Algunas zonas del cerebro se encogen durante el embarazo y vuelven a crecer tras el parto

El embarazo provoca cambios en el cerebro de las madres, adelgazando temporalmente la corteza cerebral. Estos ajustes podrían prepararlas para la maternidad, sugiere la investigación. Se menciona similitud con la poda sináptica en la pubertad y la posible disminución de células inmunitarias cerebrales. Hallazgos relevantes para comprender trastornos asociados al embarazo.

Los escáneres cerebrales de 110 madres muestran que algunas regiones del cerebro se adelgazan temporalmente durante el primer embarazo. Esto puede preparar a las madres para la vida como madres.

Los escáneres cerebrales muestran que algunas zonas del cerebro se vuelven más pequeñas y delgadas durante el embarazo. La mayoría de estos cambios revierten tras el parto. Es posible que el cerebro se reestructure durante y después del embarazo para prepararse para la maternidad.

“El embarazo es probablemente el acontecimiento hormonal más intenso por el que puede pasar una persona. Así que era plausible que el cerebro cambiara durante este periodo”, afirma la neurocientífica Susana Carmona, del Hospital Universitario Gregorio Marañón (España).

Cambios en la corteza cerebral

Estudios anteriores, con un número reducido de participantes, demostraron que el embarazo modifica la estructura y organización de algunas redes cerebrales. Para investigarlo más a fondo, Carmona y sus colegas escanearon los cerebros de 110 madres durante el tercer trimestre de su primer embarazo. Después volvieron a escanear sus cerebros al mes de dar a luz. También escanearon el cerebro de 34 mujeres sin hijos. Los resultados se publicaron en la revista científica Nature Neuroscience.

Los investigadores descubrieron cambios significativos en la corteza cerebral (la zona externa del cerebro) durante y después del embarazo. Por término medio, la corteza cerebral era un 2,5 % más delgada y un 4,6 % más pequeña en volumen en las embarazadas que en las mujeres sin hijos.

La mayoría de estas diferencias disminuyeron en el periodo posparto. Sin embargo, no ocurría lo mismo en la llamada red por defecto y la red frontoparietal. La red por defecto es crucial para la autopercepción y la interacción social. La red frontoparietal es importante para funciones ejecutivas como la planificación, la búsqueda de soluciones y el mantenimiento de la atención. Las regiones cerebrales de estas redes eran al menos un 2 % más delgadas y casi un 3,6 % más pequeñas en volumen en las madres recientes que en las mujeres sin hijos.

Se necesitan más datos para averiguar por qué el embarazo altera estas redes. Pero una hipótesis ampliamente aceptada es que estos cambios ayudan a prepararse para la maternidad, afirma la psicóloga Catherine Monk, de la Universidad de Columbia (Nueva York).

El proceso de poda sináptica

El adelgazamiento de la corteza cerebral no es necesariamente malo. Al contrario, también se produce durante la pubertad, cuando el cerebro afina sus vías neuronales. Este proceso se denomina poda sináptica. Piensa en ello como si fuera un rosal, donde las rosas malas se podan para que las rosas bonitas tengan más energía para crecer. Esta podría ser la razón por la que la corteza cerebral se adelgaza durante el embarazo y después del parto, dice Monk.

Según Carmona, es posible que estas regiones cerebrales se afinen para que la madre pueda cuidar mejor a su hijo y empatizar con él. Si preguntas a cualquier madre, la mayoría te dirá: “Me siento muy diferente después del parto”. “Los cambios en el cerebro pueden ser la causa de este sentimiento, pero aún no lo sabemos con certeza”, afirma Carmona.

Sistema inmunitario adaptado

El hecho de que la mayoría de los cambios en la corteza cerebral se inviertan tras el parto sugiere que también se produce otro mecanismo más dinámico. Carmona cree que podría tratarse de una disminución generalizada de las cantidades de microglía en la corteza cerebral. Se trata de las células inmunitarias del cerebro. “Todo tu sistema inmunitario tiene que adaptarse para que puedas dar a luz a una persona genéticamente diferente a ti”, explica. “Y sabemos que la microglía cambia de forma y de número con bastante rapidez”.

Según Carmona, los resultados de este estudio pueden ayudar a comprender mejor los trastornos neurológicos y psicológicos asociados al embarazo, como la depresión posparto. “Es importante darse cuenta de que la maternidad comienza incluso antes del nacimiento”, afirma Monk. “Se producen muchos cambios en el cerebro. Podemos actuar en consecuencia para mejorar el bienestar y ayudar a las familias a empezar mejor”.

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