¿Por qué el Autismo desaparece en algunos niños? Estudio revelador

¿Qué sucede con el diagnóstico de autismo en niños? Un estudio muestra que, tres años después del diagnóstico antes de los 3 años, el 37 % de los niños ya no cumple los criterios al comenzar la escuela, y se examina la influencia de factores como el género y el funcionamiento adaptativo en esta dinámica.

Cada vez se diagnostica autismo a más niños. Que esto esté siempre justificado es muy cuestionable. De hecho, un nuevo estudio muestra que el 37 % de los niños diagnosticados antes de cumplir tres años ya no cumplen los criterios cuando empiezan a ir al colegio.

En los niños de hasta 6 años, el autismo se caracteriza por la dificultad para interactuar con los demás, un interés limitado por el entorno, dificultad para afrontar los cambios, necesidad de normas y una notable hipersensibilidad o insensibilidad a algunos estímulos. Ahora parece que estos síntomas vuelven a desaparecer en una proporción significativa de niños a medida que crecen.

Autismo en pequeños: niñas frente a niños

Investigadores estadounidenses lo descubrieron volviendo a examinar a 213 niños a los que se había diagnosticado autismo antes de los tres años. “Invitamos a participar en un nuevo estudio a niños que ahora tienen entre 5 y 7 años, a los que se había diagnosticado autismo cuando tenían entre 12 y 36 meses”, explica Elizabeth Harstad, investigadora principal del Hospital Infantil de Boston. 

“Les hicimos realizar pruebas estandarizadas para medir sus capacidades cognitivas y lingüísticas, su capacidad de adaptación y ver hasta qué punto presentaban síntomas de autismo”. Esto permitió a los investigadores determinar el funcionamiento actual de los niños. “Para averiguar su funcionamiento en ese momento, utilizamos información detallada de los historiales médicos, como datos sobre su desarrollo, funcionamiento adaptativo y habilidades comunicativas”.

Esto demostró que el 37 % de los niños diagnosticados de autismo en aquel momento no cumplían ahora los criterios. “Descubrimos que las niñas tenían muchas más probabilidades de padecer autismo no persistente. La razón no está del todo clara. Posiblemente, las niñas tenían síntomas más sutiles en aquel momento, de modo que cuando se les hicieron las pruebas, quizá no cumplían todos los criterios para el diagnóstico”. Pero la explicación también podría ser cultural. “Es posible que el entorno social y cultural haga más hincapié en el funcionamiento socioemocional de las niñas que en el de los niños, lo que les permite trabajar sus habilidades comunicativas en entornos más naturales”.

Funcionamiento adaptativo: utilidad de la terapia

El estudio también reveló que los niños con un mayor “funcionamiento adaptativo” tenían más probabilidades de no superar los criterios de medición. El funcionamiento adaptativo es un término colectivo que engloba las habilidades comunicativas, las habilidades para desenvolverse en la vida diaria y las habilidades motoras y de socialización. 

“La información sobre estas la obtenemos preguntando a los padres qué puede hacer el niño en diversas áreas, como comunicarse, cuidar de sí mismo y desenvolverse en el grupo. Muchos niños autistas tienen un desarrollo más lento en este tipo de habilidades. No sabemos qué mecanismo subyace a esta situación. Es posible que estas mejores habilidades adaptativas a una edad temprana indiquen una mayor capacidad de aprendizaje”. En consecuencia, es posible que estos niños sigan cumpliendo los criterios del autismo cuando son pequeños y no más tarde.

También digno de mención: no se encontró ninguna correlación entre la terapia que recibían los niños y el grado en que persistía el diagnóstico de autismo. Cabría esperar que la terapia hiciera que algunos niños sufrieran menos por su autismo. “Casi todos los niños del estudio recibieron algún tipo de terapia. Descubrimos que entre un año y un año y medio después del diagnóstico eran los que recibían más horas de terapia a la semana”, afirma Harstad. “Sabemos que las intervenciones son más eficaces cuando se realizan a una edad temprana. Así que evaluamos si la cantidad de terapia en los 18 meses posteriores al diagnóstico estaba relacionada con el grado de autismo que seguían teniendo los niños. En nuestro modelo, no parecía haber relación entre la cantidad de terapia y si un niño cumplía o no los criterios de autismo en la edad escolar”. Por cierto, eso no significa en absoluto que la terapia no sirviera para nada, opina el investigador. “Es posible que la terapia ayudara con otros resultados que no medimos en este estudio. También es probable que la terapia ayudara a unos niños más que a otros”.

Diagnóstico provisional

El hecho de que tantos niños pequeños con autismo dejen de tenerlo unos años después tampoco significa que hubiera un diagnóstico erróneo a una edad temprana, cree Harstad. “Nuestro estudio demuestra que, incluso cuando se realizan pruebas muy completas y exhaustivas de autismo a los niños, algunos dejan de cumplir los criterios unos años después. Así que quizá deberíamos reconsiderar cómo enfocamos el diagnóstico de autismo en niños tan pequeños. Quizá debería ser más bien un diagnóstico provisional que permitiera el acceso a la terapia, pero que también dejara claro que hay que vigilar al niño para determinar si sigue cumpliendo los criterios del autismo unos años después”.

Seguimiento continuo

A la investigadora le sorprendió que el número de niños que ya no cumplían los criterios de autismo fuera tan elevado. “Encontramos cifras de autismo no persistente más altas de lo esperado, aunque hay explicaciones. Por ejemplo, hubo un estudio anterior en el que se volvió a examinar a los niños a una edad más temprana. Es posible que el hecho de que estudiáramos a los niños a los 6 años en lugar de a los 4 explique en parte por qué en nuestro estudio había más niños con autismo no persistente”.

Por último, la investigadora quiere subrayar que el desarrollo de los niños sigue cambiando a lo largo de su vida. “Por eso, aunque un niño no cumpla los criterios del autismo a los 6 años, puede seguir necesitando apoyo en otras áreas. Por lo tanto, hay que vigilar el desarrollo del niño en el futuro. Nuestro estudio subraya la importancia del seguimiento continuo del desarrollo de todos los niños pequeños diagnosticados de autismo”.

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto