Hay más de 240 000 partículas de plástico por litro en agua embotellada que consumimos

Cada litro de agua embotellada alberga más nanoplásticos que habitantes en algunas ciudades pequeñas. ¡Un mundo microscópico en cada sorbo!

Ya sabíamos que los mícroplásticos se encuentran en todas partes y ningún lugar del planeta se salva de ellos, pero gracias a una nueva técnica láser, ahora también tenemos una idea de la cantidad de nánoplásticos. Y lo que se ha encontrado hasta ahora en el agua embotellada es bastante impactante. 

Con la nueva técnica, se han detectado cientos de miles de partículas de plástico extremadamente pequeñas arremolinándose en tu botella de agua. Es decir, entre diez y cien veces más de lo que se pensaba. Este tipo de nanopartículas pueden penetrar fácilmente en el torrente sanguíneo, en las células individuales e incluso en nuestro cerebro. El descubrimiento fue, por tanto, una gran y desagradable sorpresa. Hasta ahora, lo que más nos preocupaba eran los microplásticos, que aparecen por todo el mundo: en el suelo, en el hielo polar, en el agua potable y en nuestros alimentos. Pero el plástico se descompone con el tiempo en partículas cada vez más pequeñas. Mientras que los microplásticos tienen un grosor de hasta un micrómetro (la millonésima parte de un metro), los nanoplásticos se detienen en la milmillonésima parte de un metro.

Se está investigando mucho sobre las partículas de plástico en las botellas de agua y ya se han encontrado decenas de miles de partículas de plástico por botella. Pero resulta que hay muchas más, según ha descubierto un nuevo microscopio láser. Los científicos de Columbia han podido identificar hasta ahora alrededor del 10 % de estos nanoplásticos, que básicamente son partículas microplásticas que se han deshecho.

240 000 partículas de plástico por litro de agua

Encontraron una media de 240 000 partículas de plástico por litro, lo que supone entre 10 y 100 veces más que las estimaciones anteriores. Además, las partículas son mucho más pequeñas de lo que se pensaba. Son tan pequeñas que, a diferencia de los microplásticos, pueden entrar sin problemas en la sangre a través del pulmón o la pared intestinal y llegar así a todos los órganos, incluidos el corazón y el cerebro. Incluso pueden entrar en células individuales y llegar al cuerpo del feto a través de la placenta.

Pero hasta qué punto eso es malo, nadie lo sabe todavía. “Hasta hace poco, este era un terreno desconocido para nosotros. Mediante estudios de toxicidad, hicimos una estimación, pero eso fue todo”, afirma el investigador Beizhan Yan. “Sin embargo, esta nueva tecnología abre las puertas a un mundo que hasta ahora permanecía cerrado para nosotros”.

La frontera del nanomundo

Los materiales naturales normalmente se descomponen en sustancias inocuas, pero la mayoría de los plásticos no lo hacen. Simplemente, se descomponen en partículas cada vez más pequeñas del mismo material químico. Estas divisiones pueden seguir y seguir hasta alcanzar el tamaño de una sola molécula. Esto lo sabemos desde hace poco. En 2018, los científicos descubrieron que hay unas 325 partículas de plástico por litro en el agua embotellada. Estudios posteriores encontraron más y más partículas por litro, pero cuanto más pequeñas son las partículas, más difícil es estimarlo. Sobre las partículas menores de un micrómetro, o en la frontera del nanomundo, era pura conjetura hasta hace poco.

“Los investigadores desarrollaron métodos para observar nanopartículas, pero no tenían ni idea de lo que estaban mirando”, explica Naixin Qian, investigador principal. De este modo, solo era posible hacer una estimación aproximada de la nanomasa, pero no se podían contar los números. Los investigadores tampoco pudieron determinar de qué tipo de plástico se trataba. Ahora pueden hacerlo con la nueva técnica láser, que puede hacer resonar moléculas específicas. Así, combinada con un algoritmo controlado por ordenador, se identificaron siete nanoplásticos comunes en el agua embotellada. “Una cosa es detectar algo y otra muy distinta entender exactamente lo que se está detectando”, afirma Wei Min, investigador de Columbia que inventó el microscopio láser jufffnto con Qian.

Como ya se ha mencionado, los investigadores encontraron unas 240 000 partículas de plástico por litro de agua. El 90 % de ellas eran nanoplásticos y el 10 % microplásticos. Entre otras cosas, encontraron PET. Por supuesto, esto no es tan sorprendente, ya que es de lo que están hechas la mayoría de las botellas de plástico. Es probable que muchas de estas partículas entren en el agua al apretar la botella, girar el tapón o exponerla al calor.

Otro plástico era aún más común en el agua: la poliamida, un tipo de nailon. Irónicamente, esto se debe probablemente a los filtros de plástico utilizados para purificar el agua antes de embotellarla, afirma Yan. Otros plásticos que los investigadores encontraron en el agua son: poliestireno, cloruro de polivinilo y metacrilato de polimetilo, todos ellos utilizados en procesos industriales.

Número frente a masa

A los siete tipos de plástico solo se les puede atribuir el 10 % de las nanopartículas. Los científicos no tienen ni idea de qué son las demás partículas. Si todas son nanoplásticos, hay más de 10 millones de partículas de plástico en un litro de agua embotellada. “Pero podría ser cualquier cosa”, escriben los investigadores. Es posible que muchas de ellas tengan un origen natural, orgánico. “Aún queda mucho por aprender sobre los nanoplásticos. En términos de masa, las nanopartículas superan a las micropartículas, pero en términos de números es al revés. Y se trata sobre todo de números, porque cuanto más pequeñas son, más fácilmente pueden penetrar en el cuerpo humano”, dice Min.

Nanoplásticos en nieve polar y la lavadora

Los investigadores también estudian la presencia de nanoplásticos en otros líquidos, como el agua del grifo y las aguas residuales de las lavadoras. Yan ha descubierto que la ropa sintética libera millones de nanopartículas por lavado.

Los investigadores también van a identificar las nanopartículas de la nieve, traídas de la Antártida por una expedición británica. “No es una sorpresa total que encontremos tantas de estas cosas”, concluye Qian. “La idea es que cuanto más pequeñas son las partículas, más cantidad hay”.

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