Cocodrilos detectan llanto de bebés en apuros mejor que humanos

Descubriendo la sorprendente reacción de los cocodrilos ante el llanto de bebés: instintos depredadores y gestos de protección

Los humanos aguzamos inmediatamente el oído cuando oímos llorar a un bebé. Y cuanto más agudo es el llanto, más pensamos que algo va mal. Pero no somos la única especie que se pone en acción. Los cocodrilos también reconocen el sonido. Solo que tienen tendencias muy distintas.

Científicos franceses decidieron exponer a una especie completamente distinta al llanto de un bebé para ver cómo reaccionaba. Se desplazaron al CrocoParc de Agadir (Marruecos) para reproducir grabaciones del llanto de bebés a un grupo de cocodrilos del Nilo. 

En este estudio queríamos estudiar animales evolutivamente muy distantes de los primates. La hipótesis era que animales tan diferentes genéticamente son capaces de extraer información del llanto de un bebé. La idea es que este tipo de comunicación emocional está muy extendido en muchas especies diferentes”, explica el investigador Nicolas Grimault.

Una comida rápida

Investigaciones anteriores demostraron que los cocodrilos tienden a reaccionar ante el sonido de una presa asustada. Se concentran y se dirigen hacia el sonido con la esperanza de conseguir una comida rápida y fácil. Los científicos se preguntaron si los cocodrilos reaccionan de forma similar ante especies que no son necesariamente un bocado apetitoso para ellos.

Para averiguarlo, los franceses recopilaron grabaciones de todo tipo de bebés asustados, llorando o gritando, no solo humanos, sino también chimpancés y bonobos, que presentaban distintos grados de estrés. Por ejemplo, había grabaciones de bebés llorando mientras los bañaban en casa y recibían vacunas en el centro de consulta. 

“Era difícil determinar el nivel de ansiedad, pero decidimos clasificar el llanto en grupos en los que cuanto más lejos estaba el bebé o la cría de su madre, más estresado estaba. En los monos, también consideramos que el sonido era más estresante si tenían interacciones agresivas con otros miembros del grupo”, explica Grimault, que trabaja en el Centre de Recherche en Neurosciences de Lyon.

Atraídos por el llanto

Con las imágenes, los investigadores viajaron al CrocoParc, donde más de 300 cocodrilos pueden moverse libremente, casi como si vivieran en libertad. Se instalaron unas cuantas cajas pesadas, tras lo cual las grabaciones sonaron por todo el parque. Y luego era cuestión de esperar a ver si los cocodrilos reaccionaban.

Y así fue. La mayoría respondió inmediatamente y cuanto más temeroso era el sonido, más rápido entraban en acción. Según los científicos, esto se debía casi siempre a que pensaban que tenían un sabroso bocado a la vista, pero hubo un cocodrilo, probablemente una hembra, que en realidad quería proteger al bebé. Tras llegar al altavoz de donde procedía el llanto del bebé, se dio la vuelta de repente para poder detener a los demás cocodrilos que se acercaban. Reaccionó como una madre que quiere proteger a su cría. 

“Porque hay mucho canibalismo en los cocodrilos”, explica Grimault. “Los machos se comen a las crías, pero estas están protegidas por las hembras. Los cocodrilos jóvenes son capaces de emitir un sonido que es señal de miedo. Y tiene las mismas características que el sonido que emiten las crías de primate asustadas. Así que probablemente la hembra se confundió y pensó que era una cría de cocodrilo en apuros”. Aun así, esa fue una excepción. “Principalmente, los cocodrilos consideran el sonido de un bebé llorando como una señal de que hay una presa fácil cerca”, dice.

Más listos que los humanos

La cuestión, por supuesto, es cómo determinan los cocodrilos y los humanos si un bebé está angustiado. “Lo que descubrimos, y esto fue lo más sorprendente de nuestro estudio, es que los humanos escuchamos el tono del llanto: cuanto más alto es el tono, más estresado creemos que está el bebé. Pero no es un buen indicador, ni para los bebés humanos ni para los primates. Los bonobos, por ejemplo, siempre emiten un sonido muy agudo cuando lloran, pero eso no significa que siempre estén angustiados”, afirma el científico francés. Los cocodrilos, en cambio, son mucho más inteligentes. “Basan su decisión de actuar en los llamados fenómenos no lineales del aullido. Hay distintas formas de sonidos no lineales”. El investigador pone un ejemplo rotundo: “A veces los aullidos suenan más como ‘aahhhhh’ y otras más como ‘arghhh’. Los cocodrilos basan su decisión en este tipo de señales y por eso son mucho mejores que los humanos para determinar el grado de ansiedad y estrés de los bebés”.

Llanto con aspectos universales

Pero, ¿de dónde sacan los cocodrilos sus conocimientos? ¿Hay alguna explicación para su astuta hazaña? “Creo que es muy útil para los cocodrilos y otras especies saber qué significan ciertos sonidos y cuándo otro animal está en apuros, porque siempre están buscando presas fáciles. Así que les ayuda a sobrevivir. Los humanos estamos más centrados en nuestra propia especie, así que elegimos otros parámetros a los que prestar atención cuando aullamos”, explica Grimault.

Los investigadores concluyen que el llanto de los bebés tiene aspectos universales. Además, los cocodrilos tienen un largo historial de comerse a las crías que se han alejado demasiado de sus padres. Como consecuencia, se fijan más en el sonido de los bebés.

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto