Misterio resuelto: cómo llegó esta pequeña abeja a la Polinesia Francesa

Las abejas enmascaradas descubiertas en la Polinesia Francesa y en otras islas del Pacífico son tan pequeñas que hasta hace poco pasaban desapercibidas en la investigación científica. Solo cuando los científicos utilizaron redes muy largas y comenzaron a recolectar muestras en lo alto de los árboles pudieron encontrar estas misteriosas abejas.

En 1934, el entomólogo estadounidense Elwood Zimmerman participó en la expedición Mangareva. Tomó muestras de diversos insectos autóctonos de las islas de la Polinesia Francesa, entre ellos tres diminutas abejas de color marrón anaranjado. El descubrimiento de las especies de abejas fue un gran misterio durante mucho tiempo. Pero eso ha cambiado ahora.

Hasta 1965, los tres ejemplares permanecieron intactos en el museo Bernice P. Bishop de Honolulú, pero entonces el famoso especialista en abejas Charles Michener decidió examinarlos. Describió la abeja, que solo medía 4 milímetros, como una nueva especie y la bautizó Hylaeus tuamotuensis, cuya traducción libre es abeja enmascarada de Tuamotu, perteneciente a la familia de las Colletidae, o Hymenoptera. Había nacido el misterio de Michener. 

¿Cómo habían llegado estas diminutas abejas a la Polinesia Francesa? Los parientes más cercanos conocidos vuelan por Australia, Nueva Guinea y Nueva Zelanda, a más de 3000 kilómetros al oeste de Tuamotu, el archipiélago donde se encontraron las abejas en las flores de tahetahe. Además, la especie no se ha vuelto a ver desde entonces y se temía que se hubiera extinguido. Un nuevo estudio ha resuelto por fin el enigma después de 59 años.

Abejas, saltando de isla en isla

“Nuestro estudio demuestra que pasamos por alto todo un grupo de especies, a pesar de que llevamos casi una década investigando las abejas en Fiyi. Gracias a nuevas técnicas de captura, hemos descubierto en las copas de los árboles varias especies de Hynaeus desconocidas hasta ahora. Siempre nos habíamos centrado en los insectos que viven en plantas cercanas al suelo, pero estas abejas enmascaradas ignoran claramente las flores de plantas pequeñas”, afirma el investigador principal, James Dorey, de la Universidad australiana de Wollongong.

“Con estas abejas podemos resolver el misterio: los antepasados de H. tuamotuensis llegaron a la Polinesia Francesa saltando de isla en isla a través de Fiyi y el suroeste del océano Pacífico”.

“Solo cuando llevamos a Fiyi redes muy largas y empezamos a recoger muestras en lo alto de los árboles encontramos a nuestras misteriosas abejitas”, explica Dorey. El equipo describe ocho nuevas especies de Hylaeus descubiertas en el Pacífico entre 2014 y 2019. Mediante pruebas de ADN, los investigadores demuestran que los insectos están emparentados con la abeja enmascarada de Tuamotu.

Seis de las especies son del archipiélago de Fiyi: la pequeña Hylaeus de manchas amarillas, la Hylaeus de manchas blancas, la Hylaeus de cara recta, la Hylaeus de cara abierta, la Hylaeus de Veli y la Hylaeus de Navai. Uno se descubrió en Chuuk (Micronesia) y el último, el Hylaeus verde dorado, en Tahití (Polinesia Francesa), a 450 kilómetros al suroeste de Tuamotu. Sorprendentemente, la nueva especie parece preferir las flores rojas. Esto se debe a que la mayoría de las abejas perciben mal la luz roja.

Se esperan más descubrimientos 

Entre Fiyi y la Polinesia Francesa hay cientos de islas, como Tonga, Samoa, las Islas Cook y Wallis y Futuna. Ahora que los científicos saben cómo buscar en las copas de los árboles, esperan descubrir muchas más especies de Hylaeus en esas islas. Pero aún no está claro cómo cruzaron las abejas entre las islas. Su autonomía media de vuelo no se conoce del todo, pero probablemente sea de unos pocos kilómetros.

“Como la mayoría de las abejas enmascaradas hacen sus nidos en madera, la explicación más lógica es que hayan ido a la deriva de una isla a otra. Especialmente tras los ciclones tropicales, masas de material vegetal son arrastradas hacia el mar a través de los ríos. También es posible que entraran en capas de aire más altas y fueran arrastradas lejos de casa, pero ese habría sido un viaje mucho más peligroso para nuestras abejitas”, explica Dorey.

Tampoco está claro cuándo se propagaron las abejas. Aún no se dispone de suficiente material de ADN para ello. Los investigadores tampoco saben aún hasta qué punto las abejas enmascaradas se dan en las distintas islas tropicales. “Bautizamos a Hylaeus de Veli con el nombre del pueblo Veli del folclore fiyiano. Se trata de gente pequeña y poderosa que, según la tradición, vive en los bosques. Se conocen muchas historias sobre este pueblo mítico. A menudo se les describe como pacíficos, pero también pueden ser peligrosos, por ejemplo si se tala uno de sus árboles favoritos. Por eso se eligió este nombre, que evoca la responsabilidad de proteger estas nuevas especies de abejas y los árboles en los que viven”, escriben los científicos en su estudio.

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