Un gusano siberiano es revivido tras 46 000 años de hibernación

Asombroso hallazgo en el permafrost: ascáridos siberianos sobreviven 46 000 años en criptobiosis y despiertan, revelando una nueva especie resistente y mecanismos moleculares sorprendentes

Se trata de una especie aún no descrita, pero especialmente resistente, que ha permanecido en animación suspendida durante mucho más tiempo del que los investigadores creían posible.

Para sobrevivir a condiciones duras, algunos organismos rebeldes (como los tardígrados, los rotíferos y los ascáridos) han ideado un truco ingenioso: entran en criptobiosis (muerte simulada). En este caso, desconectan temporalmente su metabolismo para poder sobrevivir a temperaturas muy altas o muy bajas, sequías graves y falta de oxígeno. 

De este modo, un tardígrados ya consiguió sobrevivir 30 años y un Rotífero incluso 24 000 años. Pero siempre hay jefe sobre jefe, según demuestra un nuevo estudio. Pues los investigadores se han topado con dos gusanos que han vuelto a las andadas tras la friolera de 46 000 años de siesta.

El permafrost siberiano

Los investigadores encontraron las dos lombrices en el permafrost siberiano, a unos 40 metros de profundidad. Los llevaron al laboratorio y los descongelaron con éxito, tras lo cual “resucitaron” y siguieron viviendo felices. Para determinar cuánto tiempo llevaban congelados los organismos, el equipo estudió material vegetal de la misma muestra. De hecho, este material puede datarse mediante análisis de radiocarbono. Los resultados muestran que los ascáridos llevaban congelados en el permafrost desde finales del Pleistoceno, hace entre 45 839 y 47 769 años.

Nuevas especies: mecanismo

El siguiente paso era determinar a qué especie pertenecen los dos ascáridos. Esto, por cierto, es más fácil de decir que de hacer. Tras un análisis exhaustivo del genoma, entre otras cosas, el equipo hizo un descubrimiento sorprendente. 

Por ejemplo, resulta que pertenecen a una especie completamente nueva, desconocida para la ciencia hasta hace poco. La especie ha sido bautizada como Panagrolaimus kolymaensis, en honor al río Colima, la zona donde se encontraron los ascáridos.

Que los ascáridos puedan despertar de un sueño profundo tras permanecer congelados decenas de miles de años no tiene precedentes. Por ello, los investigadores se propusieron averiguar cómo lo consiguen. ¿Qué mecanismos moleculares y metabólicos utilizan exactamente estos extraordinarios organismos criptobióticos para permanecer tanto tiempo en animación suspendida? Para averiguarlo, el equipo comparó el genoma de Panagrolaimus kolymaensis con el de Caenorhabditis elegans, una lombriz redonda utilizada a menudo como organismo modelo en biología molecular y biología del desarrollo. Los investigadores descubrieron genes comunes a ambas especies que intervienen en la criptobiosis. Esto significa que ambas especies comparten un “conjunto de herramientas” moleculares similares que les ayudan a sobrevivir.

Deshidratación antes de la congelación: decenas de miles de años

Además, el equipo descubrió que la exposición leve a la deshidratación antes de la congelación ayuda a los gusanos a prepararse con éxito para la criptobiosis. Esto aumenta incluso las posibilidades de supervivencia a -80 grados Celsius. Cuando están ligeramente deshidratados, los ascáridos producen un tipo de azúcar, la trehalosa, que les permite sobrevivir a la congelación y a la deshidratación severa. 

“Nuestro estudio demuestra que los ascáridos han desarrollado ciertos mecanismos que les permiten mantenerse vivos incluso en escalas de tiempo geológicas”, concluyen los investigadores.

El estudio demuestra que los ascáridos son organismos resistentes. Al parecer, pueden pasar decenas de miles de años congelados para luego revivir con éxito. Pero, por cierto, el hecho de que incluso retomen su vida donde la dejaron después de 46 000 años es realmente extraño. “Este estudio amplía en decenas de miles de años la criptobiosis más larga de la que se tiene constancia en ascárides”, afirma el investigador Teymuras Kurzchalia.

El estudio plantea algunas cuestiones acuciantes, como cuánto tiempo pueden estar los ascáridos en simulacro de muerte. Después de todo, ¿dónde está el límite? ¿Podrían despertar incluso después de 50 000 o 60 000 años? También está la cuestión de si hay otros organismos, además de los ascáridos, los tardígrados y los Rotíferos que puedan estar en criptobiosis durante tanto tiempo. Porque aunque todavía no tengamos que preocuparnos tanto por unos gusanos, su supervivencia es la prueba de que toda una serie de organismos diversos podrían regresar tras una larga hibernación. 

Quizá el permafrost siberiano que se derrite también contenga ciertos patógenos, que podrían suponer una amenaza para la salud humana y animal después de miles de años. Esto, por ahora, son especulaciones. Esperemos que, de momento, unos cuantos gusanos tontos sean lo único de lo que tengamos que preocuparnos en el hielo derretido de Siberia.

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