Árboles en ciudades podrían evitar un tercio de muertes durante olas de calor

Los árboles pudieron haber salvado hasta 2500 personas durante las olas de calor en Europa

Los investigadores subrayan la importancia de plantar más árboles en las ciudades para mitigar el impacto del cambio climático.

Cuando las temperaturas se mantienen por encima de los 25 grados Celsius durante mucho tiempo, es demasiado calor para muchas personas. De hecho, esto puede tener importantes consecuencias para la salud. Durante una ola de calor, por ejemplo, vemos una gran afluencia de personas que necesitan hospitalización por problemas cardíacos y respiratorios, entre otros. Además, el calor extremo puede incluso matar a muchos. Especialmente en las grandes ciudades, el mercurio puede subir considerablemente. Pero la solución parece bastante sencilla, según sugiere ahora un nuevo estudio. Porque plantar más árboles podría reducir hasta en un tercio las muertes debidas a las altas temperaturas estivales.

El efecto isla de calor

Las temperaturas de la ciudad suelen ser bastante altas. Esto se debe en parte a la menor vegetación y a la mayor densidad de población. Además, las infraestructuras urbanas, como edificios y carreteras, retienen más calor que los paisajes naturales o las tierras agrícolas. Como resultado, las temperaturas en la ciudad son mucho más altas que en la zona rural circundante, un fenómeno también conocido como efecto isla de calor.

El efecto isla mantiene el calor en las ciudades
El efecto isla de calor. Imagen: ISGlobal

Los coches, los aparatos de aire acondicionado, las calefacciones y las plantas industriales y de construcción también generan calor adicional, elevando el mercurio en las ciudades. La diferencia de temperatura entre la ciudad y sus alrededores puede alcanzar incluso los 4 grados centígrados y es mayor por la noche. Y dado el continuo calentamiento global y el crecimiento urbano, se espera que el efecto isla de calor empeore aún más en las próximas décadas, con todas sus consecuencias. “Las predicciones basadas en las emisiones actuales muestran que las enfermedades y muertes relacionadas con el calor serán más frecuentes en las próximas décadas”, afirma la investigadora Tamara Iungman.

El estudio 

En el nuevo estudio, publicado en The Lancet, los investigadores estudiaron específicamente las muertes prematuras debidas al aumento de las temperaturas en las ciudades. El equipo examinó datos de 93 ciudades europeas, con una población total de 57 millones de habitantes, recogidos entre junio y agosto de 2015. Compararon los datos de mortalidad con las temperaturas medias diarias de la ciudad y trazaron un mapa de cuántas personas habían muerto como consecuencia del calor extremo.

Hasta 6700 muertes

Los resultados mostraron que las temperaturas urbanas eran por término medio 1,5 grados centígrados más altas que en el campo. En la ciudad rumana de Cluj-Napoca hace incluso 4,1 grados más. Y estas temperaturas más elevadas provocan muchas muertes en exceso. En total, unas, 6700 muertes prematuras pueden atribuirse a las altas temperaturas de las ciudades durante los meses de verano. En otras palabras, el 4 % de las muertes estivales en las ciudades europeas pueden atribuirse al efecto isla de calor.

Verdor en la ciudad

Además, los investigadores analizaron el número de muertes que podrían haberse evitado simplemente plantando más vegetación, como árboles, en la ciudad. Lleva a un descubrimiento sorprendente. Porque los árboles podrían haber salvado la vida a más de 2500 habitantes de las ciudades europeas, según demuestra el estudio. De hecho, plantar más árboles en las ciudades podría ayudar a reducir la temperatura media en 0,4 grados centígrados. Actualmente, la cobertura media de arbolado urbano en Europa es del 14,9 %. Pero si se aumentara al 30 %, se podría haber evitado un tercio de las muertes prematuras.

Plantar más árboles

Los resultados ponen de relieve que los árboles urbanos aportan importantes beneficios tanto para la salud pública como para el medio ambiente. Por lo general, las ciudades con mayores tasas de mortalidad por temperaturas abrasadoras se encuentran en el sur y el este de Europa. Por ello, los investigadores sostienen que estas ciudades deberían plantearse seriamente plantar más árboles. “Nuestro objetivo es informar a los responsables locales de las ventajas de incorporar zonas verdes a todos los barrios para conseguir entornos urbanos más sostenibles, resistentes y saludables”, afirma Mark Nieuwenhuijsen, director de la investigación.

El cambio climático empeorará las cosas

Especialmente en vista del cambio climático, las conclusiones son urgentes. “Europa sufrirá cada vez más fluctuaciones extremas de temperatura debido al calentamiento global”, explica Lungman. Esto podría provocar más muertes debido al aumento de las temperaturas. “Sin embargo, estas consecuencias pueden evitarse en parte plantando más árboles para ayudar a enfriar las ciudades”, afirma Nieuwenhuijsen. “Por eso animamos a urbanistas y responsables políticos a incorporar más vegetación a las ciudades”. Por cierto, los autores reconocen que esto puede resultar difícil en algunas ciudades debido a su diseño. No obstante, afirman que es necesario identificar todas las opciones y combinar la plantación de árboles, por ejemplo, con la implantación de tejados verdes y otras alternativas que reduzcan la temperatura.

Pruebas que demuestran beneficios 

Cada vez hay más pruebas de que los espacios verdes urbanos son buenos para la salud. Ya un estudio demostró que vivir junto a un parque urbano reduce significativamente el riesgo de ictus. Además, un simple paseo de una hora por la naturaleza puede reducir el estrés.

Los distintos beneficios que podría tener una ciudad al tener zonas verde
Beneficios de una ciudad verde. Imagen: ISGlobal

“El efecto refrescante de los árboles y las ciudades más verdes tiene muchos beneficios para la salud, como una mayor esperanza de vida, menos problemas de salud mental y un mejor funcionamiento cognitivo”, enumera Lungman. Por tanto, según los investigadores, debemos tener muy en cuenta estos resultados.

La investigadora Kristie Ebi, que no participó en el estudio, también está de acuerdo. “Básicamente, todas las muertes relacionadas con el calor son evitables; nadie tiene por qué morir de calor”, afirma. “Los responsables políticos y las comunidades locales deben elaborar y aplicar mejores planes de acción contra el calor para que las ciudades sean más resistentes al clima. Las herramientas y directrices están disponibles. Ahora es el momento de empezar”.

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