Una importante corriente oceánica podría estar al borde del colapso ¿Qué implicaciones tendría en el clima?

El colapso de la Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC) podría hacer que algunas zonas de Europa se enfríen entre 5 y 15 grados Celsius, mientras que el hemisferio sur experimentaría un aumento de temperatura. Esto podría tener un impacto significativo en los patrones climáticos y la disponibilidad de alimentos y agua en todo el mundo.

Cuando pensamos en el cambio climático, pensamos sobre todo en el calentamiento, pero grandes zonas de Europa también podrían sufrir un enfriamiento sustancial si una importante corriente oceánica del Atlántico se detuviera de repente. Nuevas simulaciones por ordenador muestran que las probabilidades de que eso ocurra han aumentado ligeramente.

Se trata de la AMOC, la Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico, que incluye la conocida corriente cálida del Golfo. La AMOC forma parte de una gran circulación de corrientes oceánicas, que mueve agua salada y caliente a diferentes profundidades a través de la Tierra, lo que ayuda a regular la temperatura. Cuando esta AMOC se detiene, se intercambia menos calor por todo el planeta, lo que tiene un impacto especialmente fuerte en Europa.

El motor de este sistema se encuentra frente a las costas de Groenlandia. A medida que se derrite más hielo debido al cambio climático, más agua dulce va a parar al Atlántico Norte, lo que ralentiza el AMOC. En el sistema actual, el agua fría y profunda fluye hacia el sur, pasando por América del Norte y del Sur y luego hacia el este pasando por África. Mientras tanto, el agua oceánica, más salada y cálida, se desplaza desde el océano Índico, alrededor de la punta de África, hasta Florida, pasando por la costa este de Estados Unidos, hasta Groenlandia. Y esto crea una circulación global del agua oceánica.

Provocará una catástrofe global

Pero como la capa de hielo de Groenlandia se está derritiendo rápidamente, la AMOC corre el riesgo de detenerse. Mientras que antes parecía que eso llevaría siglos, la nueva simulación por ordenador muestra que pueden faltar solo décadas. Eso cambiaría el clima en toda la Tierra. Podría hacer entre 5 y 15 grados más frío en el noroeste de Europa, el hielo polar se desplazaría mucho más al sur y haría aún más calor en el hemisferio sur. Los patrones de precipitación también están cambiando. Algunos científicos creen que será un desastre que podría provocar una gran escasez de alimentos y agua en todo el mundo.

Pero aún no está tan lejos. Los científicos de la Universidad de Utrecht ven que nos estamos acercando al colapso del AMOC, pero aún no está claro hasta qué punto. Sin embargo, nos dirigimos hacia un punto de inflexión. Podría tardar otro siglo, pero también varias décadas. Depende, entre otras cosas, de nuestro propio comportamiento: cuanto menos CO₂ emitamos, más tardará el hielo en derretirse y el AMOC en apagarse.

Podría pasar más pronto de lo que creíamos

Hasta ahora, está claro que la corriente oceánica se ralentiza, pero el problema solo surge cuando se colapsa. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU tiene una “confianza media” en que esto no ocurrirá antes de 2100, pero varios científicos opinan lo contrario. Por ejemplo, un destacado científico climático alemán responde que el nuevo estudio se suma a la creciente preocupación por el colapso del AMOC en un futuro no muy lejano. “Ignoramos esto por nuestra cuenta y riesgo”, afirma. Un colapso de la AMOC tiene consecuencias tan importantes para el clima mundial, tan abruptas que es imposible adaptarse en algunas zonas, responde también un científico británico. También

Los científicos simularon 2200 años de corrientes oceánicas incorporando los efectos del calentamiento actual. Constataron “un colapso abrupto de la AMOC” al cabo de 1750 años, pero hasta ahora no habían podido trasladar la cronología simulada al futuro real de la Tierra. Sin embargo, sí vieron que es crucial vigilar una compleja medición de la corriente oceánica en torno a la punta de Sudáfrica. Cuanto más negativa sea esa medición, más despacio irá la AMOC. El cambio climático hace que esta lectura sea más negativa y, cuando llega a cierto punto, no se detiene lentamente, sino que más bien se precipita por un acantilado, advierten los investigadores.

Y donde antes esto siempre sonaba como una posibilidad lejana, ahora podría ocurrir en nuestra vida, según el nuevo estudio, aunque se necesita mucha más investigación para decir más sobre el marco temporal exacto. Así que no es en absoluto motivo para que cunda el pánico, pero sí para preocuparse.

Más sobre la AMOC

La Circulación Meridional de Oscilación del Atlántico (AMOC) es una corriente oceánica importante que juega un papel crucial en el clima global al transportar calor desde las regiones tropicales hacia el norte del Atlántico y redistribuirlo a lo largo de las costas de Europa y América del Norte. La AMOC es parte del sistema de circulación oceánica conocido como la Circulación Termohalina, que se basa en las diferencias de temperatura y salinidad del agua de mar para impulsar la circulación.

La AMOC comienza con la formación de agua densa y fría en el Ártico y el Atlántico Norte, debido al enfriamiento y la salinidad aumentada por la formación de hielo. Esta agua densa se hunde y luego se desplaza hacia el sur en profundidad, pasando por el Océano Atlántico hacia el ecuador. A medida que avanza hacia el sur, se calienta gradualmente y se mezcla con las aguas más cálidas superficiales. Una vez que alcanza latitudes más bajas, parte de esta agua caliente se desplaza hacia el este y se convierte en la Corriente del Golfo, que influye en el clima de Europa occidental.

La AMOC es esencial para la regulación del clima regional y global, ya que transporta una gran cantidad de calor y afecta a los patrones de precipitación y los sistemas climáticos. La interrupción o el colapso de la AMOC tendrían impactos significativos en el clima, especialmente en Europa, donde podría provocar un enfriamiento sustancial. Los científicos están monitoreando de cerca la AMOC debido a preocupaciones sobre cómo el cambio climático y el derretimiento de los casquetes polares podrían afectar su estabilidad en el futuro.
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