Este es el secreto de las hormigas del desierto para no perderse

Una nueva investigación podría ayudar a explicar por qué estas diminutas hormigas no suelen perderse en el gran desierto

Además de un sistema de navegación incorporado, las hormigas parecen construir sus propios puntos de referencia, si es necesario. Y así aumentan considerablemente las posibilidades de encontrar el camino de vuelta a casa.

La vida de la hormiga del desierto Cataglyphis Fortis no es fácil. Las hormigas viven en las salinas del norte de África, donde la vegetación es escasa, y tienen que adentrarse mucho en el desierto para conseguir comida. Sin embargo, una vez que han encontrado ese alimento (en forma de insecto muerto, por ejemplo) comienza realmente el desafío. Después de todo, las hormigas tienen que arreglárselas para encontrar de nuevo el camino de vuelta a casa. Afortunadamente, disponen de una especie de sistema de navegación integrado que los investigadores denominan “integración de caminos”. En pocas palabras, significa que las hormigas hacen un seguimiento de los movimientos que realizan y, basándose en ello, consiguen encontrar de nuevo el camino de vuelta a casa. 

“Estas hormigas utilizan tanto una ‘brújula solar’ como un ‘podómetro’ para medir las distancias que recorren”, afirma la investigadora Marila Freire. Además, investigaciones anteriores ya habían demostrado que, además, pueden utilizar tanto puntos de referencia visuales como olores para encontrar el camino de vuelta a casa. “Creemos que este hábitat extremadamente difícil ha conducido así (a través de la evolución) al desarrollo de un sistema de navegación con una precisión sin igual”.

Puntos de referencia

Pero las nuevas investigaciones de Freire y sus colegas muestran ahora que las hormigas tienen otro truco en la manga. Resulta que también construyen sus propios puntos de referencia si es necesario, aumentando así las posibilidades de volver a casa sanas y salvas tras un largo y duro viaje por el desierto. Puede leerse en la revista Current Biology.

La idea de la investigación surgió durante estudios previos, realizados por el mismo grupo de investigación, en Túnez. Allí, los investigadores observaron que la entrada a los nidos de hormigas en el corazón de las salinas (donde apenas se encuentran puntos de referencia) es muy alta. En cambio, las entradas de los nidos situados en los bordes del salar, cubiertos de arbustos, eran mucho más bajas o incluso casi invisibles. Esto planteó la cuestión de si las hormigas podrían hacer sus nidos más altos en ausencia de puntos de referencia obvios para crear un punto de referencia propio, por así decirlo.

La investigación

“Siempre es difícil averiguar si un animal hace algo a propósito o no”, subraya el investigador Markus Knaden. “Los nidos altos en medio de las salinas también podrían ser un efecto secundario de una estructura diferente del suelo o de las condiciones del viento”. Pero los investigadores consiguieron poner en marcha un experimento que podría dar más pistas sobre el origen de esos nidos de hormigas más altos. Eliminaron algunos de esos montículos tan típicos de los nidos de hormigas situados en el corazón de las salinas que conducían a la entrada del nido. Luego serraron algunos de esos hormigueros aplanados de puntos de referencia artificiales, mientras que en otros nidos no volvieron a colocar ningún punto de referencia. “Luego observamos lo que ocurría”, dice.

El estudio revela que la eliminación de los montículos redujo el número de hormigas capaces de encontrar el camino de vuelta a casa. Esto sugiere que los montículos, al menos en el corazón de las salinas relativamente vacías, son puntos de referencia importantes. Esto último se ve corroborado por el hecho de que, después de que los investigadores retiraran los montículos, las hormigas que quedaban en el nido se pusieron inmediatamente a trabajar para restaurarlos (véase el recuadro). 

Las cosas fueron muy diferentes cuando los investigadores retiraron los montículos en el corazón de las salinas y los sustituyeron por puntos de referencia artificiales (en forma de pequeños cilindros negros colocados junto a la entrada del nido, ahora baja). En ese caso, las hormigas no empezaron a construir un nuevo montículo; al parecer, los cilindros hacían innecesaria una entrada al nido a gran altura y, por tanto, más fácilmente reconocible.

Viajeros y constructores

En la colonia de hormigas, las tareas están divididas. Las hormigas más viejas y experimentadas buscan comida, mientras que las más jóvenes se dedican a construir el nido. Lo que llama la atención en este estudio es que, en el corazón de las salinas, en cuanto se retira la entrada más alta del nido y no hay un nuevo punto de referencia que la sustituya, las hormigas constructoras se ponen inmediatamente a trabajar para restaurar la entrada más alta del nido y, por tanto, el punto de referencia. Esto sugiere que las hormigas rezagadas son de algún modo conscientes de que sus compañeras de viaje echan de menos ese punto de referencia. No está claro cómo lo saben exactamente. “Es posible que las hormigas del nido se den cuenta de que regresan menos buscadoras de alimento y, por tanto, intensifiquen las actividades de construcción alrededor de la entrada del nido”, explica Freire.

Knaden considera sorprendente que las hormigas reconstruyan sus propios puntos de referencia cuando es necesario. “A pesar de su pequeño cerebro, estos animales dominan las señales visuales y olfativas. Además, son capaces de decidir qué información es útil y cuál no para su navegación. Todo eso ya lo sabíamos. Pero el hecho de que incluso construyan sus propios puntos de referencia y solo decidan invertir en ellos si no encuentran otros en el entorno es bastante sorprendente”.

Al mismo tiempo, el estudio también demuestra que en realidad tiene sentido que las hormigas se retuerzan en tantas esquinas para navegar con éxito. “Observamos que las hormigas son capaces de recorrer distancias mucho mayores de lo que se pensaba”, afirma Freire. “La mayor distancia recorrida por una hormiga fue de más de dos kilómetros. Pero también observamos una tasa de mortalidad inesperadamente alta. Alrededor del 20 % de las hormigas que buscaban comida no encontraron el camino de vuelta a casa tras un viaje extremadamente largo y murieron ante nuestros ojos. Esto explica la enorme presión de selección para orientarse aún mejor”.

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