Los plásticos biodegradables también afectan a los peces, un descubrimiento preocupante

Estudio revela que los plásticos biodegradables, aunque menos dañinos que los convencionales, afectan al comportamiento y metabolismo de los peces. Investigación destaca la importancia de regular y controlar el uso de materias primas en la producción de plásticos biodegradables para proteger a los organismos marinos.

Aunque el bioplástico resulta ser menos dañino que el plástico “normal”, sigue teniendo un impacto negativo en los peces: ¿Esto es el fin de la ilusión ecológica? Una nueva investigación revela consecuencias inesperadas de los plásticos biodegradables en el mundo marino.

Así lo recoge la revista Science of the Total Environment. “El plástico biodegradable puede no ser la solución a la contaminación por plásticos”, se ve obligada a concluir la investigadora Ashleigh Hawke, del departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Otago.

El experimento: consumo de oxígeno

Hawke basa esa conclusión en experimentos con peces pertenecientes a la especie Forsterygion capito. Los peces se dividieron en dos grupos. Un grupo fue alimentado regularmente con microplásticos biodegradables durante cinco semanas. Estos plásticos estaban hechos de zeína (una proteína vegetal que se encuentra en el maíz) y quitosano: un biopolímero natural que se produce a partir de los exoesqueletos de cangrejos y gambas. El otro grupo recibió microplásticos “normales” (de polietileno, un material con el que también se fabrican bolsas y botellas de plástico) con la misma frecuencia durante el mismo periodo. 

Después de que los peces siguieran esta “dieta de plástico” durante cinco semanas, los científicos observaron su comportamiento. En concreto, observaron cómo se movían (a qué velocidad lo hacían y qué distancia recorrían). También observaron el comportamiento de huida de los peces: con qué fuerza y rapidez reaccionaban ante las amenazas, a qué velocidad huían, cuál era su velocidad máxima al hacerlo y en qué dirección huían.

Además, los investigadores analizaron el metabolismo aeróbico midiendo el consumo de oxígeno de los peces. “El metabolismo aeróbico es un importante mecanismo fisiológico que permite procesos vitales cruciales”, explican los investigadores en su estudio. “Todos los organismos aeróbicos lo utilizan para obtener, utilizar y almacenar energía, por lo que una alteración del mismo puede dar lugar a una disminución de la forma física”. “E investigaciones anteriores ya han demostrado que la exposición a microplásticos puede perjudicar el metabolismo aeróbico al alterar la producción de energía aeróbica”.

Resultados: buenas y malas noticias

El estudio revela que el plástico convencional tiene un impacto negativo en los movimientos natatorios de los peces, su comportamiento de huida y su metabolismo aeróbico. En el caso de los peces que habían ingerido plásticos biodegradables, su desempeño fue mejor en general, aunque se observó una disminución significativa en su velocidad máxima de nado después de la exposición a estos materiales.

La buena noticia es que los microplásticos biodegradables son mucho menos nocivos que los derivados del petróleo. Pero la mala noticia es que no son completamente inocuos, subraya Hawke. “Aunque sean menos malos, aún pueden tener un efecto negativo en los animales expuestos a ellos. En este caso, por ejemplo, podrían reducir las poblaciones al afectar al comportamiento de huida de los peces”.

Metales pesados

Que incluso los microplásticos biodegradables tuvieran efectos negativos en los peces no sorprendió a Hawke. “Porque el biopolímero utilizado contenía trazas de metales pesados que muy probablemente procedían de las materias primas con las que se fabricó, por ejemplo el quitosano. Aunque las concentraciones de metales pesados estaban dentro de los límites establecidos para ellos en Nueva Zelanda (el país donde se realizaron los experimentos), cuando se trata de pescado y marisco aún pueden afectar a los peces”.

Que los plásticos biodegradables son menos nocivos que los microplásticos ordinarios, pero aun así pueden tener efectos adversos en los peces, es una conclusión importante. Pero no significa que sea aplicable a todos los plásticos biodegradables, subraya Hawke.

“Ya se han desarrollado muchos plásticos biodegradables o compostables y comestibles”. Y, por tanto, es ciertamente posible que haya entre ellos un bioplástico que sea completamente inocuo. Pero (y esto es precisamente lo importante) así no lo sabemos. 

“En realidad, la forma de desarrollar los plásticos tradicionales se estableció hace décadas, por lo que hay poca variación en cómo se producen los plásticos”, explica la investigadora Bridie Allan. “Pero como los plásticos biodegradables son relativamente nuevos, hay mucha variación en cómo se fabrican y en los materiales utilizados en el proceso. Y esta investigación demuestra que las materias primas utilizadas en estos materiales importan y que su uso debe regularse y controlarse mejor”. Hawke coincide. “Hay que investigar mucho más sobre los posibles efectos de los plásticos biodegradables en los organismos marinos, porque se desconocen los efectos de muchos plásticos biodegradables que ya se producen con frecuencia”.

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