de apareamiento del ascáride y, por tanto, de los humanos. “Cada vez que aprendemos más sobre cómo funciona el sexo en los circuitos neuronales que dan lugar a diferentes comportamientos y cómo funcionan los mecanismos neuronales subyacentes, comprendemos mejor el papel que desempeñan los genes en la conformación del comportamiento innato”, afirma Portman. “Ahora pretendemos entender mejor cómo los circuitos neuronales de los machos integran distintas señales de apareamiento y llegan a la decisión de qué hacer”.

Los ascáride, también llamados Nematoda

Los ascáride tienen muchas formas y tamaños. Hay más de 25 000 especies conocidas, pero probablemente hasta 10 millones. Existe incluso una ciencia dedicada por entero al estudio de los gusanos, la nematología. Lo especial de estas criaturas es que pueden sobrevivir en casi cualquier ecosistema: en agua dulce y salada, en los polos y en los trópicos, a grandes altitudes y a profundidades extremas. El 90 % de la vida de los fondos oceánicos está formada por ascárides. En el ser humano se encuentran 35 especies. Hay ascárides que pueden crecer hasta 8 metros, pero la mayoría de las especies son microscópicas. El C. elegans, como ya se ha dicho, se utiliza mucho como organismo modelo. En 1998 fue el primer pluricelular cuyo genoma se ha cartografiado por completo. El C. elegans consta de seis cromosomas y unos 20 000 genes.
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