Científicos descubren metales en la atmósfera. ¿Cómo llegaron hasta allá?

Científicos desvelan el asombroso hallazgo de metales en la atmósfera a 11 kilómetros de altura, relacionados con basura espacial de satélites y cohetes que se evaporan por fricción y calor, y analizan su influencia en la estratosfera y la capa de ozono.

A más de 11 kilómetros de altura, unos investigadores han hecho un descubrimiento sorprendente y en principio misterioso: se han topado allí con varios metales que normalmente no se encuentran libremente en la naturaleza. Y esto les lleva a una conclusión inquietante.

Pues todo apunta a que se trata de partículas metálicas procedentes de satélites y etapas de cohetes que cayeron a la atmósfera terrestre y se evaporaron allí debido a la intensa fricción y al calor. Y con ello se han encontrado por primera vez pruebas fehacientes de que la basura espacial también contamina nuestra estratosfera. Así se recoge en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Misión de investigación SABRE

Los investigadores basan su conclusión en una misión de investigación también conocida como SABRE. SABRE son las siglas de Stratospheric Aerosol Processes, Budget and Radiative Effects. Se trata de llevar un avión con un instrumento muy sensible, especialmente desarrollado para esta misión, a una altitud de unos 11 kilómetros para investigar los aerosoles (pequeñas partículas de polvo o líquido que flotan en el aire) en la parte de la atmósfera que regula nuestro clima y alberga la tan discutida capa de ozono.

El resultado es sorprendente. Por ejemplo, se descubrió que hasta el 10 % de las partículas de ácido sulfúrico (que constituyen una gran proporción de las partículas de la estratosfera) albergaban aluminio y metales exóticos. “Dos de los elementos más sorprendentes que encontramos en estas partículas fueron el niobio y el hafnio”, explica el investigador Daniel Murphy. “Ambos son elementos raros que no se espera encontrar en la estratosfera. Era un misterio de dónde procedían estos metales y cómo habían llegado hasta aquí”.

El niobio y el hafnio no se encuentran libremente en la naturaleza; están encerrados en minerales y hay que extraerlos de ellos. La gente se toma con gusto la molestia de hacerlo; de hecho, ambos metales se utilizan en semiconductores y en las llamadas superaleaciones, resistentes a altas temperaturas.

Cohetes y satélites son los culpables 

Además de estos dos llamativos elementos, los investigadores también encontraron cobre, aluminio y litio, y en concentraciones muy superiores a las que se encuentran en meteoritos o areniscas de origen espacial. Esto les dio una idea, explica Murphy. “La combinación de aluminio y cobre, además de niobio y hafnio (que se utilizan en aleaciones resistentes al calor), nos señaló la dirección de la industria espacial”. 

Las investigaciones de seguimiento demostraron que los científicos iban por buen camino. En efecto, la proporción de estos elementos en la estratosfera coincidía perfectamente con la de los cohetes y satélites. Por ello, los investigadores están convencidos de que estos elementos acaban en la estratosfera cuando el objeto que los contiene regresa a la Tierra y se evapora en la atmósfera terrestre.

En total, los investigadores encontraron más de 20 elementos diferentes que pueden rastrearse hasta naves espaciales y satélites. Además de cobre, aluminio, niobio y hafnio, se trata de plata, hierro, magnesio, níquel y zinc. Aún no está claro en qué medida afectan realmente a la estratosfera. Las investigaciones de seguimiento deberían revelar si interactúan con otros aerosoles de la estratosfera y cómo lo hacen, y si también podrían dejar su huella en la capa de ozono.

Más satélites lanzados

Según los investigadores, estas investigaciones de seguimiento no carecen de importancia. Al fin y al cabo, el número de satélites en órbita terrestre baja (y, por tanto, condenados a caer de nuevo a la Tierra y quemarse en la atmósfera) está aumentando a la velocidad del rayo. “Alrededor del 10 % de los aerosoles estratosféricos contienen metales; eso no es mucho”, argumenta el investigador Martin Ross. “Pero en los últimos cinco años se han lanzado más de 5000 satélites. Y la mayoría de ellos volverán a la Tierra en los próximos cinco años. Y necesitamos saber cómo puede afectar eso a los aerosoles estratosféricos”.

Sin duda, esto último también es importante a la vista de los planes en marcha para empezar a limpiar la basura espacial: satélites muertos y cohetes propulsores olvidados que orbitan la Tierra en órbitas más altas. Por ejemplo, la ESA está trabajando en una nave espacial que “atrapará” estos satélites y los arrastrará a la atmósfera, donde se evaporarán. Aunque esto puede hacer que el espacio sea un poco más limpio, en realidad puede hacer que la estratosfera esté más contaminada, según sugiere ahora esta nueva investigación. Una buena razón para aclarar cuanto antes qué impacto tienen en esta parte de la atmósfera terrestre las partículas que permanecen en la estratosfera tras la combustión de la basura espacial.

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