Investigadores logran restablecer memoria perdida en ratones

Es posible establecer la memoria perdida, al menos en ratones

Sugiere provisionalmente que también puede ser posible volver a hacer accesibles los recuerdos de las personas con Alzheimer de inicio precoz.

Sabemos que la falta de sueño es perjudicial para la memoria. Cuando uno está cansado, a veces no recuerda ciertos nombres o acontecimientos, aunque los acabe de leer. Sin embargo, una cuestión acuciante es si esta información se ha borrado realmente de la memoria o si sigue almacenada en algún lugar, pero ya no es fácilmente accesible. Un nuevo estudio demuestra ahora no solo que esto último es así, sino que estos recuerdos “perdidos” pueden recuperarse con un fármaco utilizado habitualmente en humanos para tratar el asma. Y eso, con el tiempo, puede ser una bendición para las personas que sufren problemas de memoria.

La relación entre la falta de sueño y los problemas de memoria

El neurocientífico Robbert Havekes, lleva mucho tiempo investigando cómo afecta a la memoria la privación de sueño. “En trabajos anteriores hemos demostrado que el funcionamiento del cerebro se ve afectado negativamente por la privación de sueño”, afirma en una entrevista. “En particular, los procesos de memoria se resienten. Con el tiempo, conseguimos que ciertos procesos de la memoria fueran resistentes a la privación de sueño. En el nuevo estudio, decidimos estudiar el origen de la amnesia debida a la privación de sueño. Queríamos saber si había pérdida de información o solo un problema con el proceso de memoria”.

Experimento

Para estudiarlo, los investigadores realizaron experimentos con ratones. En primer lugar, se sometió a ratones modificados genéticamente a una tarea de aprendizaje espacial, en la que tenían que recordar la ubicación de distintos objetos. Se mantuvo despiertos a la mitad de los ratones durante varias horas después del entrenamiento. Días después, tuvieron que volver a hacer el mismo experimento, pero esta vez uno de los objetos se había movido. Sin embargo, los ratones que habían permanecido despiertos durante varias horas después del entrenamiento no se dieron cuenta de ello, lo que sugiere que no podían recordar la posición original. Pero cuando los investigadores activaron ciertas neuronas del hipocampo (una zona del cerebro que almacena información espacial y conocimientos fácticos) utilizando luz, se comprobó que el recuerdo seguía presente. “Esto significa que la información estaba almacenada, pero no podía recuperarse sin la estimulación”, concluye Havekes. En resumen, la información no parecía borrarse, sino que seguía almacenada en un rincón lejano del cerebro del ratón. Posteriormente, la experiencia específica almacenada en las neuronas podía recuperarse iluminándolas con luz láser. Sin embargo, este método no puede aplicarse uno a uno en los seres humanos.

Medicamento roflumilast

Para evitarlo, Havekes y sus colegas recurrieron al roflumilast, un medicamento empleado por pacientes con asma y EPOC. “Sabíamos por nuestros trabajos anteriores qué mecanismos moleculares del cerebro privado de sueño se ven afectados”, explica Havekes. “En concreto, la privación de sueño provoca un aumento de la actividad de una familia denominada fosfodiesterasas. Estas enzimas descomponen el neurotransmisor AMPc, que es precisamente lo importante para los procesos de aprendizaje y memoria. Gracias a la investigación sobre el asma, supimos que se emplean varios fármacos para suprimir la actividad de la fosfodiesterasa, entre ellos el roflumilast. Dado que el roflumilast no tiene efectos secundarios desagradables, estudiamos si podíamos usarlo para favorecer los procesos de memoria durante un periodo de privación del sueño. Además, queríamos investigar si podíamos administrar roflumilast a posteriori para reparar retroactivamente el impacto negativo de la privación del sueño en la información ya almacenada que no se puede recuperar correctamente.”

Experimento en ratones

Los investigadores volvieron a realizar experimentos con ratones. “Cuando dimos a los ratones que habían sido entrenados durante la privación del sueño una dosis de roflumilast justo antes de la segunda prueba, efectivamente podían recordar la posición original de los objetos, igual que cuando las neuronas eran estimuladas directamente con luz”, dijo Havekes.

Recuerdos perdidos

Se trata de un descubrimiento muy interesante. En concreto, implica que los recuerdos que se creían “perdidos” pueden seguir existiendo en un estado inaccesible y recuperarse artificialmente. “Conceptualmente, esto es muy importante”, argumenta Havekes. “Estudios anteriores sobre problemas cognitivos (como en las primeras fases del Alzheimer) han sugerido que la información en el cerebro parece seguir presente, pero que también en este caso el proceso de memoria está deteriorado. En nuestros últimos trabajos, hemos demostrado cómo restaurar este proceso de memoria. Y dado que el roflumilast ya se puede utilizar en humanos, esto abre la vía a estudios para hacer que los recuerdos “perdidos” en humanos vuelvan a ser accesibles.”

Podría funcionar contra el alzheimer

El descubrimiento de que en el cerebro hay más información de la que se pensaba y de que se puede acceder a estos recuerdos “ocultos” (al menos en ratones) sugiere todo tipo de posibilidades fascinantes. “Podría ser factible potenciar la accesibilidad de la memoria en personas con problemas de memoria relacionados con la edad, o en personas con enfermedad de Alzheimer en fase inicial”, opina Havekes. “Quizá podríamos reactivar recuerdos específicos y hacerlos accesibles de forma permanente, algo que ya ha tenido éxito en ratones”. En los seres humanos, cuando se estimulan las neuronas con roflumilast al revivir un recuerdo, esta información puede almacenarse con más fuerza en el cerebro. “De momento, todo esto no dejan de ser especulaciones; el tiempo dirá si realmente puede hacerse”, dijo Havekes.

Aunque prometedor, aún queda mucho camino por recorrer. “Por ejemplo, aún no sabemos con certeza si el método descrito funciona también para otras formas de amnesia, como en el Alzheimer de inicio temprano”, señala el investigador. “Habrá que investigar mucho más antes de dar el paso a los estudios en humanos. Como hemos utilizado rolfumilast (un fármaco aprobado para humanos), el paso a las pruebas con humanos ya es un poco menos grande. Además, queremos trazar a nivel molecular la diferencia entre los recuerdos que se pueden recuperar fácilmente y los que no. Esto nos ayudará a desarrollar métodos aún mejores para apoyar procesos de memoria específicos”.

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