Los salmones se cambian de hábitat a los ríos del ártico (¿pero realmente tienen futuro allí?)

El inusual traslado del salmón a los ríos árticos como respuesta al cambio climático y las incertidumbres en torno a su adaptación y consecuencias para el ecosistema.

Los ríos árticos no suelen asociarse con salmones en peligro de extinción. Sin embargo, hoy en día es posible encontrarlos allí, ya que el cambio climático está transformando su hábitat tradicional.

En los ríos Anaktuvuk e Itkillik, en el Talud Norte de Alaska, investigadores de la Universidad de Alaska Fairbanks encontraron este otoño un centenar de salmones “desovando”. Aunque siempre ha habido salmones en el North Slope, su número ha aumentado en los últimos años. Y esto no es habitual: de hecho, se sabe que los salmones se reproducen en el mismo río donde ellos mismos nacieron (véase el recuadro).

Hay excepciones a esta regla, afirma el investigador principal, Peter Westley. Durante la última década, ha estudiado cómo pueden cambiar los hábitats del salmón. Al hacerlo, vio que, efectivamente, los salmones a veces se trasladan a nuevos hábitats cuando estos se adaptan mejor a su estilo de vida. “Los desplazamientos forman parte de la biología y la evolución del salmón. En el Ártico, ahora podemos ver que eso ocurre ante nuestros ojos”.

¿Cómo se reproduce el salmón?

Durante el “regreso a casa”, los salmones adultos nadan cientos de kilómetros desde el mar hasta sus ríos natales para reproducirse. Allí, las hembras hacen hoyos alargados en los fondos de grava de un río caudaloso, donde depositan sus huevos. El macho fertiliza los huevos externamente depositando su esperma también en las fosas. Después cubre las fosas con arena, mientras la hembra excava otras nuevas. Este proceso se denomina “desove” y puede durar un total de dos semanas. La mayoría de los salmones mueren después de este proceso. Los salmones jóvenes permanecen en los ríos entre uno y tres años, tras los cuales se trasladan al mar para seguir creciendo.

Demasiado calor para el salmón: impacto en los ecosistemas

El hecho de que los investigadores encontraran tantos salmones desovando en el Ártico apoya la teoría de que el salmón se irá desplazando cada vez más hacia el norte a medida que cambie su hábitat tradicional. “La mayoría de los lugares donde vive el salmón se han vuelto demasiado cálidos, por lo que están empezando a desaparecer”, explica Westley. “En cambio, en el Ártico, el agua es cada vez más cálida, por lo que el salmón puede prosperar allí”.

El desplazamiento de la población podría tener importantes consecuencias. Por ejemplo, muchas personas de la población indígena de Alaska dependen de la pesca para subsistir. Pero la desaparición del salmón también podría tener un gran impacto en los ecosistemas. Osos, lobos, águilas y otras especies aprovechan cada año la gran migración del salmón hacia los ríos. Los bosques también se benefician del salmón. Los restos que a menudo dejan en tierra los osos u otros depredadores son reabsorbidos por insectos y plantas. El salmón desempeña así un papel importante en el ecosistema. Y en el futuro, quizá también en el Ártico.

Pero aún está por ver si el desove en el Ártico también genera crías viables. Para comprobarlo, los investigadores han colocado sensores de temperatura en varios lugares de desove del salmón. Esto les permitirá saber si los ríos se congelan completamente durante el invierno, lo que destruiría cualquier embrión. Además, está previsto volver a la zona en otoño de 2024 para ver si encuentran salmones jóvenes o una nueva oleada de adultos desovando.

Más especies en movimiento

No solo el salmón se desplaza hacia el norte. Muchas especies de plancton también empezarán a buscar refugio alrededor de los polos. Aquí es probable que sustituyan a especies de plancton adaptadas a aguas más frías. Esto significa que alrededor de los polos están surgiendo nuevas comunidades que nunca antes habían existido en estas combinaciones. Estas interrelaciones están claramente desajustadas. La magnitud exacta de estos cambios es ahora una cuestión de conjeturas. Lo que sí sabemos es que el movimiento poblacional del plancton lleva produciéndose al menos varias décadas.

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