El ruido del tráfico aumenta la presión arterial y causa daños a la salud, según estudio chino

El ruido del tráfico, un enemigo silencioso de la salud cardiovascular

El ruido del tráfico no solo es irritante, sino también perjudicial para la salud. El ruido por sí solo dispara la tensión arterial.

El ruido del tráfico está relacionado con todo tipo de trastornos, pero no siempre está claro si el efecto es consecuencia del ruido en sí o de la contaminación atmosférica que lo acompaña. Un nuevo estudio chino demuestra ahora que, después de todo, el ruido es realmente el culpable.

Ruido en todas partes

“Nos sorprendió un poco que la relación entre el ruido del tráfico y la hipertensión arterial se mantuviera tras ajustar la contaminación atmosférica”, afirma la investigadora Jing Huang, de la Universidad de Pekín. Junto con otros colegas, analizó datos del conocido Biobanco Británico de más de 240 000 personas de entre 40 y 69 años sin hipertensión. La cantidad de ruido del tráfico se estimó a partir de la dirección residencial combinada con una herramienta europea especial creada al efecto.

Al cabo de más de ocho años, los investigadores analizaron cuántas personas habían desarrollado hipertensión. Los que estaban rodeados de mucho ruido de tráfico tenían más probabilidades de sufrir hipertensión. Así, cuanto más ruido, más probabilidades había de que se disparara la tensión arterial. Los que también estaban expuestos a mucha contaminación atmosférica eran los más expuestos. 

“El ruido del tráfico y la contaminación atmosférica nos rodean”, afirma Huang. “Es importante averiguar los efectos individuales del ruido y no solo el efecto del entorno general”.

Es hora de coches más silenciosos

Los resultados pueden dar lugar a medidas políticas, ya que confirman que la exposición al ruido del tráfico es perjudicial para nuestra presión arterial, prosigue. Los gobiernos pueden hacer frente al ruido introduciendo directrices más estrictas y haciéndolas cumplir. También podrían ayudar a mejorar las carreteras, rediseñar las ciudades o invertir en tecnología para que los coches sean más silenciosos. “Este es el primer gran estudio que demuestra el efecto del ruido del tráfico en la hipertensión arterial”, afirma en un comentario Jiandong Zhang, investigador de la Universidad de Carolina. “Estos datos aportan pruebas de que es importante reducir el ruido del tráfico y la contaminación atmosférica cerca de las personas para mejorar su salud cardiovascular”. Por cierto, cambiar a la conducción eléctrica no tiene mucho efecto sobre el ruido del tráfico: es sobre todo la fricción entre los neumáticos del coche y la carretera lo que causa el ruido.

Pero el ruido del tráfico no solo aumenta el riesgo de hipertensión, el mes pasado se publicó otro estudio danés que demuestra que también aumenta el riesgo de tinnitus. Los investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca analizaron los datos de 3,5 millones de daneses y llegaron a la conclusión de que el riesgo de padecer este trastorno auditivo en el que las personas oyen constantemente un zumbido muy molesto aumenta cuanto más les afecta el ruido en el hogar. Por cada 10 decibelios de ruido, el riesgo de padecer tinnitus aumenta en un 6 por ciento. 

Los daneses consideran que 58 dB son perjudiciales. La contaminación acústica nocturna es especialmente perjudicial para la salud. Afecta al sueño, y dormir bien es muy importante para la salud física y mental, según los investigadores. Por eso es bueno ponerse tapones, por ejemplo, si se duerme junto a una carretera con mucho tráfico.

Relación con la demencia

Los daneses ya han investigado más a fondo los efectos del ruido del tráfico. Tras analizar los datos de más de 2 millones de daneses mayores de 60 años, también descubrieron una relación con la demencia vascular: el riesgo de padecerla aumentaba en más de una cuarta parte en las personas que habían estado expuestas a un ruido de tráfico de 55 dB o más durante al menos 10 años, en comparación con las que habían tenido menos de 40 dB de ruido a su alrededor durante ese periodo. Una posible explicación es que el ruido interrumpe el sueño y provoca estrés, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, provoca cambios en el sistema inmunitario y puede desencadenar respuestas inflamatorias. Según los investigadores, todos estos factores intervienen en el desarrollo de la demencia.

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