Nuevas pistas sobre la extinción de los dinosaurios: el meteorito no es el único culpable

Inestables “inviernos volcánicos” previos a la extinción de los dinosaurios complicaron la vida de plantas y animales, contribuyendo a su desaparición. La Tierra era un lugar de desafíos climáticos extraordinarios para los antiguos gigantes.

Es un debate que lleva tiempo abierto: ¿fue un meteorito, una erupción volcánica o la combinación de ambos lo que puso fin a la era de los dinosaurios? Científicos canadienses vuelven a intentarlo: además del impacto de un meteorito, se cree que influyeron la actividad volcánica extrema y el cambio climático repentino. 

Creemos saber aproximadamente cuándo murió el último dinosaurio. Fue hace unos 66 millones de años, tras el impacto de un enorme meteorito en el cráter de Chicxulub, en el Golfo de México. Pero, ¿fue el impacto del meteorito la única razón por la que los dinosaurios desaparecieron de la faz de la Tierra? La situación es probablemente un poco más compleja y largos periodos de erupciones volcánicas masivas y un drástico enfriamiento del clima dieron el empujón final a los antiguos gigantes.

Investigadores de la Universidad McGill de Montreal (Canadá), entre otros, profundizaron en las Trampas del Decán, una llanura volcánica que forma la actual meseta de Dekan, en el oeste de la India. En términos de superficie, se trata de uno de los mayores fenómenos volcánicos de la Tierra. Consiste en una acumulación de basalto solidificado de más de 2 kilómetros de espesor sobre una superficie de 500 000 kilómetros cuadrados. La vasta y escarpada meseta se formó por gigantescas erupciones volcánicas, con un total de cerca de 1 millón de kilómetros cúbicos de roca expulsada del interior de la Tierra. Esta enorme fuerza de la naturaleza parece haber desempeñado un papel clave en el enfriamiento del clima y la eventual extinción de los dinosaurios.

Flúor y azufre

Los científicos recogieron muestras de la roca volcánica de la India y las analizaron en laboratorios de Inglaterra y Suecia. El equipo se interesó por la cantidad de azufre y flúor que entró en la atmósfera durante las erupciones volcánicas masivas de los 200 000 años anteriores a la extinción de los dinosaurios. Y lo que resultó: durante este periodo se liberó una gran cantidad de azufre. Esto hace muy plausible que tuviera lugar el llamado invierno volcánico, o un periodo en el que las temperaturas medias en todo el mundo descendieron con fuerza.

“Nuestra investigación demuestra que las condiciones climáticas eran muy inestables en el periodo anterior a la extinción de los dinosaurios. Hubo muchos inviernos volcánicos que podían durar décadas. Esta inestabilidad debió de hacer la vida muy difícil a todas las plantas y animales, lo que sin duda contribuyó a la extinción de los dinosaurios. Nuestro trabajo de investigación nos permite comprender mejor lo que ocurrió en torno a la extinción masiva de los dinosaurios, la aparición de los mamíferos y la evolución de nuestra especie”, afirma el profesor Don Baker.

Sabor a pasta primigenia

No resultó tarea fácil extraer pistas de las muestras de basalto, de millones de años de antigüedad. Los investigadores desarrollaron una nueva técnica para estimar la cantidad de azufre y flúor liberados e inferir así la historia volcánica. Baker compara el proceso químico con la cocción de la pasta. “Imagínese que cocina espaguetis en casa. Hierves el agua, añades sal y echas la pasta en la sartén. Parte de la sal sale del agua y entra en la pasta, pero es solo una pequeña parte”, explica.

Del mismo modo, algunos elementos quedan atrapados en los minerales al enfriarse tras una erupción volcánica. Se puede calcular aproximadamente la concentración de sal en el agua de cocción analizando el contenido de sal en la pasta. Así, utilizando la nueva técnica, los científicos determinaron la cantidad de azufre y flúor en las muestras de basalto indio y calcularon qué cantidad de estas sustancias entró en la atmósfera durante las erupciones volcánicas de la época.

Los hallazgos del equipo internacional de investigación han supuesto así una importante contribución al misterio de la extinción masiva más conocida de la Tierra, y ayudan a proporcionar un enfoque más informado de nuestro propio cambio climático

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