Descubren un componente básico del ARN en el asteroide Ryugu

Descubren en el asteroide Ryugu componentes básicos del ARN, respaldando la teoría de la panspermia

El descubrimiento avala la idea de que importantes bloques de construcción para la vida se crean en el espacio y pueden haber sido depositados en la Tierra por rocas espaciales.

Durante un análisis de material procedente del asteroide Ryugu, los científicos se toparon, entre otras cosas, con uracilo. Un descubrimiento extraordinario. De hecho, el uracilo es un componente básico del ácido ribonucleico, más conocido como ARN: una molécula que alberga instrucciones para la “construcción” y el funcionamiento de los organismos.

Además del uracilo, los investigadores también encontraron en el material ácido nicotínico, también conocido como vitamina B3. Esta sustancia desempeña un papel importante en el metabolismo.

Otras moléculas biológicas

“Encontramos uracilo en pequeñas cantidades en las muestras”, afirma el investigador Yasuhiro Oba. Se trataba de concentraciones de 6-32 ppb (partes por billón). “La vitamina B3 era más abundante, con una concentración de 49 a 99 ppb. También encontramos otras moléculas orgánicas en la muestra”. Entre ellas, una selección de aminoácidos que forman parte de las proteínas o desempeñan un papel en el metabolismo.

Asteroide Ryugu

Como ya se ha mencionado, los investigadores descubrieron los compuestos en materiales procedentes de Ryugu. Esos materiales se obtuvieron cuando la sonda espacial Hayabusa2 descendió a la superficie del asteroide en 2019 para tomar muestras de él. Posteriormente, el material recogido se depositó en la Tierra para su análisis en diciembre de 2020.

Por supuesto, no es la primera vez que los investigadores indagan en la composición de los meteoritos. Pero antes, para hacerlo, tenían que conformarse principalmente con rocas espaciales que se habían estrellado contra la superficie de la Tierra. Sin embargo, las muestras recogidas ahora en una roca espacial que aún reside en el espacio son, en cierto sentido, mucho más valiosas, explica Oba. “Los científicos ya habían descubierto anteriormente nucleobases y vitaminas en ciertos meteoritos ricos en carbono, pero entonces siempre quedaba la duda de si no habían sido contaminados (con esas sustancias) por la exposición al medio terrestre”. En otras palabras, no se podía descartar por completo que esas nucleobases y vitaminas hubieran acabado en esas rocas espaciales tras el aterrizaje de los meteoritos. “Dado que Hayabusa2 tomó dos muestras del asteroide Ryugu y las trajo a la Tierra en cápsulas selladas, se puede descartar la contaminación”.

El año pasado, los científicos ya echaron un primer vistazo a los materiales recogidos en Ryugu. Se comprobó que las muestras contenían el material más prístino de los primeros años de nuestro sistema solar que los científicos hayan visto jamás. Un análisis posterior reveló que el asteroide era rico en moléculas orgánicas. Ya entonces se encontraron en los materiales, entre otros, aminoácidos. Azúcares y nucleobases los investigadores no pudieron encontrar entonces. “Posiblemente, estén presentes, pero en cantidades demasiado pequeñas para ser detectadas por nosotros, en la cantidad relativamente pequeña de material que teníamos a nuestra disposición para este estudio”, declaró entonces el investigador Daniel Glavin, que trabaja en el Goddard de la NASA. Ahora, investigadores japoneses han logrado demostrar la presencia de nucleobases en la roca espacial.

La teoría gana terreno

Con el descubrimiento de que Ryugu, aun en el espacio, alberga vitaminas y nucleobases, gana terreno la teoría de que importantes bloques de construcción para la vida (como las nucleobases) se forman en el espacio. Se supone que esos componentes básicos para la vida fueron depositados previamente en la Tierra por asteroides y cometas. Allí contribuyeron a la formación de la vida.

A finales de este año, la sonda espacial estadounidense OSIRIS-REx traerá a la Tierra materiales recogidos en el asteroide Bennu. Estudiando la composición de ese asteroide a partir de esos materiales y comparándolos con los de Ryugu, los científicos esperan reforzar las teorías antes mencionadas y afinarlas cuando sea necesario.

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