Esta criatura vive de la luz con cientos de paneles solares vivos en su espalda

Acoela: criaturas marinas translúcidas con microalgas fotosintéticas en simbiosis, un nuevo grupo de acoelas descubierto por investigadores japoneses en aguas cálidas.

Todas las plantas y animales necesitan energía. Los animales suelen comer otros animales o plantas para obtener su energía. Las plantas, por su parte, suelen obtener energía de la luz solar mediante la fotosíntesis. Pero hay sorprendentes excepciones.

Por ejemplo, la acula bivalva. Este pequeño animal parecido a un gusano vive en el océano. Algunas especies de acoela pueden generar energía de dos maneras. Forman relaciones simbióticas con microalgas unicelulares que extraen energía de la luz solar. Trabajan las algas, pero no se las comen. De hecho, las instalan justo debajo de la superficie de la piel y se benefician de la energía generada por las algas mediante la fotosíntesis. Mientras tanto, los cientos de microalgas se lo pasan en grande dentro de la acoela.

Las apariencias engañan: paneles solares vivos

A primera vista, la acoela parece una de las especies más primitivas del reino animal, pero las apariencias engañan. Son pequeños invertebrados de simetría bilateral que miden entre 0,5 y 15 milímetros. Este animal marino es un triploblasto, lo que significa que consta de tres capas de células. 

La capa más externa es la epidermis (capa cutánea). Está cubierta de cilios que permiten el movimiento. No tienen sistema cardiovascular, pero sí una boca que les permite ingerir algas unicelulares como alimento (o como panel solar viviente). También tienen una red de nervios y células musculares con los que pueden agarrar el alimento y, en combinación con los cilios, controlar la locomoción.

Los biólogos están sumamente interesados en los acoela porque fueron uno de los primeros grupos animales de la Tierra y tienen la intrigante capacidad de regenerarse. Algunos acoela, como se ha mencionado, forman relaciones simbióticas con microalgas, incluidas las algas verdes y los dinoflagelados que suelen encontrarse cerca de los arrecifes de coral. “Estas especies de acoela engullen microalgas como alimento, pero no digieren los organismos unicelulares. Al contrario, dan a las algas un buen lugar justo debajo de la superficie. Allí, las microalgas son capaces de generar energía a partir de la luz solar, como los paneles solares que se encuentran en los tejados de las casas”, explica el investigador Siratee Riewluang, de la Universidad de Hokkaido (Japón).

Algas de colores brillantes

“Las aculas fotosintéticas se encuentran sobre todo en aguas marinas más cálidas. Por eso, al tomar muestras, nos centramos en la costa del sur de Japón. También encontramos acoela cerca de Kochi, una región japonesa a la que llegan aguas cálidas a través de la corriente de Kuroshio. La acoela fotosintética es a veces difícil de detectar; es microscópica. Pero al microscopio se reconocen muy bien por sus algas de colores brillantes”, explica Siratee.

A lo largo de 2022, los investigadores japoneses tomaron muestras de algas y sedimentos. El hospedador y sus simbiontes se identificaron mediante secuenciación del ADN. Los científicos recogieron las microalgas simbióticas de sus huéspedes y las pusieron en cultivo para analizarlas mejor. Esto demostró que la acoela tenía entre ellas una variedad de algas verdes, llamadas Tetraselmis. 

Hasta ahora solo se conocía una única especie. También se encontraron varias especies de dinoflagelados flotando en la acoela. Podemos clasificar la mayoría de ellas dentro de las Symbiodiniaceae, pero algunas Tetraselmis y dinoflagelados pueden ser nuevos descubrimientos.

Una interacción fascinante

Los investigadores se quedaron muy sorprendidos cuando descubrieron que podían identificar un grupo completamente nuevo de acoelas, todas ellas portadoras de simbiontes microalgales. “Encontramos mucha más diversidad de acoelas de lo que se pensaba”, afirma Kevin Wakeman, investigador principal. “Incluso basándonos en este conjunto de datos, que se centra únicamente en Japón, ya podemos afirmar con certeza que se está produciendo una fascinante interacción entre la acoela y las microalgas. Nuestros resultados pueden servir de base para futuros estudios que profundicen en estos interesantes mecanismos ecológicos”.

El dúo científico de Hokkaido seguirá disfrutando de la observación de la acoela fotosintética a través del microscopio en un futuro próximo. “Sería estupendo que pudiéramos averiguar si realmente estamos ante un grupo completamente nuevo de acoela, pero para eso necesitamos más datos genéticos y datos visuales inequívocos. En última instancia, me gustaría utilizar técnicas de imagen avanzadas para investigar esta acoela a nivel molecular”, concluye Siratee.

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