Investigadores desarrollan solución para agregar hierro a alimentos

Una partícula recién desarrollada que puede añadirse a los alimentos podría ayudar a eliminar la carencia generalizada de hierro

Unos 1200 millones de personas sufren carencia de hierro en todo el mundo. Pero pronto se podrá hacer algo al respecto. Los investigadores han desarrollado una partícula que podría utilizarse para enriquecer los alimentos con hierro.

Cada vez más personas consumen alimentos de origen vegetal. Por un lado, esto es muy saludable, pero también tiene su lado negativo. El creciente número de vegetarianos y veganos está provocando que la deficiencia de hierro sea cada vez más común. En consecuencia, se trata de un grave problema de salud en todo el mundo. Por eso, investigadores como Neshat MoslehiWillem Kegel, Krassimir VelikovJudith Bijlsma, Wouter de Bruijn y Jean-Paul Vincken, decidieron buscar formas de erradicar esta carencia. Y una partícula recién desarrollada por ellos podría ser la solución.

Carencia de hierro

El hierro es un mineral que, entre otras cosas, es importante para la formación de hemoglobina, componente de los glóbulos rojos, que a su vez transportan oxígeno por nuestro cuerpo. La carencia de hierro es, por tanto, una causa frecuente de anemia. Hasta 1200 millones de personas (principalmente niños y mujeres) padecen carencia de hierro. La anemia ferropénica es más frecuente en grupos desfavorecidos, como inmigrantes y refugiados, y en países de renta baja y media. Lo que sí sabemos es que la padecen uno de cada 10 niños pequeños y uno de cada 50 adolescentes.

¿Cómo se reconoce una carencia de hierro?

Según el Centro de Nutrición, una carencia de hierro se reconoce por el cansancio, la palidez, las piernas inquietas y la dificultad para respirar. Pero los dolores de cabeza y la caída del cabello también pueden ser síntomas. Si se sospecha una carencia de hierro, es aconsejable acudir al médico de cabecera. Al fin y al cabo, una cantidad suficiente de hierro es muy importante. Los niños lo necesitan para desarrollar su capacidad de pensamiento y su coordinación muscular. En los niños pequeños, la carencia de hierro puede afectar a la memoria y provocar trastornos del aprendizaje.

En el nuevo estudio, Moslehi y su equipo buscaron formas de añadir hierro a los alimentos. Al fin y al cabo, no está nada claro que todo el mundo consuma suficiente hierro. Como ya se ha dicho, los veganos y los vegetarianos en particular deben prestar atención.

Las espinacas no son una buena fuente de hierro

¿Por qué la falta de hierro es especialmente un problema para ellos? Moslehi menciona a Popeye. “Quién no lo conoce”, dice. “El famoso personaje de dibujos animados que hace crecer sus músculos con una lata de espinacas. Sin embargo, para Popeye habría sido mucho más eficaz zamparse una lata de carne. Tanto las espinacas como la carne contienen hierro, pero el hierro no hemo de las verduras de hoja verde, las alubias y los frutos secos es mucho menos absorbido por el organismo que el hierro hemo de la carne”. Debido al creciente número de vegetarianos y veganos y al bajo consumo de carne en los países en desarrollo, la carencia de hierro es, por tanto, uno de los mayores riesgos para la salud mundial.

Sin embargo, enriquecer los alimentos con hierro no es tan fácil. “El hierro es un mineral difícil de añadir a los alimentos”, explica Moslehi. “La razón es que puede interactuar con las sustancias químicas presentes en los alimentos”. Esto provoca cambios no deseados en los alimentos. “La comida puede decolorarse u oscurecerse”, explica Moslehi. “También puede afectar al sabor y la textura de una forma que no guste a los consumidores”.

Sin embargo, a Moslehi y su equipo se les ocurrió la idea de “esconder” el hierro en un compuesto menos reactivo. “El primer paso fue controlar mejor la reactividad del hierro en los alimentos”, explica. “Lo ideal es que el compuesto que contiene hierro sea insoluble en los alimentos, para que no reaccione con ellos. Al mismo tiempo, tiene que ser relativamente soluble en el estómago y/o el intestino para que pueda ser absorbido por el organismo. En resumen, necesitábamos un compuesto con hierro que fuera mínimamente soluble en el pH de los alimentos y máximamente soluble en el pH de nuestro sistema digestivo”.

Inspirados en minerales

Al final, los investigadores consiguieron crear las partículas que buscaban. Inspirándose en minerales naturales, como la vivianita (un multimineral natural que contiene hierro, pero también manganeso, magnesio y calcio), el equipo sintetizó sales multiminerales a base de pirofosfato, que contienen hierro, además de un segundo mineral, como calcio, zinc o manganeso. “Los compuestos multiminerales de pirofosfato sintetizados en nuestro trabajo poseen el perfil de disolución deseado”, explica Moslehi. “Son muy poco solubles en el intervalo de pH de los alimentos (pH3-7) y presentan una disolución rápida y elevada a pH inferiores a 2, que es el pH del estómago”.

Tras la síntesis, los investigadores probaron la reactividad de las sales con una selección de compuestos, como la quercetina, la apigenina y la curcumina. Estos compuestos están presentes en los cítricos, el perejil y la cúrcuma. 

Los resultados mostraron que, efectivamente, las sales reaccionaban menos con las sustancias, ya que se producían pocos cambios de color. Además, las pruebas en condiciones que imitaban el sistema digestivo fueron prometedoras: había pruebas de que el hierro se absorbía eficazmente una vez entraba en el organismo.

Económicas y sostenibles

En caso de que estas partículas sean realmente adecuadas para enriquecer los alimentos con hierro, sería un enfoque muy bueno para resolver el problema mundial de la carencia de hierro. Esto se debe a que la producción de las sales es barata y sostenible. Los investigadores utilizaron una técnica habitual (la coprecipitación), que es ecológica, barata, rápida y sencilla, ya que no requiere calentamiento ni el uso de disolventes químicos. Además, las sales pueden añadirse fácilmente a productos como harina, pan, salsa de soja y pastillas de caldo. “Los compuestos son especialmente adecuados para concentrados salados”, afirma Moslehi. “Sin embargo, no son adecuados para añadir a alimentos ricos en compuestos de catequina, como el té verde o negro”.

Combatir la falta de hierro

Las sales recién desarrolladas podrían ser una herramienta importante en la lucha contra la carencia generalizada de hierro. Por tanto, podrían suponer un alivio para millones de personas en todo el mundo. “Los nuevos compuestos podrían contribuir a la solución”, afirma Moslehi. “Además, no solo pueden aumentar el contenido de hierro en nuestra dieta diaria, sino también mejorar la absorción de hierro por el organismo. Además, la ventaja añadida de utilizar estos compuestos es que aportan simultáneamente un segundo mineral, como el calcio o el zinc”.

En definitiva, estas sales innovadoras ofrecen una oportunidad prometedora para obtener suficiente hierro a diario. Aunque todavía queda trabajo por hacer antes de que se añadan realmente a los alimentos. “Primero hay que reproducir las sales con sustancias químicas aptas para uso alimentario en lugar de las de laboratorio, ya que no está permitido utilizarlas en los alimentos”, explica Moslehi. 

También hay que comprobar su toxicidad y es importante estudiar el efecto de las sales en alimentos reales. Por último, todavía hay que estudiar mejor cómo absorbe el cuerpo el hierro a escala clínica. “Pero una vez aprobadas las sales, es de esperar que puedan incluirse en los alimentos que consumimos a diario”, concluye Moslehi.

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