¿Existían casos de demencia en la antigüedad? Esto es lo que revelan los documentos griegos y romanos

Los aristócratas romanos, sin saberlo, se envenenaban al cocinar en utensilios de plomo, utilizar tuberías de agua de plomo y añadir acetato de plomo a su vino para endulzarlo. Este inadvertido envenenamiento por plomo podría haber contribuido, según algunos investigadores, a la caída del Imperio Romano.

Muchas enfermedades modernas de la vejez solían ser mucho menos comunes. En parte, esto se debe a que ahora somos más viejos. La gente solía morir antes de sufrir demencia, por ejemplo, pero eso no explica toda la historia. La demencia era extremadamente rara entre los antiguos griegos y romanos, por ejemplo.

Así se desprende de un nuevo análisis de textos médicos de hace entre 2000 y 2500 años. “Entre los antiguos griegos, hay muy, muy pocas menciones de algo que pudiera describirse como deterioro cognitivo leve. Solo encontramos unos pocos casos”, afirma el investigador principal y profesor de la Universidad del Sur de California, Caleb Finch. “Cuando nos fijamos en los romanos, encontramos al menos cuatro documentos que indicaban casos raros de demencia. Así que era claramente más común entre los romanos que entre los griegos”.

La demencia en la antigüedad

Los antiguos griegos ya sabían que las personas mayores se volvían olvidadizas hasta cierto punto, pero eso no era nada comparado con la pérdida de memoria y el deterioro del habla y la capacidad de pensar que provocan el Alzheimer y otros tipos de demencia.

Los investigadores californianos analizaron un gran volumen de escritos médicos de Hipócrates y sus seguidores. Los documentos de los griegos mencionan todo tipo de dolencias de la vejez, como sordera, mareos y molestias digestivas, pero en ninguna parte se menciona la pérdida de memoria.

Siglos más tarde, en la antigua Roma, sí aparecen algunas menciones. Claudio Galeno señala que, en torno a los 80 años, algunos ancianos tienen problemas para aprender cosas nuevas. Plinio el Viejo escribe que el senador y famoso orador Valerio Mesala Corvino había olvidado su propio nombre. Cicerón observó que “la locura de la vejez era característica de los viejos irresponsables, pero no de todos los viejos”.

Contaminación atmosférica

¿Cómo es que la demencia parecía aparecer “de repente” en la época romana? Los investigadores creen que tiene que ver con la contaminación atmosférica. Las ciudades romanas estaban cada vez más densamente pobladas, lo que aumentaba la polución. Además, los aristócratas romanos cocinaban en cocinas de plomo, tenían tuberías de agua de plomo y añadían acetato de plomo (también conocido como azúcar del diablo) a su vino para hacerlo más dulce. Al hacerlo, se envenenaban a sí mismos sin saberlo.

Por cierto, había algunos escritos antiguos que reconocían que el plomo era tóxico, pero no se hizo mucho al respecto hasta el siglo XX. Y eso pudo tener consecuencias importantes. Incluso hay investigadores que creen que el envenenamiento por plomo contribuyó a la caída del Imperio Romano.

Los Tsimane en el Amazonas

Para averiguar aún más sobre los orígenes de la demencia, los investigadores se fijaron no solo en griegos y romanos, sino también en una tribu aislada que vive actualmente en la Amazonia boliviana, los tsimane.

Al igual que los griegos y los romanos, los tsimane llevan un estilo de vida preindustrial y hacen mucho más ejercicio que nosotros. La demencia es rara allí. Se ha demostrado que solo el 1 % de los ancianos tsimane padecen demencia. En comparación, el 11 % de las personas mayores de 65 años en EE. UU. padecen demencia. 

“Los amplios datos de los tsimane son muy valiosos”, afirma Finch. “Se trata de la gran población de personas mayores mejor documentada en la que apenas prevalece la demencia. Sugiere que nuestro entorno vital es un factor importante en el riesgo de demencia”.

Factores de riesgo de demencia

Este estudio no solo revela la influencia de la contaminación atmosférica en la demencia, sino que también destaca múltiples factores de riesgo relacionados con nuestro estilo de vida. A continuación, se profundiza en diez elementos clave que pueden influir en la prevención de esta enfermedad neurodegenerativa:

  1. Hipertensión arterial: Controlar la presión sanguínea mediante hábitos saludables y medicación si es necesario, preserva la salud vascular cerebral.
  2. Sobrepeso: Mantener un índice de masa corporal adecuado reduce la carga sobre el sistema nervioso, disminuyendo el riesgo de deterioro cognitivo.
  3. Consumo de alcohol: Moderar la ingesta alcohólica es esencial, ya que el abuso puede tener efectos negativos en la función cerebral a largo plazo.
  4. Diabetes: Gestionar cuidadosamente la diabetes, mediante una dieta balanceada y medicación si es necesario, contribuye a minimizar el impacto en la salud cerebral.
  5. Tabaquismo: Dejar de fumar no solo beneficia la salud pulmonar, sino que también protege contra el declive cognitivo y la demencia.
  6. Niveles altos de colesterol: Controlar los niveles de colesterol con una dieta saludable y, en algunos casos, medicamentos, es vital para prevenir daños en el sistema nervioso.
  7. Dieta poco saludable: Adoptar una dieta rica en nutrientes, antioxidantes y ácidos grasos omega-3 respalda la salud cerebral y reduce el riesgo de demencia.
  8. Falta de ejercicio: La actividad física regular mejora la circulación sanguínea cerebral, promoviendo la neuroplasticidad y la función cognitiva.
  9. Escasa actividad cognitiva: Estimular la mente a través de la lectura, el aprendizaje continuo y actividades cognitivamente desafiantes es fundamental para preservar la función cerebral.
  10. Limitados contactos sociales: Mantener conexiones sociales activas y significativas actúa como un factor protector, reduciendo la vulnerabilidad a la demencia y promoviendo el bienestar mental.
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