La mitad de los grandes lagos del mundo se están reduciendo: estas son las razones

La grave disminución de los grandes lagos a nivel mundial: Escasez inminente de agua potable y cambio climático como principales causas

El 3 % de la superficie terrestre está formada por lagos. Puede que no parezca mucho, pero contienen el 87 % de toda el agua dulce del mundo. Además, los seres humanos necesitan cada vez más agua para beber y regar. Esto, unido al cambio climático, está provocando que los lagos se sequen.

Para saber cómo están los grandes lagos de nuestro planeta, investigadores estadounidenses analizaron 30 años de imágenes de satélite. Esto les permitió ver exactamente cuánta menos agua hay en casi 2000 grandes lagos y embalses de agua potable, que representan el 95 % del volumen total de agua de todos los lagos de la Tierra. Y no fue fácil.

Escasez inminente de agua potable

“Más de la mitad de los lagos más grandes del mundo se han reducido considerablemente en los últimos 30 años”, explica el investigador Fangfang Yao, de la Universidad de Colorado en Boulder. “La creciente necesidad de agua potable, el calentamiento del clima y la sedimentación son los principales culpables de la desaparición de los recursos de agua dulce. Según nuestra investigación, más de una cuarta parte de la población mundial depende del agua potable de un lago cada vez más pequeño. Esta elevada cifra nos ha sorprendido. Debe quedar claro que es increíblemente importante ponerse manos a la obra en la gestión sostenible del agua para adelantarse a los problemas futuros”, afirma Yao, que añade que así al menos 2000 millones de personas corren el riesgo de sufrir escasez de agua potable.

Curiosamente, se dispone de mucha más información sobre los ríos. Las tendencias a largo plazo de los niveles de agua están bien documentadas. No ocurre lo mismo con los lagos. 

“El agua de los lagos se utiliza a menudo como agua potable o para regar los cultivos. Su gestión suele dejarse en manos de las partes locales. Por eso, los lagos no suelen estar incluidos en el plan de políticas de los gobiernos nacionales y se ha investigado poco sobre ellos”, explica Yao.

Cambio climático, más desecación de lo que se pensaba

Pero, ¿adónde va realmente toda esta agua que desaparece? “No conocemos los porcentajes con exactitud, pero hay varias formas de que el agua desaparezca de un lago. El exceso de agua se drena en algunos lugares para agua potable, riego u otros fines”. 

“Además, durante los periodos cálidos, se evapora mucha agua de la capa superficial del suelo, formando nubes que pueden acabar proporcionando lluvia en otro lugar. El calentamiento del clima acelera visiblemente este proceso. También puede influir la interacción entre las aguas superficiales y las subterráneas”, afirma Yao.

Por un lado, el estudio coincide con investigaciones anteriores, pero llega a conclusiones aún más sombrías. “Estudios anteriores mostraban que el cambio climático está provocando que las zonas secas se vuelvan más secas y las húmedas más húmedas. Se trata de una idea muy extendida, confirmada por observaciones y modelos. También hemos observado un patrón de “secado-secado” en el almacenamiento de agua dulce en los lagos. Sin embargo, en los últimos 30 años, nuestra investigación también muestra una tendencia a la disminución de los lagos en algunos lugares “húmedos”, en los trópicos y en latitudes altas. Así que parece que se está produciendo más desecación de lo que se pensaba, sobre todo en lo que respecta al volumen de los lagos y su capacidad de almacenamiento”, concluye Yao.

Es necesaria la intervención gubernamental

La gestión del agua es la solución, opina el investigador. “Es crucial que los lagos se gestionen de forma sostenible, en combinación con otras fuentes de agua de la zona. De lo contrario, muchos lagos corren el riesgo de secarse debido a la mala gestión local y al calentamiento global”. “Cuando un lago se reduce estructuralmente debido a una demanda excesiva de agua, es necesario intervenir y explotar el agua de forma más económica. Un buen ejemplo es el lago Sevan, en Armenia, que va camino de alcanzar su nivel anterior desde que entró en vigor una nueva ley de conservación del agua hace 20 años. Pero combatir el cambio climático reduciendo las emisiones de CO₂ es la mejor manera de contrarrestar el encogimiento de los lagos debido a la evaporación de las aguas superficiales y la sedimentación”, afirma Yao.

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